Capítulo 15.

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BILL

Estaba en medio de una charla bastante entretenida con Madeline, mi hermano un par de personas más cuando apareció Sophie y saludo a mí hermano, luego se acercó a mí y depositó un beso en mi mejilla. Alexander no tuvo mejor idea que preguntar por Emma y ella señalo hacia el centro del lugar. Inevitablemente dirijo mi mirada hacia allí y me invade la ira cuando veo que el imbécil de Williams toma su mano y ella lo acepta. Emma me mira, pero desvía su vista rápidamente. Menos mal que el tipo no le interesaba. Decidí que eso no iba a arruinar mi noche así que continué la charla con la gente a mi alrededor para distraerme. Después de estar un rato haciendo sociales, tuve la necesidad de ir al baño. Me disculpé y empecé a caminar entre la gente hacia allí. No había visto más a Emma y tampoco quería, sabía que si la veía no iba a poder contener las ganas de ir a hablarle. Aunque en el fondo de mi ser estaba deseando cruzarme con ella.... Entre al baño y cuando salí vi que al final del pasillo había una puerta que llevaba a la parte de atrás del enorme salón, pensé en salir a fumar. Estaba a punto de abrir la puerta de vidrio cuando veo a Emma forcejeando con el imbécil de Williams.

—¿Eres sordo? ¡te ha pedido que la sueltes! — camino rápidamente hacia ellos.

Todo pasa muy rápido: El me lanza un puñetazo y yo le propinó otro que lo deja desparramado en el suelo.

—¿¡Que está pasando!? —exclama Sophie llegando al lugar.

—¿¡Quién te ha pedido que te metas, Bill!? —oigo que me grita Emma y no sé si en verdad la estoy entendiendo bien o lo que dice es producto de mi imaginación. La miro con asombro: tan sólo la he defendido, he hecho lo que cualquier hombre haría. Sophie permanece muda, me mira, nos mira y luego veo que mira hacia la puerta, por donde se ha ido el desgraciado de Williams.

—He creído que necesitabas ayuda.

—Sé defenderme sola perfectamente.

El idiota de Moseley vuelve a entrar con el labio partido y acompañado del personal de seguridad del evento. Me mira, altanero y escudado por dos tipos de seguridad, y les indica que me saquen del lugar. Miro a Emma, pero ella no se mete. Uno de los guardias me quiere tomar por el brazo para sacarme de allí, pero por supuesto no voy a permitir que me toque.

—No es preciso, conozco la salida.

Me expreso muy dignamente y me dispongo a irme.

—Adiós, Bill.

Sophie me saluda tímidamente y hace un gesto con la boca indicándose que lo siente. Le hago una inclinación de cabeza a modo de reconocimiento y me dispongo a abandonar el lugar; sin embargo, en mi salida me llevo por delante a propósito al idiota.

—Cobarde, esto no termina aquí —le dejo bien claro mientras le hablo entre dientes antes de marcharme. y vuelvo a entrar blasfemando al edificio.

Sin duda hay hechos trascendentales en la vida de cada uno, hechos que nos marcan, algunos para bien y otros para mal. Y presumo que haber conocido a Emma Jones es de esos hechos que preferiría que nunca hubiesen ocurrido. Lamentablemente ella forma parte de los que uno no elige, pero ocurren, esos que acontecen sin proponérselo y nos dejan huella para siempre. «Sólo tengo sacarla de mi cabeza».

—¿Que te pasa? —pregunta mi hermano al ver la cara que traía cuando llegue a su lado.

—Nada.

—Bueno, avísale a tu cara... —lo ignoro, me pongo a beber. Una vez que la bebida había hecho un poco de efecto en mi comencé a buscar a Madeline con la mirada, la vi hablando con unas chicas. Me acerqué y la invité a ir a casa, ella aceptó y la tomé de la mano para salir de ahí. 

Conduzco por las calles de NY con Madeline a mi lado y, aunque lo intento, no consigo dejar de pensar en Emma, realmente estaba hermosa. Sacudo la cabeza, parezco un necioEntramos al estacionamiento, bajamos del auto y caminamos hacia mi casa. Una vez dentro de mí habitación se quitó el vestido. Me acerqué a ella y comencé a besarla. La recosté sobre mi cama y comencé a besar su cuello, fui bajando lentamente depositando besos sobre su abdomen hasta llegar al borde de su ropa interior. Me puse sobre mis rodillas y me quité la camisa, volví a acomodarme sobre ella para seguir besándola. Continuamos así hasta que ella me hizo girar para quedar sobre mí, se acomodó sobre mí cintura y empezó a besar mi cuello, a bajar por el pecho suavemente, realmente estaba disfrutando esto... abro los ojos y la miro: Emma.

Me separé de ella un poco exaltado.

—¿Estás bien?— pregunto, mirándome con el ceño fruncido.

—Yo... No...si, todo bien —le sonreí y ella volvió a lo suyo. Para mi sorpresa esta vez no sentí nada... Cerré los ojos un momento y la imagen de Emma volvió a mí mente. —Perdón yo... no puedo—comencé a sentarme lentamente, ella se quitó de encima y se sentó en la cama mirándome extrañada.

—Creo que tomaste demasiado... —me dijo acomodando mí cabello.

—Si puede ser...estoy un poco mareado —respondí tomándome la cabeza con ambas manos—perdón yo, enserio..

—Está bien Bill, seguro va a ver una próxima vez.

Se paró y comenzó a vestirse. Salimos de la habitación y la acompañe hasta la puerta.

—Perdón, estoy muy apenado -le dije y ella sonrió.

—Tranquilo, como ya dije, la próxima será — descendimos los escalones de la entrada y una vez que llego el taxi nos despedimos y volví a subir.

Nunca me había pasado esto. Me sentía mal, física y moralmente. Volví a mí habitación y me tiré sobre la cama frustrado. Emma me está cagando la existencia. 

Al otro día cuando desperté la resaca se hizo presente. Me levanté de la cama y me metí al baño para tomar una ducha, al salir busque algo para el dolor de cabeza y volví a la cama. Realmente no tenía ganas de hacer nada así que me dediqué a repasar algunas líneas del libreto, a ver tv y a dormir.

Blow Your Mind ♡  Bill Skarsgård.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora