v e i n t i s i e t e

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conversaciones

—Voy a morir.

Eso fue lo primero que pensó Kyungsoo en tanto Jongin sugirió que ahora que eran una pareja oficial debían hacer ciertas cosas oficiales. No se crean, el andar de la mano delante de un montón de estudiantes de la facultad, y presentar a Jongin como su novio con sus amigos era una idea soportable y fácil para Kyungsoo muy diferente a las ideas que revoloteaban como mariposas por la mente de Jongin. Aún no habían hecho lo primero, debido a que lo segundo tampoco había sido realizado, Kyungsoo estaba asustado y feliz, bueno, gracias a que Jongin estaba feliz Kyungsoo estaba bien.

Pero de igual forma no dejaba de sentir como si ese era el último día de su vida.

—No vas a morir, hyung. Será divertido, nosotros tres y la comida mexicana que tanto te gusta.

El plan hubiese sido perfecto si en el no estuviese incluida Jung Soojung pero debido a que su relación no estaba planificada para ser un secreto delante de nadie, Jongin había sugerido que ella fuera la primera en darles el visto bueno. Sólo que Kyungsoo sabía que Soojung no iba a darles el visto bueno, que primero muerta antes de dejar a su preciado bebé en manos un depredador como él. No la culpaba, actuar como un cretino descorazonado durante casi un año le daba suficientes motivos a ella para pelear como leona por sus crías. Soojung ya le había pedido que no se acercara a Jongin, y él no lo hizo caso, no podía ni imaginarse qué cosas le haría ella cuando se diera cuenta que ahora sí estaban juntos.

Si Kyungsoo fuera Soojung, actuaría de la misma forma.

—Soojung me da miedo —admitió con algo de pena—. Tú no conoces ese lado frívolo que esconde.

Jongin se echó a reír tomando sus manos y besándolas quizá para transmitirle un poquito de valentía y fortaleza.

—Claro que la conozco. Es mi mejor amiga —respondió, haciendo una mueca graciosa con sus labios—. Una vez me retiró el habla por una semana cuando le dije que la música que solía escuchar era música para ritos satánicos. Es decir, ella estaba allí, en el salón de clases, pero no me miraba, yo no existía. Me dio miedo.

Kyungsoo se echó a reír tratando de imaginar un Jongin y a una Soojung de escuela, ahora que miraba más de cerca su relación, y escuchando de boca de Jongin la estigma que le tenía, no sentía el más mínimo ápice de celos. Soojung era como antes la había descrito, una mamá leona al cuidado de sus crías en presencia de los depredadores, Jongin le explicó que se debía a que siempre deseó un hermano menor pero que su madre nunca más se pudo embarazar y terminó reflejando en él aquella figura aunque Jongin fuera unos meses mayor que ella. Jongin mismo la miraba como una hermana sobre protectora, gracias a que fue la única que se quedó cuando el resto del mundo se marchó de su lado. Era una bonita relación que Kyungsoo no debió celar pero que sí comenzó a envidiar sanamente porque él no tenía a una Soojung en su vida, su personalidad arisca no dejó que nadie rompiera la barrera que había formado para protegerse a sí mismo. Sus amigos estaban allí, compartía con ellos e incluso reían de vez en cuando, pero ninguno de ellos era como Jung Soojung.

Y por conocerla un poco más, por saber cuán capaz era, es que Kyungsoo sentía miedo. ¿Qué tal si la loca le volaba un ojo usando un tacón? Uh, uh, nadie sabía sus métodos.

—Pero también sé que Soojung no va a saltarte encima —continuó Jongin; sigilosamente se arrastró por la cama que ahora compartían y besó extensiones de piel que Kyungsoo no se había molestado en ocultar.

They Never Know → KaiSooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora