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¿El día no puede continuar más rápido...?

Ese fue el pensamiento que persistió en la mente del castaño hasta que la campana volvió a sonar indicando el fin de clases. Vio nuevamente como los otros estudiantes salían corriendo del salón. Fue el último en entrar al pasillo abarrotado por el cuerpo estudiantil. Los estudiantes estaban en sus casilleros o conversando con sus amigos, mientras que otros se vieron obligados a solo caminar a alrededor.

Se detuvo frente a su casillero intentando poner sus libros dentro para ir a almorzar luego.

Como odiaba él esta parte del día... Era el momento en que los matones salían a jugar como depredadores en la noche, atacando a los débiles. La mayoría de las veces él era presa favorita de todos.

Se tomó su tiempo, fijándose en como los pasillos se iban escurriendo poco a poco.

Una mano se acercó cerrando la puerta de su casillero apenas pudo meter todas sus cosas. Se dio la vuelta mirando hacia arriba para ver a quien fuera esta vez el que lo molestaba; no se sorprendió al descubrir como aquella persona lo mirara con disgusto.

Lo chistoso era que antes habían sido mejores amigos, antes de que su familia se alejara del vecindario. Cuando la secundaria comenzó y volvieron a cruzar caminos, el castaño había considerado la posibilidad de reanudar su amistad con la más alta, pero ella ya había cambiado mucho desde la última vez que la había visto. Ya no era aquella persona dulce que había conocido antes, era el demonio en carne y hueso.

La inminente carcajada que atravesó los oídos del menor le hizo presionar los ojos por unos instantes.

- Hola JiMin ¿Cómo te trata la gordura hoy? -Se burló del castaño provocandolo con sus amigas a los lados. El menor no era más que una diversión, una odiada diversión.

Lo odiaba porque él siempre fue mejor que ella frente a sus ojos. Más lindo, más sexy, más dulce y más inteligente. Haciendo que todos los que estuvieran cerca de ambos lo prefirieran a él antes que a ella.

Siempre había estado bajo la sombra de JiMin, y estaba harta de eso, así que cuando su familia se alejó de la del menor, había vuelto para reinventarse a sí misma. Por eso era así.

Lo que hizo que ella lo odiara más fue el hecho de que el maestro aquel solo tuviera ojos para él; aunque el menor nunca supo nada de esto. Ella se dio cuenta de aquello y solo provocó que fuera aún más desdeñosa de él. Ella estaba sacando lo mejor de sí misma, pero sabía que tenía que hacer algo para que la humilde vida de JiMin se mantuviera miserable hasta que la escuela terminara y solo así entonces ella estaría satisfecha.

Una de las chicas de su grupo le entregó una botella de agua fría que no había sido abierto todavía sonriéndole maliciosamente, retorció la tapa antes de levantar la botella de agua fría por encima de su cabeza. Vació el contenido de la botella de agua sobre la longitud del cuerpo empapándolo de líquido frío por completo junto con su uniforme; siendo este último el más afectado.

El menor se sorprendió por el repentino cambio de temperatura.

JiMin no entendía el porqué lo odiaban tanto. Se dejó caer de rodillas, sentándose sobre el charco de agua que había en el suelo y lloró con lágrimas silenciosas. Aquella malvada ex mejor amiga se burló en la cara de él girándose sobre sus talones para alejarse de la escena del crimen con sus amigas tras ella. El menor quedó solo en el pasillo frente a su casillero envuelto en gruesas lagrimas y pequeños sollozos.

Odiaba ser así... Dejar que le hicieran daño, dejar que lo lastimaran. Él pensaba en que ellos podrían volver a ser mejores amigos hasta el final, pero todo resultó diferente a como lo planeaba.

The teacher【 YM 】Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt