Sol, bikinis y celos...

Start from the beginning
                                    

- Si, te queda bien... - la observó, esos ojos que añoraban atención, esos labios que se moría por besar, esa piel que... observó una marca de beso en su hombro, apretó los puños y giro su cuerpo, esto era demasiado para él, probablemente esa marca no era suya.

- Ven, vamos a la playa Emi, hagamos un castillo de arena. - le invitó Babilas, esperaba que con aquello sus ánimos aumentaran, pero nada parecía funcionar, Fernando se limitó a mirar en silencio, tal parecía que Max tenía una batalla interna consigo mismo y eso no era bueno, no solía tener buenas conclusiones cuando pensaba en ese estado.

- Babilas, recuerden ponerse algo de bloqueador, que aunque la tarde comienza a esconderse el sol puede dañar su piel. - les dijo aventando una botella de un bloqueador sumamente fuerte.

- Gracias. - destapó la botella y comenzó a colocarse bloqueador, Emi le ayudo con la espalda, iba a ayudarle a Emi a colocárselo pero no creyó conveniente hacerlo, puesto que a Max no le gustaba que los demás tocarán sus cosas, cerró el envase y se lo dio a Max. - Ten pónselo a Emi.

- ¡Pónselo tú! - Max molesto tomó la botella y la arrojó a los pies de Emi, quien solo observó asustada la escena, Max al observar sus ojos llenos de miedo, se mordió el labio inferior y se marchó a las sombrillas.

- Perdona Emi no pensé que esto se fuera a poner así, déjame ayudarte. Recuéstate en la toalla. - Emi lo hizo no muy convencida, pero era cierto lo que Fernando había dicho, el sol arruinaría la piel y Max les había dicho que no los quería ver más morenos.

Babilas comenzó a colocarle bloqueador en la espalda, se sentía avergonzado, estaba tocando a Emi, si bien tenía ganas de hacerlo desde hace mucho, ya que su piel era extremadamente suave, siempre se había reprimido puesto que Max siempre estaba al pendiente de ella, pero ahora; estaba nervioso, su piel suave y blanca, siendo bañada por sus manos con aquella sustancia, inclusive a los tres cómplices del malentendido se les hacía agua la boca, pero no podían intervenir Fernando se encontraba muy cerca. Emi se encontraba algo avergonzada, tenía puesta muy poca ropa, se había quitado la sudadera para que le aplicaran el bloqueador y sentía que aquel bikini tapaba muy poca piel, podía sentir sus orejas rojas al igual que su rostro que mantenía oculto entre sus brazos.

- G-gracias... - tartamudeo, estaba agradecida con Babilas no solo por aplicarle el bloqueador, sino porque intentaba con todas sus fuerzas que Max volviera actuar de la misma manera, aunque por el momento solo eran intentos fallidos.

- No tienes nada que agradecer, Max siempre se comporta de esa manera, y puede que en parte sea mi culpa... él estaba diciendo cosas inútiles y puede que haya dicho una verdad hiriente, por eso esta así, porque no sabe como actuar ante eso. - Emi se movió al escucharlo, lo que provocó que el nudo que sujetaba la parte superior del bikini se soltará al enredarse con la mano de Babilas. - Lo siento, no te levantes, deja te ayudo.

- Gracias... - Emi se colocó el bloqueador por la parte de enfrente, no sabía que Max seguía vigilando todos sus movimientos desde la lejanía, pero aún no se sentía con la confianza para volver a tocarla como antes, él había hecho cosas peores, entonces por qué Emi no mostraba esa cara de miedo como con ellos, estaba confundido.

- Esa chica tiene la mirada de una mujer enamorada. - susurro a su lado Fernando, mirando a Emi y Babilas que de vez en cuando volteaban para mirar la expresión de Max, esperaban divertirse con él.

- Ella no se enamoraría de alguien como yo... la he forzado en más de una forma... - se abrazó las rodillas, se sentía algo mal por ello, la quería deseaba, tanto tenerla desde hace años y ahora que la tenía, después de muchos meses se daba cuenta de que había hecho las cosas mal y aunque le costara admitirlo se había dado cuenta gracias a la intervención de aquellos tres que habían dejado a Emi como objetivo para centrarse en las chicas lugareñas y una que otra compañera que no conocían.

Mi querido jugueteWhere stories live. Discover now