«24»

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Castiel estaba odiando a Dean, a si mismo y

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Castiel estaba odiando a Dean, a si mismo y... otra vez a Dean. Él no era de estar mucho tiempo frente a un espejo peinando hasta el más pequeño cabello fuera de su lugar, cosa que estaba haciendo justo ahora. Cuando quedó mínimamente satisfecho con su apariencia —aunque sus compañeras de clase siempre le habían dicho sin filtro alguno que lo que tenía de lindo lo tenía de amargado— tomó sus cosas y salió de su casa. El viaje hasta la casa de Dean fue breve, pues vivían a solo dos casas de distancia. Pulsó el timbre a un lado de la puerta y esperó. Escuchó el murmuro de unas voces desde el otro lado, pero lo único que logró escuchar perfectamente fue "Te ves bien" y "No estés nervioso" saliendo de la boca de Mary. La puerta se abrió y oh Dios, Dean lucía espléndido. Dean también sintió un oh Dios interno cuando vio a Castiel igual de arreglado que él. Mary sintió un gigantesco oh Dios cuando vio a sus chicos sonreírse mutuamente.

La mano de Mary se posó en la espalda de Dean para darle un leve empujoncito hacia Castiel.

—Diviértanse, y no muy lleguen tarde.

La puerta fue cerrada a sus espaldas. Castiel señaló la calle con un gesto elegante.

—Señor Winchester, ¿me haría usted el honor de acompañarme en una caminata a altas horas de la noche  donde los delincuentes salen a jugar y nosotros corremos peligro con tal de llegar al cine?

Dean respondió de igual forma, haciendo una varonil reverencia.

—Señor Novak, nada me gustaría más que correr peligro a su lado.

Castiel sonrió satisfecho antes de comenzar a caminar por las solitarias calles de su vecindario acompañado de Dean, quien en todo el camino no había parado de preguntar por la película pues su acompañante se negaba a saciar su curiosidad. En cierto punto del camino, no muy lejos de su destino, Dean se paró en seco para cruzarse de brazos.

—Dean, ¿por qué paras?

—No daré ni un otro paso hasta que me digas qué película veremos.

—Ya te lo dije, lo sabrás cuando lleguemos allá. Vamos.

—No.

—Dean, por favor...

Iba a negarse nuevamente, claro, si Castiel no hubiese puesto esa patética mirada de osito cariñosito con la cual manipulaba su entorno. Incluso cuando Dean tenía en cuenta lo frío que era Castiel gran parte del tiempo no pudo evitar caer derrotado ante aquella mirada de súplica, porque demonios, Castiel le gustaba y ya no podía negarlo. Dejó caer ambos brazos al costado, bufando.

—Bien.

El encantador pelinegro sonrió satisfecho, tomando la muñeca de Dean para retomar el camino. Dean disfrutaba tanto aquel contacto que se dejó llevar por Castiel, pues tampoco es que Castiel no lo disfrutara. No lo soltó hasta que ambos estuvieron de pie frente a la estructura, entonces, Castiel se sentó en una banca cercana a la entrada con Dean imitándolo.

—Bien, ¿qué te gustaría hacer?

Dean frunció el ceño dándola una fugaz mirada al cine frente a ellos.

—Uh... ¿entrar y ver una película? Tengo entendido que eso se hace en un cine.

—Pero yo te pedí que me acompañas al cine, no a ver una película.

El cambio de Dean fue toda una obra de arte digna de retratar, aunque Castiel no quería correr el riesgo de que Dean rompiera su teléfono mientras intentaba fotografiar su rostro prendido en ira. Nada muy violento pasó. Dean se levantó y caminó lejos de ahí mientras maldecía al que hacía llamar "amigo". Castiel se habría dado el tiempo de echarse a reír si Dean no caminara tan rápido, así que se paró de un salto y corrió lo más rápido que pudo hasta lograr tomar la mano de Dean y detenerlo.

—Vete al infierno Castiel.

—Solo estaba bromeando, tontito.

Dean rodó los ojos con molestia, motivando a Castiel a apretar aún más el agarre entre sus manos.

—¿Vas a entrar?

—No.

—Entraremos de todas formas.

Si Castiel no tuviese aquella sonrisa estúpidamente burlesca y encantadora no habría dudado en golpearlo ahí mismo, pero ahora que Castiel estaba llevándolo de la mano al interior del cine no iba a arruinar a esos pobres bichos voladores en su estómago. No cuando se sentía tan lindo. Si bien el  —hermoso— contacto no duró mucho, Dean se sentía más que bien con lo poco que llevaba de la noche...

Claro, hasta que llegó la hora de la película, donde ninguno de los dos volvió a soltar palabra para mantenerse atentos a la pantalla... y otra vez, claro, hasta aquella escena situada en unas alcantarillas donde se enfocaban a unas ratas corriendo e hicieron a Castiel reaccionar al instante tomando la muñeca de Dean con fuerza, quien primero se vio sorprendido y luego divertido.

—¿Castiel? ¿El gran Castiel está asustado

—Cállate.

—¿Te asustan unas ratitas, Cas?

—Es un miedo bastante personal Dean. No es gracioso.

Quería reírse, pero no iba a perder el tiempo teniendo a Castiel asustado, es decir, eso no ocurría jamás. Dean apartó suavemente su muñeca del agarre y esta vez fue él quien tranquilizó a Castiel apretando su mano, ganándose una mirada de agradecimiento sumida aún en el miedo.

—Vas a estar bien.

—Eso espero...

Las ratas desaparecieron, pero no el contacto entre ambos. Minutos después de aquella escena Dean dio una excusa bastante barata que, si Castiel no hubiese estado disfrutando tener la mano de Dean sobre la suya, de seguro se habría burlado de él.

—Puede que hayan más escenas con ratas, ¿te molesta si te sigo tranquilizando?

—No, no quiero ponerme paranoico en medio de la película.

Mentiras. Dean no lo hacía para tranquilizarlo y Castiel tampoco se ponía paranoico. Ambos eran demasiado orgullosos como para no ser mentirosos. No querían separarse. No querían detener el tornado de emociones en sus pechos...

—Gracias Dean.

No rompieron contacto hasta el final de la película, porque aunque no lo admitieran ambos disfrutaban aquello.

Fue en verano cuando Dean y Castiel se convirtieron en mentirosos para estar cerca del otro.

It was on summer ❴DESTIEL❵Donde viven las historias. Descúbrelo ahora