Volverte a ver • Sebastián Driussi •

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Candelaria's POV:

Ya hace tres días estamos en Buenos Aires. Mi departamento se encuentra en comienzo de remodelación, por ende aún no pude acomodar bien mis demás cosas que llegaron ayer desde Londres. Estoy en el hotel Faena hasta que termine la remodelación en cinco días.

Gabriela nos fue de mucha ayuda, con el tema de los departamentos, papeleo de residencia y sobre todo, los autos. Papá movió a mucha gente y logró conseguirme un Ferrari 458. Gabi también nos invitó a un evento benéfico que organiza la Fundación River que es el próximo Jueves, Hannah, Travis, Pilar y Patrick, aceptaron inmediatamente, yo... dude un poco, porque es obvio que los jugadores van a estar ahí y si ellos están, Sebastián va a estar ahí, pero acepte igual porque me acordé de las palabras que me dijo papá "Lo vas a ver, quieras o no" así que bueno, en una semana probablemente vea a Sebastián.

Aproveché estando acá para ver el lugar en donde se va a realizar el desfile, el Faena Arts Center. La verdad que me quedé sorprendida al ver lo inmenso y hermoso que es ese lugar.







Me enteré no éramos los únicos que íbamos a realizar un show de moda en el lugar, sino que el diseñador Ricky Sarkany también había hecho uno en la semana de la moda de Buenos Aires en 2013. Pero ya pasaron tres años de eso y traemos modelos internacionales y ropa, accesorios y zapatos diseñados en Europa, nada que ver a Sarkany.

Son las seis de la tarde y supongo que ya va a llegar la hora en la que tengo que ir a ver el departamento, es más como una supervisión según me dijo Gabi que tengo que hacer. Salí de mi habitación no sin antes agarrar las llaves del auto, billetera y mi celular, me miré al espejo por última vez y salí de ahí.

Hoy a la mañana hable con mis papás, mamá va a llegar este fin de semana para realizar las pruebas de modelaje. El Faena Arts center ya está reservado para nosotros durante las próximas tres semanas a partir de este fin de semana. Por lo que hablamos ambas, hacen falta más modelos infantes que para la línea de mujeres y hombres.

Al llegar al lobby saludé amablemente a cada empleado que se me cruzaba, no soy la típica diva que se olvida de dónde salió e ignora a los que no están en tu misma posición. Salí al estacionamiento y saludé a quienes me saludaban, llegué al auto, le quité la alarma y me subí, prendiendo el estéreo, escuchando "Ya me enteré" versión urbana de Reik y Nicky Jam, emprendí mi viaje hacia Ramos.

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Después de treinta minutos en auto, Candelaria llegó a su destino seis de la tarde con veintiocho minutos, dos minutos antes de lo esperado, los de seguridad la dejaron pasar porque ya reconocían su auto. Estacionó el Ferrari al lado de un Audi, color blanco. Apagó el estéreo y el motor, salió y puso la alarma. Pero no entró al edificio sin antes contemplar el Audi que estaba estacionado al lado de su auto.

Mientras entraba al edificio, se preguntaba de quién podía ser ese auto. Al pararse en frente de las puertas metálicas, visualizó los numeritos que marcaban en que piso estaban los ascensores, uno marcaba que estaba bajando desde el décimo primer piso, hacia el hall, el otro ascensor estaba en el segundo piso, así que apretó el botón de ese ascensor y en cuestión de segundos el ascensor estaba en el hall, ella subió a la caja metálica y marcó el número once.

Mientras que las puertas del ascensor en donde estaba Candelaria se cerraban, las puertas del segundo ascensor se abrían y Sebastián salía de éste. Caminó hasta la puerta del hall y salió del edificio y se quedó enamorado del auto que estaba al lado del suyo, un Ferrari 458, color rojo.

Se hizo la misma pregunta que Candelaria hace unos minutos atrás ¿De quién sería esa belleza? Pensó que seguramente se trataba de alguna visita.

Unos cuantos metros más arriba, Candelaria miraba la cantidad de pintura color beige que estaba quedando en las paredes de la sala, en la cocina un color lila y en su pieza un rosa pálido. Ella estaba muy satisfecha de cómo iba quedando el departamento. Recordó a la chica de pelo mal teñido que conoció su primer día en Ramos y también recordó las palabras de Jerónimo el encargado "La señorita Candelaria va a estar en el departamento del frente".

Salió de su departamento y visualizó la puerta blanca que estaba enfrente de la suya. Candelaria es una chica sociable así que no dudó ni dos segundos y fue a tocar el timbre. Solamente tuvo que esperar unos ocho segundos para que se abra la puerta, pero no vio a nadie a su altura.

–Hola

Escuchó una vocecita y eso hizo que Candelaria bajará la vista, encontrándose con una nena, la misma que estaba con "Ana" ese mismo día. Piel aceituna, ojos color verde, pelo castaño medio claro y unas largas pestañas.

–Hola... –trató de recordar el nombre de la nena– Clarita

–Clara ¿Quién es? –se escuchó la voz de Ana desde adentro y a los segundos sus pasos se acercaban– Sebas boludo, pas... –se calló al ver a Candelaria– Hola cande

–Hola Ana... pasaba a saludar –sonrió– Vine a ver cómo va a quedaba el departamento –señaló hacia atrás–

–Hoy dejaron la puerta abierta y vi el color beige –río– seguro está quedando lindo...¿Queres pasar? Estamos solas, mi novio se fue hace un ratito, vive en el piso de arriba

–Bueno, si no te molesto –respondió Candelaria–

–No no, veni pasa

Ana y Clara se hicieron a un lado y dejaron pasar a la chica de un metro setenta y cinco. Candelaria al pasar analizó el departamento, es un poco más chico que el suyo, pero parece ser cómodo y adecuado. Pero le pareció raro que el novio de ella no viva ahí, más si es el papá de la nena.

Las tres se sentaron en el sillón color negro qué hay en la sala. Cande miró el mueble en donde se encontraba el plasma y abajo de este habían numerosos cuadros de fotos, pero a chica de ojos azules le llamó la atención uno, donde estaba Ana con un chico más alto que ella, su cara se le hacía muy conocida, pero no sabía de dónde. Sin avisar, Candelaria se puso de pie y caminó hasta donde se encontraba el cuadro, tomó éste entre sus manos. Ana la miraba confundida.

–Ese es mi novio –explicó– Bah, mi prometido

–¿Cómo se llama? –preguntó Cande– Se me hace conocido

–Sebastián, Sebastián Driussi

Los ojos azules de Candelaria se abrieron grandemente y sin querer dejó caer él portarretratos sobre la alfombra y gracias a Dios que no se rompió. Sebastián, su Sebastián estaba comprometido, con su vecina y para el colmo vive en un piso más arriba que ella.