Mikoto sonrió con mucha calidez, ver a su hijo le daba una paz inigualable, siempre era atento con ella pese a todo lo que ha sucedido.

—Responderé a tu pregunta cuando entres, afuera está haciendo mucho viento y no quiero que te resfríes.

Itachi asintió y entró rápidamente. Mikoto le invitó a tomar asiento, mientras que ella se dirigió a la cocina y preparó un poco de chocolate caliente para su hijo. Fue hacia él extendiéndole la taza.

—Ten, bebe un poco. —Itachi lo aceptó haciendo que Mikoto sonría, poco después se sentó en el sofá de al frente.

—No debías molestarte, mamá. —Él se sentía en casa, definitivamente extrañaba los días en los que vivía con ella, pero, todo tuvo que arruinarse e inevitablemente sus caminos se separaron.

—Sabes que es tu favorito, no puedo dejar pasar la oportunidad de prepararte algo de chocolate caliente en un clima tan frío —mencionó su madre con voz dulce—. Anda, bebe un poco.

Itachi obedeció y tomó un sorbo, estaba delicioso, le recordaba tanto cuando años atrás era muy común recibir aquél tipo de detalle de su madre, sintió mucha nostalgia en ese momento.

—¿Cómo estás madre? —preguntó amablemente. Era una alegría verla, pero por dentro todavía sentía amargura tras lo sucedido con Sakura y su hermano. Trataba de aguantarse ese dolor y olvidar todo por un rato.

—He estado bien, cariño. Las cosas afortunadamente han estado tranquilas y eso es satisfactorio. —Posó sus brillantes ojos negros en Itachi, el cual bebía un poco más de chocolate—. ¿Cómo estás tú...? ¿Todo está bien?

Una corazonada, es lo que sentía Mikoto, sabia a la perfección que su hijo no tenía las cosas fáciles junto a Fugaku, aquél hombre era muy atosigante y demasiado frío.

—He estado bien. —Mintió. Regresó a verla con una sonrisa, no quería ser tan evidente al mentir con sus palabras. Itachi sabía que su madre sufría y él no quería darle más dolor del que había soportado todo ese tiempo.

Mikoto le devolvió la sonrisa, si algo era cierto, es que ella tenía destrozada el alma, su hijo menor la odiaba y eso era suficiente para que sienta un gran hueco en su corazón; agarró fuerzas de donde podía y se atrevió a hacerle la misma pregunta pese a que ya conocía la respuesta. Demasiado masoquista para su gusto.

—¿Sasuke sigue sin querer verme? —preguntó con nerviosismo. Llevó su mano a la nuca, siempre le ponía nerviosa el tener que escuchar esa respuesta.

Itachi desvió la mirada, haciendo que Mikoto cierre los ojos y de un gran suspiro, estaba lista para escucharlo.

—Sasuke no quiere verte aun... —Observó a su madre, ella había desviado la mirada y su expresión se consumía en dolor.

—A veces siento que nunca podrá perdonarme.

Una lágrima resbaló por su mejilla, su pequeño niño, aquél que llevo dentro de su vientre, quien lo acompañó en sus primeros pasos y en sus primeras palabras. 

Él la odiaba y su corazón de madre se rompía en mil pedazos.

Itachi se acercó a ella poniéndose en cuclillas, tomó la mano de su madre y le dio un suave apretón dándole fuerzas de esa manera.

—Sasuke aún es muy ingenuo, llegará el día en que se dé cuenta de cuan equivocado está. —Ella lo observó con sus cristalinos ojos, asintió levemente y lo abrazó con fuerza—. Él entenderá tu decisión una vez se digne a escucharte. Te perdonará, madre, lo prometo.

—Gracias cariño...

Este último se alejó un poco de ella y secó aquellas lágrimas con sus pulgares, debía distraerla un poco así que le comentaría sobre el cargo importante que ahora le pertenecía. De esa manera la alejaba un poco de aquél pesar que su alma arraigaba.

AL FINAL DEL CAMINO「SS」|PAUSADA|Where stories live. Discover now