18.

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--¡Hey commie!-- habló Tom a Tord llamando su atención y provocando que lo mirara.

Tord levantó la mirada de inmediato hacía un tiempo que no escuchaba esa voz dirigirse a él.


--¿Qué pasa?-- dijo el noruego haciendo un esfuerzo por no verse sorprendido.


--No puedo salir solo, así que me preguntaba si... ¿me podrías acompañar a comprar algunas cosas que necesito?-- preguntó Tom sonando desinteresado dando un bocado a su platillo, cuando realmente quería tener cerca al Alfa, algo estaba mal con su mente pensó, pues no podía sacarlo de su cabeza.


--Yo no creo poder Tom estoy algo ocupado-- mintió Tord, no estaba ocupado es más le encantaría poder acompañarlo pero no ahora, no cuando era su primer día de celo y tenía una erección gigantesca bajo los pantalones.

Ya no confiaba tener el control de su cuerpo, ni de sus instintos; que tal si el olor del Omega nublaba su juicio otra vez, no, no quería pasar por eso otra vez, no quería lastimar a quien ama.


--Mm bien-- respondió Tom igualmente desinteresado.


Le dolió creía que Tord no buscaba hacer las pases o que tal vez creía que estar con él a solas en el automóvil o la plaza a la que planeaba ir sería un momento incómodo por el que no quería verse involucrado.


--Yo podr...-- las palabras se detuvieron dentro de la boca de Matt quien estaba apunto de ofrecerse a hacerle compañía a Tom de no ser por un pequeño golpe en su pierna por parte de Edd bajo la mesa, indicándole que no.


Edd sabía lo que Tom quería lograr y era estar a solas con el noruego pero a la vez en público para confirmar si todo aquello que sentía no era simple confusión.


--Ya no, perdona Tom, olvidé que tenía que ayudar a Edd con el jardín-- dijo el pelinaranja.


--Descuida Matt ya será luego entonces-- dijo Tom.


El resto del almuerzo fue silencioso uno que otro comentario y algunas risas al finalizar los chicos se separon dentro de la casa cada uno a sus actividades.


Matt y Edd miraban televisión en una extraña pose que les brindaba comodidad, Tom se encontraba en la cocina pues era su turno de lavar los platos y por último Tord quien subió a su habitación terminado el almuerzo.


En su habitación el noruego rápidamente tomó su celular del mueble de noche justo al lado de su cama, tecleo un número casi de memoria y esperó a que tomaran la llamada.


--¡Tord, hola!-- escuchó que lo llamaban del otro lado de la línea.


--Patryck ¡¿Que tal?!-- respondió Tord.


--Todo bien y ¿tú como estás?-- preguntó el polaco.


--De hecho Pat es por eso que te llamo, me preguntaba si podría salir hoy con ustedes, necesito distraerme un rato-- preguntó el noruego.


Un "Si" se escuchó a lo lejos del otro lado de la línea, Tord conocía muy bien esa voz era Paul el chico con el que salía Patryck y que también era un viejo amigo suyo.


--¡Claro Tord!-- dijo Patryck --Paul y yo conocemos un buen bar que acaba de abrir ¿Que te parece?--.


--Perfecto Pat-- respondió Tord, separando el móvil del su oído para ver la hora --¿Que tal a las 8?--.


--Me parece bien-- habló entusiasmado Patryck.


Y después de una corta despedida ambos finalizaron la llamada, eran las 7:10 p.m y Tord tenía tiempo de sobra el cual usaría para encargarse de su problemita entre las piernas, el cuál aún seguía erecto.


Comenzó a retirar su sudadera junto con su camisa, luego sus pantalones y sus boxers negros, quedando completamente desnudo en el centro de su habitación, bajó la mirada observando su ya erecto e inchado miembro, tenía un tono rojizo en la punta muy notorio por su piel clara a causa de la sangre acumulada en éste.


Caminó hasta el baño y llenó la tina de agua ligeramente fría, nisiquiera se preocupó por cerrar la puerta del baño pues ya había cerrado la de su habitación de eso estaba seguro.


Metió un pié dentro de la tina posteriormente todo su cuerpo sintiendo un gran alivió mientras el agua fría tocaba su piel caliente, recargo los brazos sobre los bordes de porcelana gruesa y echó la cabeza hacía atrás.


Pensaba que realmente extrañaba a Paul y Patryck y que sería divertido volver a salir con ellos pero también una parte de él se sentía mal a saber que solo buscaba una excusa para salir de la casa, no quería permanecer dentro pues su celo había llegado y no quería que los chicos se preocuparan por que entonces no se preocuparían por él si no por la seguridad del menor de todos. Debía huir para no lastimarlo, para no desconfiar de si mismo.

Sálvame » OmegaverseWhere stories live. Discover now