C5: Eventualidad.

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Simbólico, introspectivo y sutil. Recuerdo sus palabras acerca de mi mural.

Si bien recuerdo ella dijo que se tatuaría en una nalga el mural de la casa de Mei Ling si conociera al artista; tal vez la naturaleza está buscando llevar a cabo eso mientras hace rugir el viento un poco más. Sin embargo, me reservo el pensamiento ya que sería un poco inadecuado decirlo en voz alta, y me limito a acercarme y levantar la bicicleta tomándola por el manubrio.

—Elvis tiene auto—recuerdo mientras ella abrocha su abrigo que llega hasta sus muslos. —Podrías decirle que te lleve al lugar que tienes que ir—comento. Ella mira hacia abajo mientras abotona la prenda y por un momento observo la forma en que sus delgadas pestañas bajan en un abanico agraciado hasta casi rozar sus pómulos. —Aunque si mal recuerdo tú también tienes auto—omito la parte del accidente pero ella instantáneamente lo recuerda y me mira con cierto de remordimiento.

—Recuerdas bien—replica mordiéndose el interior de su mejilla mientras la sonrisa de culpa y gracia lucha por dominar sus labios y extenderse para iluminar su rostro. —Mi jeep está bastante familiarizado contigo, lo siento por eso—ella extiende sus manos para tomar la bicicleta y le cedo el manubrio. Sus dedos rozan con los míos y, ante tal sencilla e insignificante acción, soy testigo de la manera en que cuadra sus hombros y el leve color arrebol en sus mejillas adquiere otra tonalidad. —Creo que te hará feliz saber que no lo volveré a usar y que tú y toda la población estará a salvo de mi torpeza automovilística. Nada de atropellar peatones para mí.

Doy un paso atrás dándole espacio, pero no lo suficiente como para dejar de contemplar los rasgos de su rostro en detalle.

—No es necesario que dejes de conducir por haberme atropellado—le aseguro.

—No lo hago por ti—comienza a reír, pero de forma automática se detiene al ver mi inquisitiva ceja levantada en su dirección. —Bueno, sí, tal vez es en una mínima parte por el hecho de que no quiero arrollar a alguien más con el jeep—reconoce. —Pero en realidad lo hago por el medio ambiente. Estoy en contra del uso innecesario de los vehículos motorizados por combustible fósil y a gas natural, ¿sabías que son los responsables del alrededor del 14% de la contaminación? No es tanto comparado al 50% que emiten el conjunto de viviendas, fábricas y demás, pero sigue siendo dañino—explica. —También estoy en contra de los coches eléctricos dado que su producción resulta mortal para el entorno, ¡y casi lo olvido! Los autos a...—la interrumpo.

—Ecologista—reconozco al mismo tiempo en que el crujido de una puerta siendo abierta se oye.

Zoella, así recuerdo que la llamó el nuevo entrenador, mira sobre mi hombro y saluda a quien sea que se encuentra a mis espaldas. Me giro hacia la fraternidad en la que Shane, Steve y Dave viven, para ver a Larson saliendo de ella con ropa deportiva puesta.

Mis músculos se tensan y aprieto la mandíbula con una fuerza innecesaria. Mi usual apatía y desagrado fluyen a través de mí mientras él llega hasta la calle y sonríe hacia la chica a pocos pasos de mí con cordialidad. Sin embargo, cuando sus ojos se deslizan hacia mi persona esa sonrisa vacila.

—¿Qué tal, Zoe?—inquiere poniéndose uno de sus auriculares. Está listo para salir a correr como regularmente lo hace, pero a diferencia de todos los sábados en que nos topamos siempre a la misma hora en el mismo desértico lugar, él habla y me observa por primera vez. —Hensley—saluda con cortesía, y yo me limito a asentir.

No pienses en Wendell, ni en Kendra. No pienses en Kassian y tampoco en él. No pienses, no recuerdes. No hagas lo que sé que deseas hacer. Me repito como cada vez que lo veo, como en cada oportunidad que mi memoria no falla y hace bailar las imágenes del pasado en mi cabeza.

Extra pointWhere stories live. Discover now