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Alex.

Regresó a Londres a los dos días. Regresó a su viejo departamento, ya que sabía que estar cerca de sus padres no sería algo cómodo, preocuparía a su madre, y esta lo obligaría a hacer ciertas cosas para despejarse, y él sólo necesitaba llorar tranquilamente, y desahogarse hasta el cansancio. Sin embargo, no dudo en llevar a Mimi con él.

Miles.

Revisó su departamento por última vez, todo estaba en orden, todo estaba empacado en sus maletas. Sonrió satisfecho y salió del departamento con la frente en alto.

Al fin, luego de un tedioso año, se sintió seguro al fin. Renunció a la editorial y decidió regresar a Londres, su querida ciudad melancólica. Semanas antes habló con Félix, le propuso irse con él a Londres, y éste aceptó luego de pensar cómo afectaría eso a su carrera. Finalmente decidió seguir los pasos de su pareja, daría todo por él y realmente no le parecía un gran riesgo perder un gran trabajo. Miles le había dicho, además, que si decidía irse con él darían el siguiente paso que era la convivencia. Félix estaba emocionado y ansioso, nunca había ido a Londres, y el hecho de ir junto a su novio a emprender un nuevo camino era algo increíblemente fantástico.

Alex.

-Nos vemos a la tarde, cariño -dijo el joven, lanzándole un beso a su querida gata. Cerró la puerta y negó con una risa brotándole de los labios. Estaba especialmente feliz aquel día y todo se debía a una simple razón; después de tanto tiempo tenía una gran propuesta laboral. Había escrito artículos sobre acontecimientos sociales durante un largo año para un diario local, pero nunca había tenido oportunidad de crecer a nivel laboral, y ese día lo habían citado a una reunión para hacerle una propuesta. No tenía idea de que sería, pero estaba tan emocionado que realmente hasta lo más aburrido sería de su agrado.

Subió al ascensor y se miró en el espejado, había cortado su cabello un poco para estar más presentable e incluso había comprado una corbata nueva para esa ocasión. Se veía bien, debía admitirlo. Bajó en el sexto piso y se dirigió a una recepcionista rubia que lo atendió amablemente, esperó unos tres minutos y la misma lo guío a una sala de reuniones.

-El señor Henderson llegará en un momento -le aseguró antes de dejarlo solo.

Se sentó a esperar, estaba ansioso, pero intentó calmar sus nervios tronando sus dedos uno por uno. Fue sorprendido con la entrada de su jefe, el cual traía una pequeña carpeta entre sus manos. Se paró inmediatamente y lo saludó con un apretón de manos.

-Turner, ¿sabes por qué te he elegido? -el joven negó. -Tienes potencial, eres joven y tienes gracia. Eso le gusta a la gente.

-Gracias.

El hombre comenzó a sacar los papeles de la carpeta y comenzó a observarlos muy por arriba.

-Verás... Está este evento. Un evento muy importante de fotografía, son tres días de exposición, habrán tres fotógrafos bastante conocidos, debes ir como prensa y cubrir las conferencias que darán. Supongo que echar un vistazo lo que se expondrá, tú sabes... Danos algo que nos recuerde por qué la fotografía sigue vigente como un método de expresión.

-¿Cuál es la fecha?

-Y ese es otra de las razones por las que te elegí, eres la única persona que cumple con los plazos a tiempo, eres responsable y eso lo valoro.

Alex sonrió y sintió una calidez en el pecho.

-Es este viernes, sábado y domingo -dijo apretando los labios, Alex torció un poco los labios-. Lo sé, lo sé, no te he dado nada de tiempo pero sé que podrás lograrlo. Eres muy capaz.

balcony › milexDonde viven las historias. Descúbrelo ahora