Parte 16

4.5K 206 2
                                    

Capítulo 16

Camino de regreso a casa de Mariel y siento un gran alivio ya que Evan me ayudará a irme lejos de aquí. No pensé que él fuera a ofrecerme su ayuda pero le agradezco que lo hiciera.
Me adentro en la casa y me extraño al ver a Mariel y Shane con rostros preocupados.

-¿Qué pasa? -pregunto mientras cierro la puerta detras de mi.

-No sabíamos que tenías problemas en casa, debiste confiar en nosotros y decirnos. Tu padre estaba muy preocupado y decidió venir por ti -Mariel me mira herida y decepcionada por no haber hablado con ella, pero es que no entiende que no puedo hablar con nadie. Y Shane... no leo ninguna emoción en su rostro, sólo seriedad.

-No puede ser -tartamudeo con temor.

-Él te espera en la cocina -añade Shane señalando con su cabeza la puerta de la cocina que se encuentra a mi izquierda.

No sé si salir corriendo, siento que me desmallare, esto no puede estarme pasando. Sé que vino hasta aquí por qué mamá le contó lo ocurrido y quiere vengarse de mi de la manera más cruel.
¡Va a matarme!

Me toma del brazo con fuerza para acercarme a el sintiendo su horrible aliento en mi rostro, y veo que su semblante está tenso y tiene los dientes apretados en forma de rabia.

-¿Que rayos hiciste mocosa insolente? -me habla entre dientes.

-Nada -le miro con miedo.

-No mientas. Te dije que te quedarás callada estúpida, como no has hecho caso te enseñaré cómo mantener la boca cerrada -aprieta con aún más fuerza mi brazo- Y comenzaremos en casa con unos queridos amigos míos -una pequeña sonrisa adorna su rostro mientras el mío seguro debe mostrar el terror que siento por dentro.

Un sonido hace que el suelte mi brazo que hace unos minutos sostenía con fuerza. Y no cualquier sonido, era Shane aclarando su garganta para poder entrar. Me mira serio como si estuviera enterado de todo lo que sucede, con su mandíbula cerrada con fuerza.

-¿Que sucede aquí? -pregunta cruzandose de brazos en el umbral de la puerta.

-Nada, es sólo una conversación entre padre e hija. Ya nos íbamos -responde mi padre volviendo a tomar mi brazo para tirar de el hacia la salida.

-Karina se va a ir de esta casa solo si ella quiere irse -el cuerpo corpulento de Shane bloquea la puerta de salida de su casa. Si quisiera con tal sólo un puño noquearia a mi padre, es lo bueno de hacer deporte.

-Ella. Quiere. Irse -responde con los dientes apretados haciendo énfasis en cada palabra. Sacude mi brazo- Dile.

-Es verdad -susurro. Levanto la mirada para fijarla en Shane, por que aunque en el fondo de mi corazon este agradecida por querer protegerme, yo sólo se que no quiero que nada les suceda a ninguno de los dos. Debo protegerlos y la única forma de hacerlo es esta- Nos tenemos que ir.

Se queda en silencio sin moverse de su lugar, sin quitarme la vista de encima sin estar seguro si dejarme ir o quedarse estático en su lugar. Pero luego de unos minutos en los que le ruego con la mirada que se mueva al final lo hace asintiendo con su cabeza. Tomo todas mis cosas y antes de salir Mariel me toma de la mano deteniendome.

-¿Segura que estarás bien? -me toma de la mano en su rostro reflejadose la preocupación por mi.

-Si -pongo una sonrisa fingida en mi rostro, al ver que me abraza se que habra válido la pena.

Al subir al coche me doy cuenta que estoy volviendo al mismo lugar al que prometí no regresar, al infierno llamado Hogar.
Vamos todo el camino a casa en silencio y tras un minutos llegamos al aparcamiento. Bajo del coche y él me empuja adentro de la casa haciéndome tropezar con mis propios pies. Al entrar lo primero que noto es la musica, es la primera vez que hay música en tanto tiempo dentro de estas cuatro paredes. Y la segunda cosa que noto es que en la sala hay dos hombres que nunca había visto anteriormente, son más jóvenes que mi padre.
Siento como me dan un empujón por la espalda y caigo de rodillas. Agarra mi cabello y me arrastra, soltando un grito de dolor al sentir como me arrancan algunos cabellos de mi cabeza. Me arrastra hasta donde están parados sus amigos, ellos me miran con una gran sonrisa. Ambos aunque son atractivos por fuera, por dentro su espíritu y alma es negra y horrible.

-Soy Justin y el es Ignacio -saluda un rubio con una mirada lujuriosa en sus ojos.

-Me importa un carajo -no se de donde vino el coraje para soltar aquellas palabras, pero la rabia que he ido acumulando con el paso del tiempo hizo que quiera soltar estas palabras que siempre quise decir.

-Oh miren, la niña tiene agallas -se ríe en mi rostro.

Los ignoro y al instante recibo una patada en la espalda y una bofetada, luego Justin tira de mi ropa e Ignacio me sostiene para que no me mueva. Grito para que alguien me ayude y les ruego que no me hagan nada y pero ellos solo me sonríen como si sólo les hubiera contado un chiste.

Arrancan mi ropa como salvajes. No paro de gritar mientras mi padre me da uno que otros golpes pero eso no me detiene de agitarme para poder librarme de ellos. Siento que me desangrare en cualquier momento. Al instante siento sus labios quemando mi piel al entrar contacto con mi piel y sus manos tocar cada parte de mi cuerpo sin poder detenerlos.
A las horas, ya que asi lo siento yo, Justin se abrocha la camisa mientras me mira a los ojos y lame sus labios provocando que un estremecimiento recorra mi cuerpo y la bilis quiera subir para ser expulsada de mi.

Mi padre me toma del cabello y me lleva a rastras al cuarto y continuan los golpes, ya no siento mi cara, y mi abdomen empieza a dolerme. No aguanto el dolor y me desmayo.

Los típicos sonidos de la máquina de hospital me hacen despertar. No puedo abrir mis ojos del todo y no recuerdo muy bien lo que sucedió. Al lado de la cama hay una enfermera cambiando mi suero, al quejarme del dolor de cabeza llamo su atencion.

-Me alegro que despertaras cariño -dice sonriendo.

-¿Que...?¿Qué me sucedió? -me siento desorientada y no entiendo nada.

-Tu padre te trajo, casi te perdemos niña -acaricia mi cabello como una madre- Pero logramos salvarte -lágrimas caen por mis mejillas al pensar que estuve cerca de la muerte, de la libertad. ¡Oh... ¿porque no me dejaron morir?!

-Quiero irme de aquí -no soporto estar en un hospital, no dejo de recordar la infinidad de veces que tuve que venir por su culpa. Como un juguete roto que tiene que ser reparado para que sigan jugando con el.

-Oh... todavía no podemos darte el alta. Estas en observación, tienes muchas heridas graves -saca de su bolsillo una pastilla para darmela- Es para calmar el dolor de cabeza. Ahora trata de descansar, ¿si? -sale de la habitación para dejarme sola.

Debo ir con Evan, aprovechando que la enfermera se ha ido me levanto despacio, me agarra un pequeño mareo así que espero unos segundos a que se vaya, cuando me recupero comienzo a buscar mis documentos de viaje y me escabullo del hospital sin que nadie me vea, lo cual es bastante difícil teniendo en cuenta mi aspecto y el hospital lleno de enfermeros, cirujanos, médicos, etc. con Evan antes de que ese hombre me mate.

Tomo un taxi y tras diez minutos llego a casa. Entro y busco dinero para pagar el taxi. Con una rapidez y adrenalina que nunca tuve comienzo a buscar mis documentos, me muerdo el labio tratando de aguantar el dolor que siento en cada parte de mi cuerpo. Debo darme prisa antes de que mi padre se entere de que me he escapado y termine de matarme sin arrepentimiento. Tomo todo lo necesario y camino a casa de Evan.

En Manos Desconocidas (Libro En Físico) Where stories live. Discover now