Capítulo 50

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-¿Al médico?, ¿por qué?

-Quizá se nos haya pasado algo por alto al hacer las pruebas, tiene golpes en la cara, pero son superficiales, aunque su comportamiento no es muy normal. Está muy nerviosa a pesar de los calmantes y si además me dices que no tiene sobrinos puede ser que no hayamos visto algo.

Y entonces lo comprendí. Vicky quería hablar conmigo y esa era su manera de hacérmelo saber.

-¡Espera! -la cogí del brazo-, déjame hablar con ella un momento.

-No puedo.

-Será un minuto, te lo prometo.

Veía la cara de Vicky a través del cristal, sabía que estaba agobiada y que hablar conmigo la tranquilizaría, aunque si le explicaba a la enfermera que ni éramos hermanas ni tales sobrinos habían nacido todavía, seguramente no me dejaría entrar.

-Por favor, déjame -insistí-.

Las embarazadas solemos despertar ternura y si le añadías mis ojos hinchados y mi cara de pena supongo que hubiera ablandado a cualquiera.

-Un minuto, sales cuando yo te lo diga.

En ese momento entró Álvaro.

-¿Qué ha pasado Vero? -preguntó asustado-.

-Vicky, quiere ver a sus sobrinos -señalé mi barriga sin que me viera la enfermera-, voy a hablar con ella, dicen que está rara.

-¿Y cómo quieren que esté después de lo que ha pasado?

Le besé. Fuera estaban todos y se terminaba mi libertad para hacerlo. Me acerqué a su oído y le susurré un te quiero.

-Te amo -musitó juntando nuestras frentes-, dile a Vicky que estoy deseando que me pegue.

Sonreí emocionada. Abrí la puerta despacio y entré. Sus camas estaban separadas por poco más de un metro de distancia. Verlos allí a los dos juntos en ese estado me encogió el corazón, pero a la vez sabía que tenerse tan cerca les ayudaría, aunque ni siquiera podían verse. Vicky llevaba collarín, por lo que no me vió acercarme. Tenía varios golpes en la cara, puntos en un labio y al igual que Blas estaba conectada a mil máquinas. Le cogí la mano, la besé en la frente y abrió los ojos.

-Sabía que lo conseguirías -sonrió tímidamente-.

-¿Cómo te encuentras mi amor?

-Me duele todo, pero me da igual. Quería que entraras porque estos cabrones no me dicen como está Blas. Sé que está aquí al lado, pero no puedo moverme.

Empezó a llorar y yo con ella.

-Está dormido -le acaricié el pelo-, pero despertará en cualquier momento.

-¡No me mientas, joder, que te conozco! -gritó-, ¡dime la verdad!

Álvaro seguía tras el cristal, llorando, lo cual no me ayudaba mucho a calmarme yo.

-Vicky....-dudé, pero sabía que era mejor la verdad que tenerla engañada si Blas no despertaba-,... cariño....tiene una hemorragia cerebral....no saben muy bien como ni cuando despertará -susurré-.

Su llanto se volvió inconsolable. Intentó incorporarse pero lanzó un aullido de dolor.

-¡No te muevas animal, acaban de operarte y tienes un pulmón perforado!, !¿quieres matarte?!

-Necesito verle, ¿no lo entiendes? -dijo entre lloros-, si a él le pasa algo, yo...

-Claro que lo entiendo, nena, pero no te muevas -le apreté la mano-, tienes que descansar.

Preferiré morir contigo.... (Auryn  Alvaro )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora