Parte 22

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¡Santos cielos!

Fueron las únicas palabras que salieron de mi boca al ver ese gran instituto es extremadamente hermoso y bastante grande. Evan se posó a mi lado sonriente como las tantas veces en las que le había visto.

-¿Te ha gustado? -me mira con alegría.

- Que si me gusta ¡Me encanta! -siento emoción al estar aquí y ni siquiera sé por qué.

Nos adentramos y nos recibe una señora de algunos cuarenta años algo regordeta y con el cabello rubio. Nos da una sonrisa de bienvenida la cual me hace sentirme aún más a gusto.

-¡Bienvenidos! ¿En qué puedo ayudarles? -añade con una tierna sonrisa.

-Soy Evan Gil, vengo de parte de Madison Thompson me ha dicho que este es el mejor instituto de la ciudad y que aquí mi hija podría sentirse cómoda -hizo énfasis en las últimas palabras que había pronunciado.

-Si, por supuesto. Me han informado de que venía hoy, pase al fondo del pasillo y gire a la derecha -nos dijo la señora.

No pude evitar sentirme extraña al escuchar aquella palabra "Hija".

¡Dios santo!

Tan solo escuchar salir esa palabra de la boca de Evan sentía un gran dolor punzante en el pecho que hacía que retuviera todo el aire y sintiera que me ahogaría en un vaso de agua. Esa palabra que la última vez que escuche pronunciar me arruinó mi día.

Flashback

-Vine a visitar a mi hija -¡maldito hipócrita¡ ¿Como se atreve a decir que soy su hija? ¡Esta enfermo ese hombre!

-Crei que no se permitian visitas familiares a menos que sean llamados por alguna emergencia -me dirijo al Director Jhon.

-Tu padre dijo que debia hablar contigo sobre un asunto de suma importancia -excusa el Director sentado desde su silla giratoria detras del escritorio.

En ese instante hasta llegue a pensar que el director también estaba involucrado con los maltratos de mi padre, es muy extraño que el fuese al instituto solo por qué si. No me fío de nadie siento que el mundo me hará daño. Siento que todo mundo quiere verme hecha pedazos y he llegado a punto donde estoy hecha mierda. Quisiera devolver el tiempo y volver a dónde era una niña y podía jugar libremente con mis amigos sin miedos, sin restricciones, sin barreras. Quisiera tanto volver a sentirme libre de todo esto.

¡Maldita sea! Maldigo cada instante en el cuál puedo respirar. Desearía tanto morirme de una maldita vez creo que la muerte sería mejor que estar sufriendo. No lo merezco, no merezco sufrir de esta manera tan cruel ¿Por qué no me muero? ¡Estoy encerrada siendo libre! Siento que me falta el aire cada vez que tengo que volver a ese lugar, siento que el tiempo no pasa cuando tengo que estar allí. Siento... Siento tantas cosas que ya ni sé qué hacer, ya no se que pensar me estoy volviendo loca.

Aunque sería una buena idea eso de volverme loca haber si me encierran en un psiquiatra pero recuerdo que quién debe estar encerrado en un lugar como ese sería el maníaco de mi padre el, solamente él es quién debe estar cerrado en cuatro paredes y atado a una cama sintiendo como le faltaba el aire haber si de tal manera se daba cuenta de que todo lo que me hacía no era de alguien normal, esto no era normal. Todavía no creo que un padre fuese capaz de semejante cosa.

¡Oh sí que lo son! Lo he visto en noticias como padres abusan de sus hijas es horrible ver cosas así y saber que eres una de esas tantas niñas a las cuales le han robado su niñez ¿Pero por qué? ¿Por qué hacer ese daño? Era la pregunta que siempre rondaba mi mente y nunca tenía repuestas, creo que nunca tendré respuesta sobre esas preguntas. Lo peor de todo es que las cosas cada vez se salen más de control y ya no sé si hablar o callarme hasta algún día saber si me matara o no. Es mejor morirme a seguir viviendo bajo este infierno.

Pero pronto alguien me salvará de este infierno y si nadie viene a mi rescate... entonces yo misma seré mi salvadora.

En Manos Desconocidas (Libro En Físico) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora