Todos esperan mucho de mi, tengo miedo de defraudarlos, de ver una mirada llena de decepción de parte de mi familia. Ellos creen que soy fuerte pero todavía no veo los indicios de esa fuerza y valentía que todos dicen que tengo. A pesar de ser hija...
Comienzo a considerar que mi vida se basa en cosas extrañas. Es decir, soy parte de los que muchos consideran mito, mis padres lucharon contra una amenaza, una niña que murió hace bastante tiempo se me aparece, algunas veces puedo ver auras, soy amiga de vampiros, sueño con cosas que le sucedieron a mi familia, puedo deducir que sexo será él bebe con tal solo mirar a la embarazada y me comunico mediante sueños con un hombre que necesita mi ayuda. Y como si todo eso no fuera ya raro, agreguémosle que de la noche a la mañana poseo un don para dibujar cuando hace menos de cuarenta y ocho horas no era capaz de dibujar ni un infinito derecho.
El lobo esta de frente y a pesar de no tener ningún color, cada vez que veo sus ojos lo imagino de color verde, del mismo tono que ojito-lindo. Comienzo a considerar que me estoy obsesionando con él y sus ojos, o tal vez es el hecho que me siento tan mal de no tener un avance que inconscientemente transmito mi inseguridad con un nuevo don. Todo comenzó con unas líneas y cuando me quise dar cuenta ya tenía en mis manos este hermoso dibujo.
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Siendo sincera, me asusta el mañana, digo, tal vez mañana me convierto en la nueva Adele.
—¿A quién le robaste el dibujo? —la pregunta de Miriam me hace reír un poco.
—¿Por qué dices eso? Podría haberlo dibujado yo misma. —replico con una pequeña sonrisa.
Deja de lado sus cosas y me mira con una de sus perfectas cejas arqueadas.
—Amiga, lo siento, pero tú eres un asco para cualquier cosa relacionada con la palabra arte.
—Oye, eso es algo insultante.
Rápidamente guardo el dibujo entre otros papeles que había en mi bolso; más tarde me pondría a analizar por qué ando tan creativa en el día de hoy. Juntas nos dirigimos hacia la biblioteca debido a que tanto como Miriam y yo debíamos terminar un trabajo para una de las tantas materias. Con todo lo que había pasado me retrase mucho y nos encontrábamos ya con el cierre de las notas y en algunas materias, como en Literatura, no me iba tan bien.
—Pues créelo, lo hice yo misma. Pero no preguntes como paso porque realmente no lo sé.
La biblioteca no estaba tan habitada como normalmente era en estas fechas. Eso era algo genial para mí porque realmente necesitaba concentrarme en realizar el trabajo y siendo el lugar más silencioso que podría encontrar era perfecto.
Estaba leyendo un informe, para nada interesante, cuando escuche el lápiz de Miriam ser dejado de lado y sentí su mirada en mí. Dando se cuenta que no le prestaría atención, preguntó:
— ¿Lo conoces? Al lobo. —especifica cuando nota que no la entiendo.
—No, si, creo. Es algo raro, es como si pudiera ver en el lobo a una persona pero a esa persona nunca la vi transformada. —trato de explicar.
