9> Segundo intento

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Pasaron los días y decidí hacerle caso a Melanie. No volví a decirle nada ni a interesarme por ella. En lugar de eso me centré en mis cosas. Me metía en mi habitación para terminar unos trabajos, incluso solía ir a casa de Kat porque en algunas asignaturas quedamos en hacer algunos proyectos juntas y con algún compañero de clase más. El ambiente dentro de casa era el de siempre, pero con una novedad, mi madre solía estar bastante tiempo al teléfono. Parecía una mujer de negocios. En algunas ocasiones pensé que hablaría con mi padre pero el tono serio que utilizaba -algo atípico en ella- me hacía pensar que hablaba con alguien del trabajo.

Logré estar concentrada durante días pero la curiosidad me podía. Hubo una espléndida noche -al menos eso es lo que mostraba mi ventana- en la que antes de irme a dormir, mientras me asomaba, escuché cerrarse la puerta de su habitación y unos minutos después la volví a ver saliendo de casa y adentrándose en el bosque.
Tanto el miedo como la pereza me impidieron bajar a perseguirla pero sí que pude entrar a su habitación. Me sentía como una agente de policía en una misión tan importante como peligrosa.

Era grande pero no tanto como la mía. Tenía una cama a la izquierda de la puerta y un escritorio a la derecha. Enfrente de mí había una ventana tapada con cortinas gruesas, a su izquierda un armario y al fondo, al lado de la cama tenía un baño como yo. En las paredes solo habían estanterías con libros.
No era una habitación muy iluminada. Desde luego, era perfecta para ella. Era, en general, menos... moderna y juvenil que la mía. Pero parecía limpia y ordenada.

Busqué entre los cajones del escritorio. Habían folios en blanco, libretas sin utilizar, bolis y demás, algún libro de terror leído a medias... vamos, nada. Me asomé al baño y no vi nada raro. Pero... ¡ella tenía una bañera! Y yo solo una ducha... Bueno, supongo que es justo. Mi cuarto era más grande que el suyo.
Abrí los cajones de su mesilla de noche y vi una pequeña libreta tipo bloc de notas donde, al parecer, anotaría sus sueños. Tenían fecha y todo pero el último que anotó fue de hace tres años. No había nada fuera de lo normal salvo eso... ¿es que ya no sueña, o que?
Finalmente, se me ocurrió abrir el armario...
Todo muy normal. Ropa exterior, ropa interior sexy... <¡Concéntrate Jodie!> y un espacio donde no había ropa. En su lugar había un montón de papeles y algo así como agendas... ¡No, espera!... Diarios personales...

El más antiguo era de hace 9 años, cuando ella tendría... 14. Su madre todavía estaba viva. Melanie aquí parecía una chica muy feliz. Al parecer, se llevaban muy bien y estaban muy unidas. Pero cuando sus padres discutían su madre se ponía histérica y... ¿amenazaba con quitarse la vida? ¿Estaría loca?

Cogí otro diario, era de hace 7 años. Tenía razón. ¡Estaba como una cabra! Siempre se quedaba asolas con Melanie. Ésta le reprochaba a su padre que la dejaba demasiado tiempo asolas con su madre por trabajo. Su madre, que se llamaba Débora -Melanie ya no escribía "mi madre" ahora la llamaba por su nombre- le decía un montón de cosas malas. La insultaba sin motivo, le decía que era el demonio solo por ser lesbiana, deliraba delante de ella y era súper esquizofrénica. Dice que un día su madre llegó a golpearla y Paul lo vio. Entonces fue cuando decidió encerrarla en un manicomnio pero dos meses después... ¡se suicidó! Madre mía, Melanie tuvo que pasar por un infierno durante esa época.

Decidí coger otro más actual. Este era de hace 3 años. Ella tendría... 20. Se nota que era más mayor por como escribía. Se queja de ir tanto al psicólogo a pesar de ya haber superado lo de su madre. Piensa que su padre es muy severo con lo de ir mucho al psicólogo porque no quiere que sufra ninguna enfermedad mental como su madre. Todo lo demás parece bastante normal. Era nuevamente feliz. Pero casi al final de ese diario habla sobre algo que le dificulta mucho la vida. Algún otro suceso que no sabe nadie...

Rebusqué un poco entre las páginas para ver si me enteraba de que era. Pero se me cayó el diario al suelo, más bien, lo había tirado sin querer porque un ruido por la casa me asustó. Lo puse todo en su sitio y salí corriendo de la habitación.

Me metí enseguida en la mía sin cerrar la puerta ni nada. Ya debería estar durmiendo por las horas que eran. Encendí la luz de la lámpara, que era más suave que la del techo, y me metí en la cama.
En ese momento, escuché a alguien por el pasillo y pude ver que se trataba de Melanie que entraba a su cuarto. Pero antes de entrar me lanzó una pequeña mirada en plan "¿Qué coño haces despierta?" y yo apenas le devolví la mirada.
Cuando me pude dar cuenta ya la tenía ahí. Estaba de pie al lado de la cama.

-Deberías estar durmiendo -me dijo.

-Lo mismo digo -No dijo nada. Solo me miraba desconfiada como si sospechara algo -No puedo dormir.

-¿Por qué?

-Porque no estabas en casa -Se rió- ¿De qué te ríes?

-¿Y eso que tiene que ver?

-Es que no saber donde estas ni lo que haces no me deja dormir.

-No hago nada especial por ahí.

-¿No? ¿Tampoco hay nada que te haga estar triste o enfadada?

-Si lo hubiera... ¿no crees que eso es asunto de mi psicólogo?

-Podrías estar ocultándole algo. Además, a veces un psicólogo no es la mejor opción. Tienes más opciones...

-¿A quién quieres que le cuente mis mayores secretos? ¿A ti?

-Puedes hacerlo.

-Jodie, no entiendo porque quieres saber tanto sobre mí.

-Me gu... Me caes bien. ¿Es que tu no quieres saber nada de mí? -Melanie volvió a reírse. Luego se quedó pensativa.

-Puede... Por ejemplo, si yo te contara un secreto y fuera muy fuerte ¿se lo dirías a tu amiga?

-Bueno, yo nunca traiciono la confianza de nadie.

-¿Le ocultarías algo?

-Sí.

-Así que, para guardarme un secreto a mí serías capaz de mentirle a tu amiga.

-Pues sí...

-Entonces ¿yo soy más importante que ella?

-Bueno, tampoco somos tan amigas. Somos más compañeras que otra cosa. Era eso lo que querías saber de mí ¿no? ¿Cómo de unidas estamos Kat y yo?

-No, exactamente. Pretendía saber si tenías amigos. Esos que lo saben todo sobre tí y a los que no les ocultas nada.

-Ah, pues no. ¿Lo has hecho para asegurarte de que puedes contarme ese supuesto secreto tuyo?

-Sí.

-Entonces ¿me lo vas a contar?

-No.

-¿Pero...?

-Buenas noches, Jodie -Me dio un pequeño beso en la frente y me tapó un poco más de lo que estaba.

-Buenas... noches.

Al final salió y se fue a su cuarto. Terminé de acomodarme y apagué la luz.

La hermanastraWhere stories live. Discover now