Capítulo 7: El cuaderno misterioso

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- <<¡¿Pero qué es eso?!>> ¿... Esos son tus apuntes?

- ... Si... Es que me cuesta mucho escribir las cosas en inglés y no me da tiempo a copiarlo todo y luego todo acaba siendo un caos.

- ¡¿Un caos?! La habitación de mi hermano cuando juega con los Lego es un caos, tu libreta no tienen nombre.

- Entropía – respondió una voz tras de sí.

Cuando Jane se giró vio a Hiro apoyado sobre su mesa.

- No sé que significa eso y, por favor, no apoyes tus nalgas en mi mesa.

- Básicamente hace referencia a la magnitud termodinámica que indica el grado de desorden molecular de un sistema – explicó mientras se separaba de la mesa -. Aunque también es la medida de incertidumbre que existe en un conjunto de mensajes, del cual sólo se recibe uno.

Ambas chicas guardaron silencio unos segundos e intercambiaron miradas.

- ¿Me ayudas? - volvió a preguntar la chica morena a Jane.

- Claro.

- ¡Pero no me ignoréis!

La chica se presentó como Melody y los tres se dirigieron a la cafetería, ya que estaban hambrientos y en la biblioteca estaba prohibido comer. Se sentaron en una mesa libre cerca de la entrada. Jane comenzó a comer su clásico bocadillo de lomo y queso, mientras que Melody sacó una fiambrera en forma de fresa llena de uvas, trozos de frutas variadas y nueces. Hiro, por su parte, se unió a las chicas tras haber comprado una napolitana de chocolate.

- Y qué Melody ¿Te quedaste dormida? - preguntó el muchacho.

- ¡Eh? No. Tuve que ir al hospital.

- ¿Estás enferma?

- No, no: es sólo que mi cuerpo no asimila una vitamina y tengo que ir a pincharme.

- Yonki – dijo Hiro con una ligera carcajada. Melody agachó un poco la cabeza por el comentario.

- Oye Hiro – comenzó Jane -, ¿Puedo hacerte una pregunta?

- Claro.

- ¿¡Qué demonios haces aquí!? ¿¡Para qué has venido!?

- Eso son dos preguntas, Moira. Hay que mejorar esas mates.

- Mide tus palabras, Cobaya – advirtió con un tono y una mirada que denotaban un claro enfado.

- ¡Eh, eh! Tranquila. Me caes bien, por eso he venido.

- ¿Qué te caigo qué? ¿Por qué? ¿Cómo?

- Te alteras cada vez que hablo. Eres divertida.

- ¿Qué soy qué? - preguntó confusa -. Mira: Si quieres quedarte quédate, ¡pero no incordies!

- Me quedaré aquí, en silencio.

Mientras Jane le explicaba a Melody cómo debía organizar y marcar sus apuntes (colores a utilizar en cada apartado incluido), Hiro se dedicaba a observar a las chicas con una media sonrisa y probablemente haciendo enormes esfuerzos por callarse los comentarios que seguramente rondaban por su mente. Pronto Melody pudo ver el resultado final de un ejemplo de apuntes de la mano de su compañera: todo perfectamente ordenado, subrayado, recuadrado, respetando los márgenes y con un código de colores que hacia mucho más fácil hallar los datos a consultar.

- Y así es cómo se usa el past perfect – finalizó Jane.

- Vaya... ¿Tú no serás de las que ordena los lápices de colores por frecuencia de honda, no? - comentó Hiro, al que la muchacha dedicó una mirada fulminante.

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