Parte 2 "Encuentro"

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Habían pasado unas semanas desde que los Dreemurr me anunciaron cono su hija ante todo el subsuelo. Desde entonces, cada monstruo que me veía me saludaba muy alegremente, en sus caras reflejaban lo felices que eran al ver una humana entre los monstruos, como si yo fuera aquél ángel de sus profecías, que los liberaría a todos de éste lugar.

Me daban ganas de vomitar con sólo escucharlo.

Sin embargo, no todo era tan malo, siendo la hija de los reyes podía hacer casi todo lo que quisiera. No habían limitaciones para Asriel y para mí, aunque mi madre y padre se preocuparan, siempre estaban muy ocupados para estar cuidándonos todo el tiempo. Así que mi hermano y yo dábamos varias vueltas por el subsuelo y el castillo, y era de cierta forma entretenido, tenía que aceptarlo.

- ¡Vamos Chara, haz tu cara terrorífica! - Decía Asriel con una cámara en sus manos.

- Ush, está bien, pero te vas a arrepentir... - Le respondía mientras me ponía frente a él.

Cerré los ojos e intenté recordar esa sensación... Matar, asesinar, el dolor, el placer, la angustia... Las ganas de obtener poder. Mi rostro poco a poco se fue transformando y cuando abrí los ojos tenía mi sonrisa deforme y demoníaca.

- ¡AAAAAAHHHHHH! - Gritó Asriel asustado. El muy tonto... Supe que era una mala idea dejarlo verme hacer esa cara aquella vez que Gaster abandonaba la sala.

Gaster... Ese sujeto. No lo había vuelto a ver desde entonces, al menos no de cerca. Sólo lo veía a la distancia o en ciertos encuentros casuales en los que él hablaba con mi padre. Al parecer, era el científico real del rey Asgore.

- Uf... ¡Jejeje! ¡Fue increíble Chara! Oh, espera... Tenía la tapa de la cámara puesta. - Dijo mi hermano con decepción.

- Pues ni pienses que lo haré de nuevo, Asriel. - Le dije de brazos cruzados.

- ¿¿Qué?? ¿No lo harás de nuevo...? Vamos, fue genial, ¡Deja de bromear!

- Que no, no quiero hacerla de nuevo. - Le respondí mientras me iba caminando hacia otro lado.

- ¡O-Oye Chara, espérame! - Exclamó la pequeña cabra que venía atrás de mí.

"Conque genial... Asriel, si supieras las imágenes que veo en mi cabeza para hacer ese rostro, jamás te parecería genial". Pensaba mientras me sentaba en uno de los bancos en las afueras del castillo.

- Que me esperes Chara... Caminas muy rápido... - Se quejaba Asriel que jadeaba por la falta de aire.

Se sentó a mi lado mientras descansaba. Lo miré de soslayo un rato para ver bien porqué alguien como él quería ser mi amigo.

Asriel era bueno, inocente, algo temeroso y en verdad era un bebé llorón. ¿Qué lo hacía quedarse junto a mi? Era callada, demostraba poco afecto, me reía cuando a alguien más le ocurría una desgracia... Todo lo contrario a mi hermano adoptivo.

- Sabes, Asriel... De donde vengo, hay unas flores que me encantaban ver. - Dije de pronto, no lo sabía bien pero él me recordaba un poco a esas flores.

- ¿Ah si? ¿Y como eran, Chara? - Preguntó curioso.

- Eran doradas... Muy bonitas a decir verdad. En días que normalmente no podía soportar tanto dolor, verlas era realmente tranquilizante. - Le expliqué.

- Chara... ¿Tú... Pasaste muy malos momentos antes de venir aquí, verdad? Pensé que eras amiga de los humanos...

- Yo odio a la humanidad, Asriel. - Le dije sin controlar mi tono.

Almas olvidadas "Mini-Historia"Where stories live. Discover now