seventies ; ryden

Capítulo XVIII

El ambiente en la Van era extremadamente tenso y, como siempre, había dos lados en la historia. El positivo, Brendon junto a Spencer, y el negativo: Ryan y Jon. Luego de la larga charla con Patrick, los cuatro se despidieron y subieron a la van para tener una conversación más tranquila y privada allí, aunque de tranquila no tenía nada. Llevaban una media hora ahí dentro y lo único que habían hecho era discutir. Nunca llegaban a un acuerdo, sí ya son así antes de ser una banda completa, imagínense cómo serían si tuvieran éxito. Lidiar con los problemas de comunicación en la banda junto las complicaciones que llegan con la fama, las drogas, las malas influencias y el estrés.

Urie insistía en que debían intentarlo, con argumentos como "¡Puede que esta sea nuestra primera y última oportunidad!" o "¡No perdemos nada con intentarlo!", mientras Ryan intentaba convencerlos de no deberían aceptar debido a que el asunto le parecía muy sospechoso ya que todo se había logrado muy fácil y rápidamente. 

Siempre había sido pesimista, era una de sus mayores cualidades, por más que siempre lo negara. Puede que esa sea la razón por la cual "todo le salía mal y el mundo estaba en su contra". Todo comenzó a sus siete años de edad, cuando se le ocurrió una estúpida teoría. Aquella consistía en pensar negativamente para que, en el final, todo salga bien. Creía que la vida quería mostrarle que estaba equivocado. Pero, obviamente las cosas no eran así y la negatividad sólo atraía lo malo. Aquella teoría terminó volviéndose un hábito del joven. Aunque quizás, estaba acertada y sólo no se cumplía porque siempre tenía una pequeña esperanza de que todo estaría bien.

Por aquel hábito, Ryan creía que la propuesta de Stump era una gran estafa y que lo único que aquel inocente hombre quería lograr era robar sus amadas canciones. No se lo permitiría, volvería a los malditos suburbios de Blackburn si era necesario. 

En el otro extremo, estaba el pequeño Brendon. Él siempre fue positivo, pero no porque tuviera una teoría que lo motivara a serlo, sino porque se sentía bien cuando lo era. Estaba más calmado cuando creía que todo resultaría bien. 

Ryan y Brendon eran dos polos opuestos, definitivamente. Pero algo los unía: la música.

• • •

Luego de horas de discusión y un almuerzo rápido, decidieron recorrer Londres en la Van para aclarar un poco sus ideas. Era la primera vez que visitaban la capital de su país, querían conocer cada rincón posible. Afortunadamente, la discográfica se encontraba en Kensington, uno de los barrios más conocidos de la ciudad, por lo que muchas atracciones turísticas se encontraban allí. Como el Palacio de Kensington, donde reside parte de la familia real y varios museos de todo tipo. 

Caminaron por allí un par de horas, visitaron muchísimos lugares, en aquel momento se encontraban perdidos en los parques de Kensington, Brendon vio algo que le llamó la atención: una estatua de Peter Pan. No sabía de la existencia de aquella estatua pero lo emocionó mucho encontrarla. Cuando era pequeño solía ser su libro favorito, por lo tanto, significaba mucho para él. Ryan lo acompañó a admirar aquella escultura de bronce y cuando volteó a ver el rostro de su compañero, una pequeña sonrisa (casi invisible) se esbozó en su rostro. Brendon giraba alrededor de la estructura, estudiando cada detalle y provocando que su acompañante despidiera suaves risas.

Se veía tan lindo, puro e inocente. Estaba tan emocionado como un pequeño niño después de recibir un juguete nuevo. El corazón de Ryan aumentó en velocidad, provocando que sacudiera su cabeza e intentara olvidar aquellos pensamientos, sin éxito alguno. 

Se alejó, dejando a Brendon sólo junto a la estatua. Pero notó que algo faltaba: sus amigos. ¿Dónde se habían metido su mejor amigo y Jon? Giró, observando a todas las direcciones, no había rastro de ninguno de los dos. Comenzó a desesperarse, pensando lo peor debido a su típica negatividad. ¿Y sí se perdieron? ¿O los secuestraron?