¿Decisión?

7.4K 1.1K 59
                                    

13. ¿Decisión?

—¿Qué?

—Escapémonos por hoy y vayamos a la tierra, comamos unos tacos y luego al cine, sólo nosotros tres.

Star lo dudó, había un ruedo de Guerricornios esperándolos afuera.

—Oh, vamos, Star-Ship

Tom se lo pidió como si fuese ella la aburrida damisela que respetaba todas las reglas al pie de la letra y para su profundo terror, se encontró con que sí, alrededor de todo ese cortejo, ella era quien había puesto la correa a sus dos amigos, poniéndolos en cinta apenas pensaran en saltarse un solo paso. ¿En serio se había convertido en lo que más odiaba?

Tom y Marco la miraron con ojos expectantes, listos para que les dijeran "no".

—¡Le diré a PonyHead que nos cubra!—Resolvió, ambos chicos vitorearon su respuesta antes de que Marco abriera un portal con sus tijeras, directo a la tierra.

Pasaron una buena tarde ese día. Star le mostró a Tom como comer tacos con azúcar, y Tom lo corrigió diciéndole que lo más cercano que un taco debería tener de aderezo es el guacamole picante. Vieron una repetición de Mackie Hand 3 en el cine local en donde Star se quedó dormida, y no regresaron hasta el anochecer cuando ya el ruedo había terminado.

Moon y Wrathmelior les esperaban, enfadadas para regañarlos en el palacio. Dave y River no dijeron nada, sus solemnes caras de padres responsables siendo una completa fachada para las caras divertidas y las mofas que hacían cuando sus esposas les daban las espaldas, para no hacerlos sentir tan mal con los regaños.

A pesar de todo, no fueron castigados. El día siguiente sería el día de la "Última Gran Decisión Real Intercambiable", una ceremonia llena de pompa y brillo que Marco ya empezaba a repudiar. Debían prepararse temprano, así que después de una hora de cuchicheo en la habitación de Star, fueron invitados con total amabilidad para irse a la cama.

—Antes, —Star palmeó para hacer llamar a dos sirvientes. —No te dimos los regalos de cortejo de hoy.

—Ow, —Marco rodó los ojos, ya harto de la incansable pila de regalos que cubría su habitación. Al principio había sido halagador, pero luego de 28 días recibiendo los mismos regalos aburridos recomendados a Star y Tom por la corte, era sinceramente agotador. Se suponía que, además de los eventos, el cortejo constaba de 30 regalos, uno para cada día del mes, ese sería el regalo número 29.

—No pongas esa cara, Díaz. —Tom le regañó. —Esta vez es de parte de los dos.

Los dos sirvientes arrastraron una gran caja hasta el centro de la habitación. Ante las palabras de Tom, Star se posicionó lista para desatar el lazo que abriría la caja con una gran sonrisa de excitación.

—¿Listo?

—Como sea. —Masculló, con voz nasal.

Ni Star ni Tom se desanimaron por su desinterés, la princesa dio un giro de ballet y desató el nudo dejando caer las paredes para dejar entrever el regalo.

—Eso es..es...

—Yup.

—Ajá.

—¿Una Scooter? ¿De verdad me están regalando una Scooter? ¡Y es roja, es preciosa!— No pudo evitar abrazarla contra su pecho, era pequeña y de un brillante color rojo sangre, la adoraba.—¡Ustedes son lo mejor que me ha pasado en mi vida!

—La idea fue de Star. —Tom señaló, en un intento por quitarse la vergüenza cuando Marco los abrazó a ambos en agradecimiento. —Yo sólo sugerí el color.

—Fue de ambos. —Star lo codeó. —Pensamos que sería una buena disculpa después de hacerte pasar por tanto. Además, recordé cuanto amabas tu bici allá en la tierra.

—De verdad, es demasiado, chicos.

—No, no lo es. —Star apretó más fuerte el abrazo.

—Te lo mereces. —Tom le palmeó la espalada.— Además, después de mañana, serás el prometido de alguno de los dos, debes tener algo de consuelo.

—Chicos... sobre eso...

—Elige a quien quieras. —Lo silenciaron. — Seguirás siendo nuestro amigo, sin importar a quien elijas.

Y lo volvieron abrazar, conscientes que al día siguiente, su relación cambiaría para siempre.

Rosas en llamasWhere stories live. Discover now