-Veintitrés-

2.2K 246 54
                                    

Cuando salí por la puerta de aquella habitación de hospital, no pude evitar sonreír como un idiota.

Novios, ¿eh?

Llegué a la cafetería y me topé con una marabunta de gente que llegaba hasta casi la entrada. No sé cómo me escabullí entre todas esas personas para llegar hasta casi el mostrador, aunque me había llevado unos diez minutos, unos cuantos pisotones y algún que otro codazo. Por fin conseguí llegar al principio de la cola, colándome de al menos cincuenta personas. Pero no me importaba, estaba ansioso por comprarlo rápido e ir con Jungkook. Tenía el corazón a mil, cada segundo que pasaba me venía la escena del beso a la mente. La adrenalina corría por mis venas como si de sangre se tratase, por fin estábamos juntos después de todo lo que ha pasado. Me sentía culpable y tenía miedo de que Jungkook me odiase, al fin y al cabo yo fui el que acepté quedar con él y confesarle mis sentimientos, desobedeciendo a Cho y rompiendo las condiciones que ella había impuesto. Pero cuando Jungkook me dijo que no era mi culpa y que quería estar conmigo, sentí cómo mi corazón dio un salto de felicidad. Lo único que queríamos era estar juntos, y lo habíamos conseguido. Pero aunque no dijera nada, estaba muy preocupado. Si era de verdad que Cho le había atropellado porque nos había visto juntos... No quería ni imaginar lo que haría si se entera de que estamos saliendo.

Terminé de comprar por fin los dos cafés; el americano y el capuccino, junto con algunos bollos para Jungkook. Había estado una semana entera el coma y necesitaba reponer fuerzas, además que creo que le hará ilusión que se lo lleve. Llamé al ascensor y esperé pacientemente unos dos minutos a que bajara y me subiera. Pulsé el botón de la décima planta, que era donde él se encontraba y me miré al espejo de este para colocarme el flequillo. De pronto ví como una chica de unos dieciocho años de pelo castaño y corto que vestía un jersey amarillo dirigió la mirada hacia mí y abrió los ojos como platos. Me señaló con el dedo índice derecho y se tapó la boca con la otra mano.

  — ¡¡Chicas, mirad!! ¡¡Es V!!

Mierda, ahora no. 

Un grupo de chicas que me había reconocido se aproximó a mí con rapidez mientras yo pulsaba repetidamente el botón para que se cerraran las puertas. Al final tres de ellas consiguieron colarse y se pusieron como locas a chillar cosas que no llegaba a entender y a saltar como si no hubiera un mañana.

  — Chi-chicas... ¿Q-qué hacéis? Tranquilizaros...— Me atreví a decir. Lo cierto es que para que estas cosas no sucedieran siempre iba con una gorra o algo, pero esta vez no la traje.

ㅡ¡¡Eres V!! ¡¡V en persona!!— Gritó una de ellas.— ¡Me encanta tu música! ¡Por favor, fírmanos un autógrafo y sácate un selfie con nosotras!

  — Está bien, tengo algo de prisa así que solo hasta que se pare el ascensor en la décima planta, ¿vale?

— ¿Prisa? ¿Vas a ver a alguien?— Preguntó la que estaba más alejada de mí.

 — Sí, voy a ver a alguien.— Respondí sin querer dar muchas explicaciones mientras cogía el rotulador negro y la libreta marrón que me había tendido la chica del jersey amarillo.— Con cariño de V para... ¿cómo os llamáis?

  — ¡¡V nos ha preguntado como nos llamamos!!— La chica que se había mantenido en silencio habló. Estaba roja como un tomate agitando la mano para abanicarse la cara, y parecía que en cualquier momento se iba a desmayar.

— ¡Hye! ¡Sólo es por el autógrafo, cálmate! — La castaña se giró hacia mí atusándose el pelo dedicándome una mirada de coqueteo.— Por favor, ponlo dirigido a Hye, Eunha y Youngmi.

  — Claro.— Terminé de escribir y le devolví la libreta y el rotulador a la chica que me vió primero.— Tomad, todo listo.— Sonó una voz robótica que  anunciaba que llegábamos a la décima planta y adelanté un pie para salir rápidamente, pero una de ellas me agarró dle brazo derecho y me detuve en seco.

El destino. [Vkook] || Primera TemporadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora