Capítulo 34

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-¿Ge..me..los? -era incapaz de hablar-.

-A veces ocurre que uno de los dos está tan oculto que hasta que no crecen un poquito no se puede ver con claridad.

No podía creerlo. Álvaro tenía mi mano entre las suyas, pegada a sus labios y la estaba empapando con sus lágrimas. Blas tenía la misma cara de emoción que la mañana en que el doctor me dijo que estaba embarazada.

-Y tengo otra noticia -continuó el doctor-, aunque esta no sé si le va a gustar a Álvaro.

-¿Dos niñas? -reí-.

-No es tan grave -me guiñó un ojo-, vais a tener la parejita, enhorabuena.

Álvaro soltó mi mano y me abrazó, temblaba tanto como yo. Me dio el beso más dulce de todos los que me había dado hasta entonces. Cuando abandonó mis labios, puso su frente sobre la mía y empezó a susurrar en ellos.

-No he hecho nada en la vida para merecerte, pero aunque sea un error, estás aquí. Acabas de rozar el límite de mi felicidad, no te puedo querer más de lo que te quiero preciosa.

Me dejó muda. Otra vez todas las sensaciones del mundo se agolparon en mi cuerpo mientras sus ojos me explicaban el amor que sentía por mí.

-Álv..Álvaro...

-Voy a dejar que empieces a hacer vida normal -continuó el médico-, puedes trabajar pero con moderación, come bien, pasea mucho y descansa todo lo que puedas.

-¿Y sexo? -preguntó Blas-.

Álvaro y yo le miramos alucinados.

-¡¡Es que tengo curiosidad!! -protestó-.

-Siempre que le apetezca -rió el doctor-. Nos vemos el mes que viene, cuidadla mucho chicos.

Se despidió de mí con dos besos y les dio un apretón de manos a cada uno de ellos y salió de la consulta.

-Tienes un duro trabajo hermano -Blas le puso una mano en el hombro a Álvaro-, pero yo te apoyaré hasta el final -se burló-.

-¡¡Blas joder!! -le grité, pero no podía evitar reírme-, ¡todos los meses el mismo espectáculo! -intenté desviar la conversación-, no se cómo el ginecólogo todavía te permite venir.

-Tú disimula -me contestó-.

-No me entero de nada -dijo Álvaro-.

-Para variar -bromeó Blas-.

Salimos de la consulta muertos de risa y nos dirigimos a casa en el coche de Blas. Él conducía y Álvaro y yo nos sentamos en el asiento de atrás. Llamé a Vicky pero no me respondió, se iba a volver loca cuando lo supiera. Todavía de camino sonó el teléfono de mi niño.

-¡¡Mamá, que alegría, iba a llamarte al llegar a casa!!, ....estoy perfectamente, pero tengo que una gran noticia que darte....¿estás sentada?...que noooo, que es buena, te lo prometo...¿lista?...mami, voy a ser papá.

Escuché los gritos de alegría de su madre y me emocioné. Álvaro continuó:

-Siiiii...es genial...estoy alucinando todavía.....pero espera, que eso no es todo......es mejor aún....gemelos, mami..... -las lágrimas empezaron a brotar de sus ojos y la voz se le quebró-.

Su madre seguía gritando eufórica y en ese momento eché mucho de menos a la mía. Me faltaba desde tan pequeña que nunca supe lo que era tenerla, por eso creo que tenía ese deseo tan grande de serlo yo.

-Felíz mamá...no creo que pueda serlo más...bueno, no, todavía no, pero lo haré.....te llamo luego y hablamos tranquilamente...que sí, iremos a verte, te lo prometo, aunque tenga llevarla de una oreja...te quiero mucho mami.

Preferiré morir contigo.... (Auryn  Alvaro )Where stories live. Discover now