- ¿Chara, uh? ¡Bonito nombre! Oye Chara, ¿Estás sola?

Sólo asentí con la cabeza. Este niño... ¿Al menos tiene sentido común? De tener un cuchillo podría haberlo matado en un instante. Decidí echar una ojeada al lugar, parecía un tipo de estructura que había sido abandonada hace mucho tiempo. Largos pilares se extendían hacia arriba, y la luz entraba por el gran agujero en el que había caído.

- Estas son las Ruinas, lugar donde los monstruos vivieron hace mucho tiempo atrás. ¡Ahora nos mudamos! - Explicó Asriel que notó que inspeccionaba mi alrededor.

- ¿Monstruos...? - Pregunté extrañada.

- ¡Si! Nosotros somos los monstruos, los habitantes del subsuelo. ¿Que no eres de por aquí?

- Yo... Soy una humana.

Asriel guardó silencio un momento. Me miraba con ojos muy abiertos y su expresión era asombrada. Quizás cometí un error al decirle que yo...

- ¿E... ERES HUMANA? ¡ESO ES GENIAL! - Gritó el pequeño monstruo con brillo en sus ojos.

"No entiendo de verdad que le pasa a este niño..."

- ¿Qué no... Me tienes miedo? - Le pregunté mientras miraba al suelo.

Del lugar del que escapé, no era tan temida. Pero la gente que "cuidaba" de mí si lo era. Ellos me enseñaron bien como ser temido... Y como torturar sin fin a una persona... Como matar, como mentir, como manipular, como guardar odio... Oh Asriel... En verdad no tienes idea de con quién estás hablando.

- ¿Miedo? ¿Por qué? Eres bastante bonita, ¡Jamás podrías causar miedo! - Respondió sonriente el niño.

- ¿Bonita...? - Dije confundida. Nunca antes me habían dicho eso.

- ¡Si! Oye, ya que estás sola y perdida aquí... ¿Te gustaría vivir conmigo y mis padres?

- ¿Qué...? Yo...

- ¡Vamos Chara, por favor! Seremos como una familia.

Familia... ¿Qué es una familia? Esas palabras eran ajenas para alguien como yo que nunca tuvo realmente alguien quien se preocupara por mi bienestar. Siempre estuve sola en este mundo... Eso no iba a cambiar ahora.

- ¡Por favor Chara, por favooooooor! - Suplicaba Asriel que juntaba sus manos.

- Yo debo estar... Sola. - Le dije.

- Pero... ¡Estoy seguro de que a mis papás les gustaría tenerte como hija! Además no tengo con quien jugar... Ellos están muy ocupados siendo el rey y la reina de los monstruos...

¿Rey y reina de los monstruos? Vaya, así que este es el príncipe Asriel... Ahora había cambiado de opinión, esto era perfecto. Supongo que ser la hija adoptiva de los reyes del subsuelo no sería tan malo, y así podría perfectamente plantear la guerra contra los humanos... Y por fin me vengaría de aquellos que me convirtieron en lo que soy...

Una megalómana sedienta de poder.

- Bueno... Supongo que puedo aceptar, Asriel. - Le dije con una falsa sonrisa.

- ¿¡En serio!? ¡Eres grandiosa, gracias Chara! - Me agradecía Asriel que no contenía su felicidad. De pronto, se lanzó hacia mí y me rodeo con sus brazos.

- ¿¡Qué...!? - Decía mientras el pequeño monstruo me abrazaba.

Lo aparté rápidamente de mí y retrocedí unos pasos hacia atrás. Creo que desde hoy odio los abrazos. No me gustaba mucho la cercanía corporal, no tenía buenas experiencias de cuando alguien más se acercaba a tocarme.

Almas olvidadas "Mini-Historia"Where stories live. Discover now