Parte 5 "Regalos"

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- Oye pequeña, tranquila, quizás si me hablaras te darías cuenta de los excelentes amigos que podríamos ser. Además, pude sentir que nuestras personalidades chocaron, ¿No es así? - Decía el esqueleto mientras metía las manos en su chaqueta azul y cerraba su ojo izquierdo.

- Tsh... - Ya estaba llegando al borde, no soportaba más sus estúpidos comentarios.

- ¿Uh? ¿Dijiste algo? Parece que no te florecen las palabras, hehe.

- ¡GRR...! - Gruñí.

- ¿Grr? Vaya, y pensé que las cabras sólo hacían Béeeeee. Creo que te equivocaste de familia, gatita.

Suficiente, ahora si estaba molesta.

- ¡¡VETE AL IN...!!

- ¿Algún problema con este sujeto, señorita Dreemurr? - Me interrumpió Gaster quien se había aparecido de pronto cubriendo mi boca con sus manos.

- ¿¡Hmm!? - Lo miré entre confundida y enojada. No tenía idea de cómo había llegado al lugar dónde estábamos sin verlo acercarse.

Rápidamente, la expresión divertida de Sans se borró de su cara, pero su sonrisa no desapareció del todo.

- Hola viejo, ¿Qué no estas en tu trabajo a estas horas? - Dijo el pequeño esqueleto con algo de despreocupación.

- Me pareció que estabas molestando a la princesa en vez de ayudarla a recoger sus lindas flores, las cuales se cayeron por tu culpa. - Respondió el doctor tajante.

Los dos eran tan distintos... Uno intentaba evadir el tema, otro iba a hacia él directamente.

- Oh, estaba en eso. Sólo que creí que la princesa del subsuelo estaba algo enojada conmigo. Pero eso es imposible, ¿No? La familia Dreemurr es extremadamente cariñosa. - Decía Sans en lo que su ojo izquierdo brillaba con un tenue azul. Inmediatamente, el resto de las flores regadas por el suelo levitaron y fueron directamente a mi canasta.

- La señorita Dreemurr sólo estaba algo confundida, seguro malentendiste sus palabras.

- Ah, ya veo. Entonces lo siento mucho princesa... Es obvio que usted sólo recogía unas lindas flores para llevar a casa. ¡Y mira que mejillas tan adorables! Son tan rosadas... - Exclamó el esqueleto mientras apretaba mis cachetes.

Iba a matarlo por eso.

Al parecer, Gaster notó mi enojo y colocó su huesuda mano en mi hombro para que me calmara. Ciertamente, habían varios otros monstruos que se detuvieron a observar la escena. No debía armar mucho escándalo.

- D-Disculpa por haber chocado contigo, d-dulce amigo... Estaba tan perdida en estas flores que no te vi, jejeje... - Le respondí con mucho esfuerzo a Sans mientras contenía el impulso de romperle la espina dorsal.

La basura sonriente (Apodo que decidí colocarle a partir de ahora) sólo se quedó en silencio mirándome detenidamente. No parecía muy convencido de mis palabras, pero tampoco continúo provocándome. Luego de unos incómodos segundos de silencio, Gaster habló.

- Muy bien, ahora que todo está aclarado, puede irse, princesa. Me disculpo por el mal rato que mi hijo haya podido hacerle pasar...

Por un momento, creí ver como las cuencas de Sans se oscurecían.

- No se preocupe doctor... Muchas gracias. - Le respondí con una falsa sonrisa en mi rostro. Bueno... Quizás no tan falsa.

- Hasta luego, señorita Dreemurr. - Respondió Gaster devolviéndome la sonrisa. Fue leve, como si su cara no estuviera acostumbrada a esas facciones.

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