«39»

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Aunque esa mañana, cuando lo vio entrar a su casa saludándolo con un simple gesto de cabeza, habría deseado tirar del cuello de su camisa y besarlo como anoche, no lo hizo. Su madre no iba a salir hasta la tarde, por eso se quedó a desayunar con ambos. Cuando Castiel entró a la cocina, Mary dejó salir un jadeo.

—Castiel, ¿qué te hicieron en el rostro?

Dean miró discretamente a Castiel.

—Me golpearon.

—¿Quién hizo eso? ¿Fue aquí?

Dean dejó la cuchara sobre su bol de leche y cereal para volverse hacia su madre.

—Fue Alastair.

La mujer, luciendo mucho más atónita que antes, se acercó para revisar el rostro del ojiazul.

—Pero no fue lo único que me hicieron en el rostro.

Dean percibió rastro de malicia en su voz, por eso, se volvió para mirar a Castiel fijamente a los ojos, encontrándose con una mirada burlona. El rubio movió sus labios formando un «¡No!» al que Castiel hizo caso omiso.

—Castiel, ¿qué más te hicieron?

Y con una sonrisa de oreja a oreja, el ojiazul respondió:

—El chico que me gusta me besó.

—¡Oh, Castiel!

Su cuerpo fue envuelto por dos brazos a los pocos segundos de su declaración, y bajo la fulminante mirada de Dean, Castiel le devolvió el abrazo a la mujer. Al separarse, Mary lo hizo tomar asiento junto a Dean, quien lucía una nada disimulada mueca de molestia.

—Estoy muy feliz por ti, Castiel. Mereces a alguien tan maravilloso como tú.

Con voz suave, Mary añadió:

—¿Podrías dejarme a solas con Dean un momento? Olvidé que debo comentarle algo.

Castiel asintió, saliendo de la cocina para dejar a Mary y a Dean a solas. De pie frente a su hijo, Mary se cruzó de brazos.

—Dean, ¿estás bien?

—Radiante como siempre, ma.

Mary tomó asiento en el mismo lugar en el que Castiel había estado hace un breve momento. Su mano tomó posición sobre el hombro de su hijo.

—Lamento que Castiel se haya besado con alguien.

Dean se volvió hacia ella con una extraña mezcla de emociones tomando control de él. Por un lado dominaba la duda y por otro la diversión, después de todo era Dean el afortunado que probó los labios de ese maravilloso ojiazul.

—¿Por qué lo lamentas?

—Porque he visto como ustedes se miran, además, parecías bastante molesto cuando Castiel nos dio la noticia.

Reteniendo una avalancha de carcajadas, Dean se dejó reconfortar por su madre. Tras un par de caricias en el rostro, abrazos y susurros alentadores al oído, Dean se atrevió a sonreírle.

—Mamá, si tan solo supieras...

—¿Saber qué?

—Sabes como es Castiel, él no se dejaría besar por cualquiera. Ahora piensa en una persona maravillosa, atractiva y cercana a él que tiene posibilidades de acercarse a él sin perder una mano.

Su madre no era ninguna ingenua, sabía lo bien que su hijo y Castiel se llevaban, por eso no tuvo que pensar mucho en la respuesta. Abrazó brevemente a Dean para luego correr lo Castiel y abrazarlo también. Dean y Castiel terminaron envueltos en los brazos de Mary, sin poder evitar reír. Mary estaba feliz, ¿y cómo no estarlo? Su hijo se deshizo del tonto de su ex novio y ahora tenía a un chico maravilloso a su lado.

Castiel no se quedaba muy atrás, después de todo tenía el aprecio de la mujer a la que en un tiempo más podría considerar su suegra...

Fue en verano cuando Mary se enteró de Dean y Castiel.

It was on summer ❴DESTIEL❵Donde viven las historias. Descúbrelo ahora