Parte 20

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Despierto y siento una gran paz al saber que estoy lejos de todo ese infierno. Es lo mejor que pude haber hecho, debí hacerlo antes pero el miedo era más grande que yo, pensar que esa persona quién debería cuidar de mi sería capaz de dañar a las personas que amo si yo hablara es algo que no me deja tranquila.

Despertarme de una pesadilla y recordar que no hay peor pesadilla que la que vivo en mi casa es algo horrible. Es más que eso por qué no tuve el apoyo de la mujer que me dió la vida. La mujer a la que por años llamé consejera y en mi peor momento me dejó completamente desprotegida, nunca podré olvidar aquella mirada y esas palabras que hicieron que la pequeña esperanza de que alguien me ayudará algún día a ser libre se esfumara. Odiarla sería poco para lo que yo debería de sentir hacia ella pero recuerdo que ella no merece mi rencor, ella no es merecedora de que le guarde un lugar en mi corazón no se merece nada de mi. Desde aquel día ella está muerta para mí. Ella para mí no vale nada si ella no confío en mí por qué yo tendría que amarla y tenerle el cariño de una hija ella prefirió confiar en su esposo antes que en mi que soy su hija.

Un golpe en la puerta me saca de mis pensamientos

-¿Puedo pasar? -escucho al otro lado de la puerta la voz de Evan.

-Si por supuesto -me acomodo en la cama mientras se acerca.

-¿Te sientes mejor? Espero que sí, confía en mí yo haré todo lo que este a mi alcance para que te sientas a gusto -añade con una tierna sonrisa.

-¡Gracias! Yo creo que solo es cuestión de tiempo para que me vaya adaptando a un nuevo ambiente -sonrio sin poder evitarlo- Pero sabes... es liberador.

-Bien, solo pasaba para ver si estabas cómoda cualquier cosa no dudes en decirme -me da un beso en la frente y se marcha, dejando un pequeño hormigueo en la zona en la que sus labios se apoyaron.

Quisiera confiar más pero con todo lo que he pasado es totalmente imposible y tengo mis razones para no confiar en nadie. He sufrido bastante con la poca edad que tengo.

Mañana iré a conocer mi nueva escuela, Evan dice que un amigo se la recomendó y dice que es la mejor de la ciudad. Todavía siento ese horrible dolor en todo mi cuerpo ya que no me di las atenciones necesarias y es que no podía durar más tiempo en ese lugar se que ese hombre sería capaz de matarme y ya que mi madre no cree en mi no podía quedarme, no es que no quería es que simplemente no debía hacerlo. No debía arriesgarme, no debía tentar al enemigo, es mejor que esté lejos.

Sacudo mi cabeza y lo único que ruego en estos momentos es que en venganza no se acerque a Mariel ni a Shane, sino ya no habrá nada que me detenga de tomar justicia con mis propias manos.

En Manos Desconocidas (Libro En Físico) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora