Lo que no te puedo decir

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Llevaba dos semanas trabajando para Rafael, ya se había acostumbrado al trabajo, al principio le había costado acostumbrarse a trabajar como mucama, puesto que no sabía exactamente a que se refería tener aquel trabajo, pero las chicas que trabajaban con Rafael amablemente le explicaron qué podía y qué no podía hacer del mismo modo que le mostraron las tareas que se realizaban cada día desde que amanecía hasta que el Sol daba sus últimos rayos. Este trabajo la mantenía ocupada y sin embargo, su mente siempre estaba en la pequeña. María se dio cuenta de que Rafael, le había ayudado a mandar la foto de su pequeña a la prensa, ahora aparecía en los periódicos con calidad de urgente, del mismo modo que en los envases de leche se mostraba su fotografía con los datos de contacto de la casa de Rafael. Respecto a José, lo último que supo María era que había intentado extorsionar a una señora de alta alcurnia y hoy en día estaba pagando condena en la prisión del lugar, María estaba demasiado ocupada como para intentar pagar la fianza; había descubierto por boca del abogado que anteriormente ya se le había inculpado de otros delitos y no habían podido apresarlo hasta el momento; lo último de que le acusaron fue del secuestro y venta de varias chicas desde el distrito bajo hasta el distrito financiero. María colocó las piezas en su lugar, era posible que José hubiera hecho algo similar con su pequeña, no deseaba verle a la cara, se marchó de prisión el último día que vio a José esperando que pagara todo lo que había hecho y él por su parte, aseguró que lo había hecho para darle una vida mejor. No tenía idea de que su pareja fuera así, por lo que zanjó aquella cruel relación llena de mentiras que mantenía con él.

Ahora estaba más que convencida de que no encontraría a su hija, estaba segura de que la habían llevado demasiado lejos, que posiblemente le hubieran hecho algo malo, pero una parte de su corazón se aferraba a la idea de que seguía con vida en un lugar donde le respetarían como ser humano; no tenía la menor idea de que Emi había estado visitando la casa de Rafael desde hace ya una semana para hacer el trabajo de exposición de aquel profesor tan extraño. Si bien sabía que el joven tenía visitas no le gustaba interrumpir, por lo que nunca abría la puerta, solo dejaba las cosas en la puerta y se marchaba, de la misma manera que no limpiaba el lugar hasta que no se habían marchado todos a sus respectivas casas; estaba comenzado a sentir ese lugar como su segundo hogar, Rafael, al contrario de lo que pensaban los demás, era un joven bastante carismático aunque ese aspecto cansado no le ayudaba demasiado.

- Sí, mi hija siempre dejaba desordenado su habitación después de tener trabajo en equipo, pero siempre me ayudaba después a recogerlo... No se moleste, yo puedo sola... después de todo es mi trabajo. - comentaba mientras limpiaba el desorden que le recordaba a su pequeña en aquellos días de escuela en el distrito bajo.

- Oh, enserio no me molesta... no pasó mucho tiempo con mamá así que me siento realmente bien estando charlando con usted... Tengo curiosidad... ¿Cómo es su hija? Siento como si fuera alguien de quien me pudiera enamorar. - soltó una pequeña risita, estaba seguro de que eran las mismas, eran demasiada las coincidencias.

- Pues... tiene tu edad, aunque es mucho más bajita... nunca fue de estatura promedio, era encantadora, antes solía reír mucho pero después... - sus ojos se perdieron en el vacío de la habitación parecía haber encontrado algo que pasó desapercibido a sus ojos por mucho tiempo.

- ¿Después...? - preguntó curioso Rafael, sabía que era peligroso preguntar, pero no deseaba quedarse con la duda.

- No... Nada, es solo que ya comprendí muchas cosas, espero que José pagué por todas y cada una de las cosas que hizo... Emi es muy obediente, sus ojos siempre brillan llenos de esperanza... - no deseaba recordar cosas tristes, ahora entendía que la sonrisa de Emi se desvaneció desde que había llegado José y no por culpa de su enfermedad, por qué no se había dado cuenta antes, hubiera evitado muchas cosas.

Mi querido jugueteTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon