Huida

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6. Huida.

—Así es, ¡yo!

Entre una nube de oscuro humo violeta, una voz femenina cantó, era una demonia de tres ojos al igual que Tom, de dulce rostro pícaro enmarcado por cuernos de toro y ondulado cabello rosa.

—Mi hermana mayor, Sarah.

—Oh, vamos, pequeño Tommy, pareciera que no me quisieras.

Sarah no parecía manejar el fuego, al contrario que Tom, el humo que expulsaba de sus extremidades la elevaba con gracilidad por el aire.

—¿Quién querría a una sucia rata como tú?—Escupió el menor, Sarah rió con grandes dientes afilados.—¿Estuviste escuchando todo el tiempo, no es así?

—Upsi. —Con todo y su expresión de tontuela, ella lo confirmó al mismo tiempo que descendía al piso, avanzando hasta Marco al taconear con sus zapatos altos.

—Pero mira, que hermoso humano. — La larga sonrisa de Sarah se extendió, sus manos frías tomaron las mejillas de Marco para estrujarlas entre sí. —¡Tan blando, es taaan lindo!

—Sarah, basta.

—Oh, que aguafiestas. Bueno ¿Quieres mi ayuda? ¡Quiero sólo algo! Y tú tienes ese algo...

—No.

—Oh, vamos, ¿ni por la vida de tu apetitoso humano?

—¡No te acerques a Marco!—La respuesta fue un Tom y una Star crispados, Sarah volvió a sonreír.

—¿Entonces? Vamos, Tom, tu carroza por dos meses. Ni un día más, ni un día menos.

—Tienes prohibido salir del palacio.

—"Tingi prihibidi salir dil pilicio" —Imitó con hastío. En ese momento fue cuando Marco supo que tanto en el inframundo como en la tierra, las relaciones de hermanos no variaban mucho. —¿Quién eres? ¿Mamá?—Algo de humo salió de sus fosas nasales al bufar.—¿Quieres la llave o no?

Una pequeña llave color ónix se arremolinó en humo al aparecer entre ambos hermanos, ofreciéndose con descaro.

—Tómala. —Marco le sugirió cuando Tom no movió un musculo por reclamar bajo su poder la llave. —Mi pellejo depende de esto.

—Bien. —Masculló. —Si le haces una abolladura, pasarás los próximos mil años regenerándote en el limbo.

Odiaba como ella siempre se salía con la suya.

Rosas en llamasOnde histórias criam vida. Descubra agora