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Se adentró en la habitación con cuidado de no hacer mucho ruido, pues no quería despertarlo hasta que fuese necesario. Para su sorpresa, la habitación de Dean no era tan desordenada como él imaginaba, y es por eso que no tuvo problema en dirigirse a la cama. Dejó la bandeja en el suelo. Dean lucía muy vulnerable cuando dormía, aunque tal vez lo fuera, pero no lo demostrara.

Movió su hombro despacio, y él no tardó en despertar, sorprendiéndose de ver a Castiel a un lado de su cama.

—¿Cas? ¿Qué haces aquí?

—Buenos días para ti también.

Dean sonrió a medias, después de todo, su relación con Castiel había mejorado mucho.

—Lo siento, es solo que me sorprende verte aquí sin que me estés asfixiando con la almohada.

Ahora fue Castiel quien sonrió. El sentido del humor de él y de Dean eran similares.

—No planeaba hacerlo hasta un tiempo más, pero no es eso por lo que estoy aquí.

Levantó la bandeja con cuidado, y de la misma forma la dejó sobre las piernas de Dean, quien abrió los ojos de par en par.

—Entonces, ¿Vas a matarme con veneno o algo?

—Tal vez.

Dean se relamió los labios al ver la comida sobre la bandeja.

—Si vas a envenenarme con pie de manzana, entonces estoy encantado de morir por ti.

No esperó más para comenzar a comer el delicioso trozo de pie de manzana que Castiel le había traído junto con un café. Se sentía bastante feliz con su desayuno, no solo porque Castiel le había traído su postre favorito, sino porque fue él quien se lo trajo. Castiel. El Rarito. El chico a quien hace dos semanas odiaba sin motivo.

—¿Cómo supiste que el de manzana es mi favorito?

—No lo sabía. Lo elegí porque es bastante delicioso, y es mi favorito.

Dean no podía sentirse más afortunado de tener a Castiel en su casa.

—¿Y a qué se debe este sorpresivo desayuno?

Castiel se puso un poco nervioso.

—Por ayudarme anoche. Tu apoyo realmente me hizo sentir mejor.

Dean sonrió con la boca llena.

—No te preocupes, tú también me has ayudado bastante. Además, eso es lo que hacen los amigos.

La palabra quedó plasmada en su mente.

—¿Amigos?

—Si.

—¿Estás insinuando que entonces yo soy tu amigo?

Castiel lucía asombrado, y eso le causó ternura a Dean, quien asintió con la cabeza.

—Eso dije, y espero que me consideres tu amigo también.

Amigo. Castiel no tenía amigos. No le agradaba compartir mucho, pues disfrutaba bastante estar solo.

Pero ser amigo de Dean no sonaba mal. Sonrió.

—Sí Dean, eres mi amigo.

Ambos se miraron. Se sentían felices.

—Entonces come de tu pie favorito, porque solo lo comparto con amigos.

Fue en verano cuando Dean y Castiel se hicieron amigos.

It was on summer ❴DESTIEL❵Donde viven las historias. Descúbrelo ahora