EL PRIMER BESO DE SIRIUS

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Al igual que había pasado en las vacaciones de Navidad, a mediados de julio Sirius apareció de nuevo en casa de los Potter con una maleta en la mano y cara de enfado. Aquella vez sus padres habían decidido llevarse a sus hermanos con ellos. A él ni siquiera le preguntaron si le apetecía.

Mientras deshacía la maleta en la habitación de invitados -que la señora Potter había empezado a llamar cariñosamente "la habitación de Sirius"- el joven notó unos ojos fijos en él. Giró la cabeza hacia la puerta y allí, semi-escondida tras la pared, estaba Emeraude, la hermana pequeña de James. Sirius dejó la camisa que iba a guardar sobre el montón de ropa de la maleta y se acercó a ella.


-¿Todo bien, Ems?

-Esto...¿Qué haces aquí?

-Mis padres me han dado la patada. Se han largado a las Bahamas con Regulus y Mortizzia.

-Eso es horrible...

-¿Horrible?Qué va, es un grupo de islas paradisíacas con hoteles de lujo y...

-No digo las Bahamas, idiota. Quería decir que es horrible que te dejen aquí.

-¡Ah!Bueno, no está tan mal. Al menos puedo pasar el tiempo con James y contigo sin mi hermano dando por culo.


Emeraude iba a decir algo, pero decidió dejarlo estar y se limitó a suspirar, ya el año anterior había podido comprobar que el paso de Sirius por la pubertad estaría marcado por tres cosas: un lenguaje descuidado y lleno de palabrotas; una obsesión casi insana por parecerse a George Harrison y una falta de interés por todo aquello que pudieran decirle y a él no le pareciese bien. Fue por eso por lo que, en vez de decirle algo para que cuidase un poco su lenguaje, taly como solía hacer con su hermano, se sentó en la silla del escritorio y observó durante un par de minutos cómo su amigo deshacía la maleta.


-¿Por qué tus padres se han ido tan de repente? Hace solo una semana que vinieron a cenar y no dijeron ni una palabra.

-Ems hay dos cosas que debes saber de mis padres. Lo que ellos llaman"reuniones sociales" tienen un único propósito: establecer relaciones con otras familias de sangre pura con el único fin de establecer contratos matrimoniales para deshacerse de nosotros y,segundo, si el niño bonito de Regulus hace algo bien mi madre perderá el culo para recompensarle.

-¿Y qué ha hecho bien ahora?

-Ser aceptado en Hogwarts.

-Pero...A ti te aceptaron el año pasado y os pasasteis las vacaciones aquí...

-Sí,eso es porque se supone que es lo que debía hacer... -Sirius suspiró mientras dejaba la última camiseta que había llevado en la cómoda y cerraba el cajón desganado.- Yo debo ser un buen mago porque se supone que soy quien hará que el apellido Black perdure, por lo menos, durante otra generación, pero con Regulus es distinto. Él lo hace todo bien. Yo puedo hacer cosas que no están del todo bien, lo reconozco, pero si él coge y hace lo mismo, de repente es algo perfecto. Es como si cualquier cosa que hiciese fuese como si acabase de inventar la puta pólvora.


Y tras decir todo lo que pensaba sobre el trato que los Black le daban a su hijo menor, se sentó en la cama. Emeraude no estaba segura sobre qué debía hacer, de modo que optó por sentarse a su lado y,tras un minuto de duda, decidió abrazarlo. Sirius simplemente se dejó. No pasó demasiado tiempo hasta que el chico se giró para quedar cara a cara con ella; hasta ese momento no se había fijado en lo bonitos que le parecían los ojos de la niña, ¿cuántas personas habría en el mundo que tuviesen ese tono rosa en los ojos?Seguramente pudieran contarse con los dedos de una mano.


Sirius se acercó a los labios de la chica, rozándolos con los propios.Había llegado a esa etapa de su vida en la que las chicas le parecían fascinantes y molestas a la vez. Tenía un serio debate en su interior: quería besarla, en parte para saber qué se sentía,pero también era consciente de que un beso podría mandar su amistad con la chica a la porra.

Ninguno de los dos fue capaz de saber cuánto tiempo pasó hasta que,finalmente, los labios de ambos niños se juntaron. No era lo que ninguno había visto hasta el momento en las películas ni en otras parejas mayores que ellos. No era un beso apasionado capaz de dejar alas dos partes sin aliento, sino que era lo que hoy en día se consideraría como un "pico". Ni tan siquiera duró mucho, en apenas unos pocos segundos se habían separado.


Sirius estaba tranquilo, pero Emeraude tenía un marcado sonrojo bajo el moreno de la piel.


Llegó un punto en el que el silencio se hizo incómodo, por lo que Sirius decidió decir lo primero que se le pasó por la cabeza.


-Y...¿ha llegado tu carta de Hogwarts?


Emeraude miró al amigo de su hermano con una ceja enarcada, como si no creyese que le estuviese preguntando eso en serio. El silencio que manifestaba la espera de una respuesta le hizo ver que no, que no estaba hablando en broma.


-Sí...Llegó hace cosa de dos días. Supongo que como la de tu hermano y la tuya.

-Sí,sí, se supone que las de todos los alumnos han llegado hace dos días, pero ya sabes, podía ser que fueses una squib.

-Oye,muchas gracias.

-¿Qué?No sería tan raro... Ni tan terrible.


La chica suspiró y el silencio volvió a cernirse sobre ellos.


Los dos tenían muchas preguntas que hacerse con respecto al beso que acababan de compartir. ¿Qué significaba? ¿Eran oficialmente pareja? ¿Por qué los labios de Emeraude tenían sabor a fresa?

Finalmente fue Sirius quien sacó el tema, procurando tratarlo como algo trivial a pesar de que hubiese sido algo tan relevante en su vida.


-Pues...Lo de antes ha sido mi primer beso... ¿te ha gustado?


La chica asintió nerviosa. A esas alturas el sonrojo ya era perfectamente visible en sus mejillas.


-Sí...Me ha gustado... También ha sido mi primer beso...

-Ya...-Sirius intentaba disimular sus nervios, aunque creía que no lo estaba consiguiendo.- Ha sido agradable poder hacerlo con una amiga,¿no crees?


El rostro de Emeraude reflejó cierta decepción, pero Sirius no sería consciente de ello hasta unos cuantos años después, y solo porque sería ella misma quien se lo hiciera saber.


-Sí,ha sido estupendo.


Y sin añadir nada más se puso en pie, dejando a Sirius con cara de estupefacción. No entendía a qué se debía el repentino enfado dela chica, pero ni siquiera tuvo tiempo de preguntarle por qué se iba.


Justo cuando Emeraude salía de la habitación de invitados entraba James,que acababa de volver del callejón Diagón con su padre. Al ver la cara de su hermana temió que Sirius le hubiese hecho algún tipo de daño.


-Oye, tío, ¿qué ha pasado con ella? ¿Qué le has hecho?


 -¿Y yo qué sé? Supongo que son cosas de chicas.

Sirius Black y los Merodeadores.Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt