➳ T R E S

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La chica de tez pálida caminó de vuelta a su casa, no quería molestar al castaño por más que insistera en que se quede. Al llegar a su habitación se tiró a la cama dispuesta a dormir. Giró su cabeza encontrándose con un cuadro donde habían tres ñiños y un perro.

─ ¡Meiko, Kaito! ─ Un pequeño de ojos cafés gritaba en busca de sus amigos, estaban jugando a las esconcidas y Meito debía buscarlos. ─ Junko, buscalos con tu gran olfato. ─ Con una pose 'heroica', señaló a su fiel compañero el cual salió corriendo al ver una ardilla ─ ¿Por allá? Bien hecho Junko. ─ El pequeño siguió a su perro y sus amigos salieron de su escondite.

─¿No deberíamos seguirlo?─ Cuestionó la niña.

─ Estará bien, es Meito, dah. ─ Sonrió logrando sonrojar a la pequeña. ─ ¿Mmh? ¿te encuentras bien?

─ Si, si... ─ Le dio la espalda al niño para que no notará que su sonrojo había aumentado.

─ Meiko siéntate. ─ La castaña se dio vuelta y miró a su amigo sentado en el pasto golpeando suavemente a un lado suyo. Meiko se sentó junto a él, miraron las nubes siendo empujadas por el viento. ─ ¡Mira, esa nube parece Junko! ─ El castaño apuntó una nube con forma de aquel cachorro de nombre "Junko".

─ Oh, es verdad. ─ Giró su rostro para mirar el perfil del niño, su cabello azul, sus ojos, nariz y sonrisa, una sonrisa que enamora a cualquiera o bueno, ella lo creía así. De un momento para otro el de ojos zafiro giró su cabeza y se encontró con la penetrante mirada de la pequeña, la examinó, su cabello castaño y corto, sus ojos color café que reflejaban ternura y amor. Esa pequeña nariz y sus labios rosas, el pequeño Kaito se sonrojo al igual que su acompañante.

─ ¡Chicos! ─ La voz del castaño acompañada de los ladridos de Junko lograron soblresaltar a los niños, miraron a donde estaba el castaño. ─ Miren, miren. ─El de ojos café sacó un aparato de atrás suyo.

─ ¿Una cámara?¿de donde sacaste éso? ─ Su hermana se acercó a mirar lo que tenía el castaño en las manos.

─ Un hombre estaba sacándole fotos a un niño rubio y se la olvidó.

─ Genial, saquemos una foto. ─ El de ojos zafiro posó la cámara sobre unas piedras y los niños se acercaron. ─ ¡Sonrían! ─ Los pequeños sonrieron y el más alto sacó la foto. ─ Pero que bello que soy. ─ Posó como diva.

─ Claro Kaito, claro...

Meiko sonrió recordando aquella tarde. Miró su habitación, se encontraba sola, el de hebras azul siempre la visitaba y ahora que no está ella siempre esta sola.

Negro esta el rumbo al andar, si logro continuar será sola. Puedo sentir la luz sobre mí, muy pronto se va a extinguir. Me siento tan sola...

Ikanaide ❥ Kaimei.Where stories live. Discover now