✨ 42 ✨

1.5K 111 10
                                    

Lunes 26 de Marzo, 2017

Candelaria's POV:

Había pasado un mes y ya me encontraba en marzo, mañana me voy a Europa. En este momento estoy en un consultorio médico, bastantes cosas habían empeorado, como mi cansancio y se le sumó pérdida del pelo y peso, las manchas en mis manos tornaban a un pálido o sino violeta. Y mi cara también tenía manchas, generalmente son rojas, pero eso es algo que puedo solucionar con maquillaje. Así que ahora me encuentro esperando los resultados de mis estudios.

Mi relación enserio va para la mierda, cuando salga de acá, Sebastián y yo vamos a "hablar". Nuestro entorno está más que bien y me refiero a mi relación con su familia y él con la mía, aunque sea a distancia. La amistad y el amor que nuestras familias se tienen hace años no va a cambiar, pero entre nosotros si pueden cambiar.

–Galliano

Llamó el doctor. Así que me levanté del asiento y caminé una corta distancia por el pasillo. Decidí venir sola, primero porque Sebastián está entrenando o al menos eso dice él y Pilar está ocupada supervisando la toma de nuevas empleadas. El doctor me sonrió y le devolví la sonrisa, él se hizo a un lado y entré al consultorio.

–Buenas tardes Candelaria, toma asiento por favor

–Buenas tardes

Respondí y seguido de esto le hice caso tomando asiento en la silla enfrente del escritorio, el rodeó éste y se sentó en la silla detrás del escritorio. Sobre él hay una carpeta con mi apellido y nombre. Suspiré.

–Bueno ¿Cómo te estuviste sintiendo estos días?

–Siento que empeoro un poco más cada día –confesé– Imagínese como me siento, veo que se me cae el pelo, mis pies y manos tienen un color raro, mis piernas se hinchan e incluso al rededor de mis ojos

El doctor reprimió sus labios y asintió, entendiéndome.

–Si, te entiendo perfectamente Candelaria –hizo una pausa y abrió la carpeta– Bueno, realizamos varias pruebas, vos lo sabes más que nadie –asentí– Tuvimos muchas idas y vueltas estas dos ultimas semanas junto al Reumatólogo, ya que tus síntomas y la clase de patología que tenes, comúnmente se confunde con otras pero finalmente pudimos descifrar que es

–Solo espero que lo que tenga no me lleve a la muerte –hablé sin pensar

–Tenes Lupus eritematoso sistémico –largó– Y es causada por tu mismo sistema inmunológico... puede afectar las articulaciones, la piel, los riñones, los glóbulos, el cerebro, el corazón y los pulmones –hizo una pausa– A esto se debe la artritis que presentas

–¿Hay cura para esto? –hice esa pregunta importante–

–No –respondió y sentí como un puñal en el corazón– Pero se trabaja con medicamentos para controlar las erupciones de la piel y reducir posibles inflamaciones en tus órganos, así que vamos a hacer eso y vamos a implementar cambios en tu dieta e incluso tu protección solar

–¿Va a afectar mucho a mi trabajo? –pregunté

suspiró– Vas a tener que estar relajada, sé que en tu trabajo no realizas esfuerzos... me refiero a levantar cosas pesadas pero el hecho de estar a cargo de muchas personas, te afecta –hizo una pausa– Yo diría que te tomes al menos un mes

–Pero mañana me voy a Londres –conté– Y hasta agosto más o menos voy a estar por Europa –hice una pausa– si es que no decido quedarme allá..

–Bueno, tomate un mes allá y después de un mes, a partir de hoy... continuas con tu trabajo

–Está bien –respondí

–Bueno, ahora te voy a escribir la receta de los medicamentos y cómo vas a tener que continuar, te voy a entregar la carpeta con tu historial médico, por si te sucede algo mientras estás de viaje y algún otro médico necesita saberlo

Asentí y él comenzó a preparar todo lo que había mencionado. Fijé mi vista en un punto fijo, en el cual empezaba a perderme. Nunca en mi vida hubiera pensado que llegaría a enfermarme de esta manera, pero es un nuevo reto.

Ya estando en casa me encontraba frente al espejo, solamente en ropa interior y podía visualizar algunas manchas en mi cuerpo, también que mis huesos se iban notando de a poco. Leí en internet que el Lupus puede traerme anorexia, pero espero no llegar a ese punto.

–Cande ¿Estás acá?

Escuché la voz de Sebastián del otro lado. Me miré en el espejo y busqué el vestido de algodón que tenía puesto para andar entre casa.

–Si, estoy acá Sebas –respondí– Espérame abajo que ya voy

–Está bien

Recibí como respuesta. Maquillé rápidamente mi cara y aunque es raro decirlo, pero también lo hice con mis dedos. Él nunca se dio cuenta de las erupciones de mi cuerpo, cada vez que tuvimos relaciones en este último mes, tuvimos las luces apagadas. Pero el como novio tampoco me preguntaba qué es lo que me pasaba. Tenía que aguantarme no romper en llanto por el dolor muscular que presentaba o por la artritis.Pero lo que más me duele es que el no esté prestándome atención, sabiendo que no la estoy pasando bien.

–Bueno.. –dije sentándome frente a él– Acá estoy

suspiró– ¿Qué nos pasó?

Gracias por preguntar cómo me fue.

–No sé, pregúntatelo a vos mismo –dije cruzando mis piernas–

–Lo que te voy a decir es... –tomó aire– Perdón

Mordí mi mejilla, ya sabía lo que iba a decir.

–Apareció alguien más ¿no? –pregunté y él me miró sin decir nada– Tú silencio me lo afirma –reí levemente–

–Candelaria, te juro que yo lo que menos quiero es lastimarte

Reí irónicamente y negué.

–¿No te parece un poco tarde? –pregunté– No, si yo tenía razón –hice una pausa– Ustedes son todos unos gatos ¿Qué mierda te pasó Sebastián? Nunca pensé que justo vos te ibas a hacer el típico jugador que tiene una relación toda color de rosa pero a la vez caga a su novia con el maldito gato –dije con bronca– ¿Qué te hice yo? –pregunté con los ojos ya cargados con lágrimas– Yo solamente vine con las esperanzas de no Volverte a ver, pero te apareciste de nuevo en mi vida y quise seguirla a tu lado pero parece que ni eso tuviste en cuenta

Hice una pausa y vi como él ya se sentía incómodo e incluso, está por llorar como yo.

–Hace más de un mes que la vengo pasando como el orto y vos ni cabida me pasabas, cuando yo lo único que quería era que me cuidaras vos –hice una pausa y sequé mis lágrimas– Pero ya no importa y tampoco te importa, te dejo el pase libre para irte con Vanesa –susurré– Yo me voy a ir mañana y no voy a volver más, así que te deseo toda la suerte del mundo Sebastián y que no te quede ninguna duda de que el amor que siento por vos, siguió intacto desde que me fui de acá hace quince años –hice una pausa– pero ya no va a estar

Volverte a ver • Sebastián Driussi •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora