Capítulo 18: Volviendo a la normalidad

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CAPÍTULO 18:

Cuando alguien se suicida, todos llegamos a pensar que el pensamiento que tuvo era el erróneo. Que era el que no debería de haber tenido nunca en su vida. Quizás es una forma un poco... dura de verlo, pero para explicar la manera en la que me sentí; supongo que es la mejor analogía para explicar todo esto. Porque cuando sentí la explosión y sentí que todo desaparecía... me alegre. Porque por un momento, sentí que estaba muerta.

No sentía, no padecía y era como si desconectara del mundo. No había problemas a mi alrededor que me molestaran. No había nada a lo que tuviera que hacerle frente. No había... nada; y por fin era feliz. Una felicidad que parecía que siempre me era negada. Una felicidad que luchaba por obtener y que siempre me quitaban. Ahora, por fin, todo eso se volvía una realidad. No tenía que luchar más por la felicidad, por el momento de poder sentirme bien. No tenía que hacer más nada. Simplemente, relajarme y nada más. No quería despertarme. Quería que todo eso acabara.

Sin embargo, Dios no quería que ese día llegara mi hora.

Asique, despierto y tengo que enfrentarme a la realidad, una realidad que apesta porque en el momento que vuelvo a respirar, descubro que he vuelto a ser castigada.

-Es posible que no vuelvas a caminar- esas habían sido las palabras exactas del doctor cuando no podía sentirme las piernas- Solo el tiempo lo dirá con ayuda de la rehabilitación.

Una rehabilitación que me quitaba la vida. Era inútil, mis piernas no respondían y la semana siguiente a que todo eso pasara, sentí que lo que únicamente me ayudaría sería el morirme en aquel momento.

El ayudante que tenía para volver a caminar se había dado por vencido y aquella mañana, ni siquiera aparecía:

-Se ve que hoy tendré que ser yo quien te de la rehabilitación...

Su voz me sorprende.

-Emily...

Desde la explosión, nos habíamos visto en contadas ocasiones. Al ser yo quien más daño había recibido, la mayor tiempo había estado en cuidados intensivos y las visitas habían sido de corta duración. Habíamos hablado poco en realidad y no de la manera en la que a mí me hubiera gustado hacerlo.

-¿Te sorprende?

Sonríe. EN su rostro, todavía las marcas de la explosión: una gran brecha en la cabeza y varios rasguños en su mejilla. Casi había sido un milagro que estuviera viva:

-Un poco- respondo- ¿Qué haces aquí?

-Al parecer, as jodido el ánimo de los doctores- responde en tono de broma.- ¿No quieres volver a andar?

-¿Para qué?- resoplo- Quizás así es mejor... Así no querrá el destino castigarme más, supongo- estoy enfadada y Emily lo nota, cuando pone la mano sobre mi rodilla y sonríe.- No intentes....

-¿Animarte?- me corta- No pretendía- responde- Más bien... Motivarte...

-¿Motivarme?- río- ¿Cómo?- resoplo con ironía.

-¿Recuerdas el...?- se ríe- El intento, vamos a llamarlo, de maquillaje que íbamos a hacer para nuestro contrato... ¿lo recuerdas?- asiento- Pues... hice un poco de maniobras y lo acabé con los arreglos que tú dijiste...

-¿Lo hiciste?- asiente- Increíble...

-Todo gracias a ti- responde- Y vamos a lanzarlo, dentro de dos semanas, en una fiesta donde tendrás que asistir...

-Puedo asistir en silla de ruedas...

-Como que asistirías de esa manera... Que te conozco yo...

Agacho mi cabeza, evitando su mirada por un momento:

Juego de Cartas //Emison// CompletaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora