Capítulo 30. Una de los nuestros

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Nicole utilizó todas sus fuerzas para desviar la bola de fuego que acabó impactando a escasos centímetros de Claudia.

—¡Eh! —gritó la joven.

María resoplo aliviada, le acababa de salvar la vida.

—¿Estás loco o qué? ¡Podías haberla matado! —Le recriminó Bruno mirando preocupado a María quien seguía en shock.

—Si estás tan seguro de que es una Ignis, ¿qué problema hay?

—¿En serio? ¡Estoy bien! Gracias por preocuparos —interrumpió Claudia.

Se sentía ofendida. La bola de fuego al final casi había impactado en ella y nadie se había dignado a preguntarle cómo se encontraba.

—Lo siento Clo. No he tenido tiempo para calcular —se disculpó Nicole.

Nate y Bruno seguían discutiendo acerca de María.

—¿Es qué no te vale mi palabra? —preguntó Bruno.

Se notaba que estaba enfadado. Nate lo miró serio, normalmente confiaba en él, pero viendo como miraba a la anormalidad esta vez no se fiaba. Estaba seguro de que el chico haría lo que fuese por meterla en el grupo.

—Nicky, pruebala tú —le pidió.

La joven se acercó a María, quien dio un paso hacia atrás. ¿Qué iban a hacer ahora?

—No voy a hacerte mucho daño. Creo —le dijo ella amablemente.

María no estaba muy segura, pero se fiaba más de ella que de Nathaniel, así que se acercó.

Nicole le cogió el brazo y puso su mano justo encima. Cerró los ojos y pequeñas llamas comenzaron a surgir. María observaba muy atenta como las llamas se acercaban a su brazo.Trató de apartarlo, pero la joven lo sujetaba con fuerza.

Notaba como su piel se iba quemando. No podía resistir el dolor. Necesitaba que parase. Dio un fuerte tirón y logró liberar su brazo. Lo miró preocupada y, para su sorpresa, no tenía marca alguna.

—¡Os dije que era una Ignis! —exclamó Bruno mirando a la joven de manera orgullosa.

Todos la miraban boquiabiertos. No podía ser cierto, se suponía que ya no había más Ignis. Era algo asombroso.

María los miraba algo preocupada. No entendía del todo que estaba pasando, y que le mirasen así le provocaba pavor.

—¿Alguien me puede explicar algo?

Nate la miró asqueado. ¿Cómo podía ser esa chica una Ignis? De verdad que no tenía ningún sentido.

—Tu poder es el fuego —respondió Claudia.

Su tono esta vez parecía amable. ¡Qué extraño! María la miró confusa, ¿se estaba burlando de ella? No había oído hablar de ningún grupo en el Morsteen que pudiese hacer eso.

—¡Bienvenida al grupo! —exclamó Nicole dándole un pequeño abrazo que pilló a María por sorpresa.

¿Y ese cambio de actitud por parte de todos?

—No entiendo mucho, no sabía que hubiese un grupo que controlase el fuego. ¿Y ahora qué debo hacer?

Tenía tantas dudas.

—Nada. Nadie debe saberlo, ¿entendido? María, es muy importante que lo mantengas en secreto.

La voz de Bruno sonaba seria y preocupada, pero María solo se había fijado en que se sabía su nombre. Por primera vez no era la "anormalidad", ¡era María!

—María, escúchame. No digas nada a nadie. Nosotros cuatro te enseñaremos a dominar tus poderes, ¿está claro?

No entendía porqué tanto secretismo, pero por primera vez era parte del grupo y no quería estropearlo. Asintió rápidamente con la cabeza. No diría nada a nadie.

—Bien, mañana empezaremos con los entrenamientos intensivos —dijo Bruno mientras salían hacia el pasillo.

Bea estaba justo en la puerta y se quedó mirándoles extrañada. ¿Qué hacía María con ellos? Avanzó de forma veloz hacia su amiga por si estaba en problemas, pero en seguida se dio cuenta de que no era el caso. La joven reía alegremente con los Domadores. Una punzada atravesó su estomago, ¿cómo podía estar con ellos?

—¿Qué haces? —preguntó de forma seca.

—Yo... —balbuceó.

—Ahora es uno de los nuestros. No te metas —le advirtió Bruno.

Bea miró a Claudia. ¿En serio? ¿La anormalidad sí, y ella no? ¿Cómo podía permitir eso? Claudia dio un paso hacia atrás y agarró el brazo de Nicky. No quería enfrentarse a Bea, era la única persona fuera de su grupo que de verdad le importaba.

Bea se sentía furiosa y celosa a la vez. No entendía nada. Miró a María de forma seria.

—Escoge, o ellos o yo —le exigió.

María se quedó pálida, ¿cómo podía pedirle eso? Bea era muy importante para ella, había sido su mejor amiga al llegar aquí, pero Bruno era... Bueno, Bruno. Además ellos eran los únicos capaces de ayudarla con sus habilidades...






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