[ Mini Historia ] ♖2

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"El plan secreto"

Peeta está más que enojado

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Peeta está más que enojado.

Está realmente furioso

Su mano se posa en el brazo de Ezra y me asusta la fuerza con la que lo aprieta. Ezra mira a su padre asustado, como si el hecho de haberse ofrecido como tributo a cambio de Peeta fuera algo que alguien hace todos los días. Haymitch le pide que lo suelte, pero Peeta parece no tener intenciones de hacerlo, sino que lo jala con fuerza e ignorando las peticiones de Haymitch y los murmullos de la multitud, entra al edificio de justicia con nuestro hijo a rastras.

Miro a Gale y éste asiente haciéndome saber que se hará cargo de Emily mientras encuentro la manera de resolver el asunto. Él camina hacia Katniss y Lily conforme yo subo a la tarima para seguir los escandalosos gritos de Peeta hasta una de las habitaciones del edificio de justicia.

Abro la puerta y lo primero que logro ver es a Peeta gritándole a Ezra a la cara mientras Haymitch intenta interponerse. Me horrorizo porque jamás he visto a Peeta así de enojado, con el cuerpo tenso y gritando cosas sin sentido. Me acerco, poniendo mis manos sobre sus hombros

—Basta, ya basta

— ¡¿Cómo pudiste?! —le grita. Ezra se esconde detrás de Haymitch— ¡No tenías que haberte ofrecido por mí!

—No quería que volvieras a los juegos

— ¡Tú no tenías por qué decidir a costa mía! —Debo contenerlo por los hombros antes de que se abalance a Haymitch para poder llegar a Ezra—Eres un tonto

—Cálmate, hombre. El chico sólo quería protegerte

—No te metas en esto, Haymitch

Peeta se suelta de mi agarre, se despeina el cabello e incluso aprieta los puños un par de veces antes de tocarse el cabello de nuevo. Ezra está de pie en una esquina de la habitación, con las gafas sobre el puente de la nariz y las mangas de su suéter yendo un poco más allá de sus manos. Es un chico adorable y es horrible pensar que un chico como él tiene que ir a un vasallaje

—Sé que estás molesto—dice Ezra—Pero yo sólo quería ayudar

—No ayudaste en nada, maldita sea, lo empeoraste

—Papá...

—No, cállate, no quiero oír ni una palabra mas

Aun así, Ezra camina hacia su padre, nervioso

—Es sólo que pensé... que tu no podías ir a los juegos, volver ahí, porque Emily aun es pequeña y te necesita—Ezra baja la mirada. Peeta bufa

—Esa decisión estaba en Haymitch, no en ti. Eres un niño, no sabes nada

—He estado preparándome—dice nervioso mientras se acomoda las gafas—Leí varios libros sobre supervivencia e incluso...

—Un par de libros no te servirán de nada allá dentro—responde con los puños apretados—Serás al primero que maten, eso tenlo por seguro

Logro ver la decepción en la cara de mi hijo mayor a causa de las palabras de su padre. Sé que Ezra es muy inteligente y que puede lograr cosas extraordinarias, pero no puedo verlo en los juegos y esperar a que gane o que muera

— ¿Por qué no puedes confiar en mí? —le pregunta, dolido—Mi padrino confía en mí, ¿Por qué tú no puedes hacer lo mismo?

Mi mirada va a parar hacia Haymitch que sólo nos observa con las manos metidas en los bolsillos. Sé que esos dos han pactado algo que Peeta y yo desconocemos porque, ¿Cómo es que Ezra pudo adelantarse a ofrecerse como voluntario antes que el mismo Haymitch? Dio su promesa de ofrecerse como tributo a cambio de Peeta o Ezra y ahora es todo lo contrario.

Peeta intenta acercársele, pero yo lo detengo haciéndole ver que no es una buena idea. Él me manda una mala mirada para luego hacer lo mismo con Haymitch y Ezra

—Eres un idiota—Dice, para luego salir de la habitación con un portazo




Los ojos de Ezra se cristalizan, por lo que Haymitch opta por colocar una de sus manos en su hombro dándole su apoyo

—Está bien, hijo, él sólo tiene muchas emociones

—Yo sólo quería protegerlo...

Me acerco, acariciando su cabello haciendo que sus grandes y bellos ojos azules se posen en los míos. No quiero verlo en los juegos, pero ya no hay nada que yo pueda hacer al respecto. Una lágrima se escapa de mis ojos. Ezra la limpia

—Lo lamento, mamá

—Está bien, cariño, yo confío en ti—Él me sonríe—Venga, vamos a casa

El camino de vuelta a la aldea de los vencedores es callado, es decir malditamente callado. Peeta ha cogido a Emily en brazos y se ha dispuesto a caminar hasta casa sin decir palabra, dejándonos a Ezra y a mí detrás junto a Haymitch. Emily se queja porque quiere que yo la sostenga, Peeta la regaña diciéndole que no, lo que la hace llorar a todo pulmón. Al llegar a casa Peeta deja a Emily en el sofá, camina hacia la cocina y le grita a Ezra que se encierre en su habitación hasta que él le ordene bajar; Ezra lo hace sin rechistar, básicamente porque no tiene nada que hacer luego de que Peeta cancelara la cena. Haymitch sale de la casa llevándose a Emily pues sabe que ahora que estamos solos debemos hablar seriamente

—Peeta...

—No, Perrie, déjalo—dice, apoyándose contra la encimera de la cocina

—No voy a dejarlo, lo sabes. La manera en la que le hablaste a Ezra...

—Lo tenía merecido

—Él sólo quería protegerte

— ¡Nunca le pedí que lo hiciera! —responde, sin importarle que pueda oírnos—No tenía derecho de hacerlo

—Bien, de acuerdo. Sólo... ¿Podrías confiar más en él?

— ¿Cómo podría? No irá a dar un paseo a la pradera, irá a pelear por su vida

— ¿Crees que no lo sé? —le digo, siendo traicionada por las lágrimas, Los ojos de Peeta se agrandan al ver que he comenzado a llorar— ¿Crees que es muy fácil para mi saber que mi hijo se ha ofrecido para ir a los juegos? Confiemos en él, Peeta, somos sus padres, tenemos que hacerlo

Los brazos de Peeta me envuelven con fuerza refugiándome en su cálido pecho. Sus labios se posan en mi frente mientras suspira

—Lo lamento, yo... estoy muy asustado. No quería que nuestro hijo se viera involucrado en algo como esto.

Escucho sus sollozos que se mezclan con los míos; él mejor que nadie sabe lo que es estar en los juegos, pelear por tu vida a costa de la de los demás y todas las consecuencias que eso deja. Peeta sorbe la nariz

—Él no quiso entrenar conmigo ni una sola vez, ¿Cómo se supone que él...?

—Matar a personas inocentes te cuesta todo lo que eres—Le recuerdo aquello que él me ha dicho cientos de veces—Ezra no quiere ser parte de este sistema, Peeta

—Lo sé

Peeta me besa con dulzura antes de separarse y acariciar mi cabello. Escuchamos la puerta abrirse, dejando ver a Haymitch regresando a nuestra casa con Emily, que sostiene una piruleta de chocolate. Peeta se limpia las lágrimas

—Iré a hablar con él

—Claro

Se despide de mi con un beso para luego dirigirse escaleras arriba. Haymitch me mira, deja a Emily en el sofá e intenta escapar de mi

—No tan rápido, Haymitch—le digo, molesta—Tu y yo tenemos que hablar

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