Cazadores de Razas. Capitulo 20

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Alejandra: Demetrius estas bien? – pregunto mientras me coloco a su altura

Demetrius: Todo bien preciosa, ahora si me disculpa necesito irme a secar para luego reparar el patio, y te lo pido no intervengas más – dicho esto se levanta como puede y sala de la habitación

Ya sola, vuelvo a dejar un suspiro para así dirigirme escaleras arribas, para de esta manera cambiarme y curar mis manos, pero en el camino me encuentro a un Mateo que no puede detener sus carcajadas y un Demetrius sulfatado por lo ocurrido, apenada subo las escaleras, tratando en lo posible de que no me vean, para así llegar a mi cuarto y encerrarme en esta. Ya adentro dejo escapar otro suspiro, y así dirigirme al baño donde tomo el botiquín de primeros auxilios para de esta manera empezar a curar y sacar la astillas de mis manos.

Pasada una hora, termino con las curas para así salir del baño y dirigirme al closet, de donde saco una pijama, algo cómoda pero a la vez abrigaba, listo aquello me asomo por la ventana, y veo como Demetrius se le está complicado la tarea de acomodar mi desastre, por lo que un sentimiento de culpa me carcome, por lo que vuelvo a correr a cortina y decidida a enmendar mi desastre, quito el seguro de la puerta para así abrirla y salir de esta, no obstante, el perfecto cuerpo de Mat me obstaculiza mi salida, tímida subo mi mirada hasta llegar a esos ojos color miel, quien me mira divertido

Mateo: Y bien, que fue lo que sucedió mi pequeña? – pregunta cruzado de brazos, yo solo me limito a mirarlo, porque mi torpeza y poca destreza me hace meter en esto dilemas

Alejandra: Yo solo estaba entrenando un poquito, y pues si se me pasó la mano, pero de veras no fui con intención – hablo lo más pausado y niña que se me permite en ese momento

Mateo: Para la próxima no se te valla olvidar llamarme para poderme reír con más gusto, mi Alepron – sus carcajadas inunda mis oídos y yo no puedo evitar unirme a aquella hermosa melodía

Alejandra: Lo tomare en cuenta, ahora ayúdame, necesito enmendar mi desastre – lo tomo por la mano para así salir de aquella habitación rumbo al patio

Mateo: No crees que ayudaste bastan mi pequeña? además no quiero terminar en llamas – pronuncia con aquel toque burlesco que en estos momento no son muy necesarios, pero ni loca peleare con la persona que me ayudara

Alejandra: No terminaras en vuelto en llamas, solo necesito que saques a Demetrius de allí para así yo poder hacer mi magia – al terminar deja escapar un suspiro, a lo cual tomo como respuesta positiva

Luego de bajar las escaleras y llegar al patio, le hago señal a Mat para que inicie la distracción, el cual va sin chistear y comienza una conversación con el pobre al cual le destruí una parte de su casa. Uno, dos, hasta tres minutos pasan y nada que se van y yo ya mi empiezo a desesperar, pero para mi suerte ambos se retiran dejándome a mí la oportunidad de que no todo lo que toco lo destruyo.

Al ya estar afuera, respiro hondo y comienzo a recordar un pequeño hechizo que había leído en unos de los enormes libros que Mat me trajo para aprender un poco más, ya segura de lo que iba hacer, respiro hondo y para después pronunciar las palabras para así empezar a ver como las cosas que estaban hechas añicos o dañadas comenzaban a reacomodarse, pero nada es como lo pintan e inesperadamente un agujero se abre en el suelo, empeorando la situación.

Miro al cielo tratando de ahogar un grito de frustración, para así volver a intentar a hacer aquel hechizo, que para mí sorpresa todo comenzó a reacomodarse como en un principio, pero obviando el agujero en el suelo, ya cuando todo estaba ordenado, y el agujero cerrado, me enfoco en el árbol, el cual incendie hace nada y solo se podría apreciar un troco hecho nada.

Trilogia de RazasWhere stories live. Discover now