Ahora todo había cambiado en un pestañeo, ahora él era el rehén y los que mandaban y decidían sobre lo que sucedería con su vida eran la reina María II, la corte, el juzgado y la milicia, no quería morir a su corta edad de 16 años, no había vivido nada aún, había tenido planeadas muchas cosas para un par de años mas adelante, quería ver el mundo, enamorarse, estudiar, hacer mucho que no podría en aquel navío y ahora sólo deseaba poder sobrevivir.

El barco arribó a un puerto, las olas eran tranquilas y cualquier ajetreo se había detenido, un soldado de la marina bajó las escaleras, sus pisadas se escucharon hasta que llegó frente a la celda, observando fríamente a la tripulación de el escarlata, mientras ChaeRin apretaba a su hijo contra su cuerpo intentando protegerlo así de alguna manera, Jimin sólo dormitaba entre sus brazos, sin energías tras haber recibido el golpe de la caja sobre su cabeza. La mirada de odio de la mujer se clavó directo en el militar que se acercaba y abría la puerta precavido de cualquier movimiento por parte de alguno de los capitanes, sosteniendo una afilada arma entre sus dedos. El rubio entreabrió los ojos y observó que aquel militar se acercaba a él. El hombre jaló de su ropa para levantarlo con brusquedad, despertandolo de golpe y manteniedolo de pie contra su pecho, se colocó tras él, sujetándole el cuello de la camisa desde atrás y colocó su afilada navaja el su garganta.

— Andando.— ordenó señalando a los capitanes para que caminaran hacia la puerta metálica de la bodega, donde otros guardias esperaban para esposar y exhibir la captura de los piratas.

— No le hagas daño.— suplicó la madre poniéndose de pie lentamente, sin hacer movimientos bruscos y con las manos sobre su cabeza.

— Entonces muevanse.— dijó apretando el filo de la navaja contra la quijada del menor, obligándolo a levantar la cabeza. Los ojos de Jimin seguían entrecerrados, casi no lograba abrirlos con la leve luz cargandolo, quizá producto del golpe que había recibido en la cabeza, sus piernas se sentían débiles, sin la capacidad de sostenerlo en pie, sus rodillas se doblaban levemente pero consiguió mantenerse para mantenerse con vida.

— Encadenenlos a todos, y pongan al niño aparte, talvez podamos sacar provecho de él después.— en ese momento Jimin abrió sus ojos como platos, un escalofrío recorrió su columna haciendo que reaccionara pataleando, e intentando llegar hacia su madre, el agarre del militar sobre el se apretó sobre su cuello, haciéndolo quedarse quieto al sentir el filo cortar su piel muy levemente, giró la cabeza logrando así ver una sonrisa cínica dibujada en el rostro de aquel marinero, una sonrisa que le heló la sangre. Por una vez mas en su vida estaba experimentando el miedo de morir, de ser separado de sus padres, de no saber que pasaría con él.


•••



— ¡Hijo mío! Ha llegado la hora.— dijo el conde mientras se acercaba a Jungkook alegré y dichoso, el castaño abrió los ojos dando un respingo por la sorpresa de la intrusión en su habitación.

— ¿De que esta hablando, padre?— pregunto el chico castaño con evidente confusión mientras se levantaba de su cama, sorprendido de que su padre lo despertara en persona y de tal manera, se levantó y se puso de pie para ser recibido por un fuerte abrazo del hombre, de verdad que toda la situación lo hacía creer que aún soñaba.

— ¡Hijo mío! Hoy es el dia en el que se les da muerte a los que se hacian llamar los dueños del mar. A aquellos insesibles piratas que dieron muerte a mi hermano hacia ya tantos años, por fin serán condenados, y la orden la dará la reina misma. Claro está que aquellos piratas no merecen compasión alguna, por ello María II, nuestra gobernante, dará juicio a estos bastardos el día de hoy.

Jungkook estaba realmente sorprendido, jamás pensó que su padre fuese alguien que pudiera guardar tanto rencor a un grupo de personas por algo que paso hace aproximadamente 25 años años atrás, sin embargo lo entendía, comprendía el dolor de que le arrebataran la vida a tu unico hermano frente a ti y no poder hacer nada, suspiró y fingió una sonrisa ladina.

— ¿Qué piensa que la reina hará con ellos, padre?

— Hijo mío, es más que evidente que serán condenados a muerte y terminarán en la horca, esos seres salvajes no merecen menos que la muerte por sus multiples robos y asesinatos cometidos en un pasado, y su pequeño hijo ha de pagar las consecuencias de sus padres de igual manera, he de torturar a aquel chiquillo y así atormentar a sus padres antes de darles la muerte. Sera mejor que te apresures, acaban de traerlos a tierra firme, según me informaron mis leales marineros, pronto caerán frente a la justicia de la reina de Inglaterra.— Sin más el hombre salio de la recamara, dejando a Jungkook algo confuso, pero no podia negarlo; estaba realmente ansioso, por primera vez podría presenciar las olas de cerca, observar el mar azul y las especies que habitan a su alrededor, y ver con sus propios ojos a aquello seres que eran llamados salvajes e insensibles, aquellos piratas que causaban tanto odio y terror, presenciar un juicio y una ejecución.


•••


El sol golpeó los ojos de Jimin al salir de la bodega cegandolo, veía tierra firme, un puerto, otros navíos a su alrededor, aves volando y cantando alrededor, grandes cantidades de personas que observaban impacientes desde la costa, hombres con trajes caros y mujeres con largos vestidos y sombreros llenos de plumas, niños jugueteando y marineros. Vio a sus padres caminar obedientes, los llevaron hacia las escaleras, bajando del gran navío hacia el puerto mientras que él les observaba arriba, nervioso, pasaron los minutos y sus captores lo bajaron por las mismas escaleras hasta quedar en el puerto, ¿quién diría que la primera vez que Jimin pondría un pie en tierra firme sería así? Sentia miedo, a pesar de que siempre había querido arribar y tocar un puerto, en ese momento se sentía aterrado, el lugar estaba repleto de personas bien vestidas y carruajes por todas partes, todos con las miradas clavadas en ellos, en su tripulación, en él. No quería morir, desde que fue bajado del navío militar su mirada estuvo fija en el suelo, no quería dar la cara, sólo podía escuchar como las personas que los observaban decían miles de mentiras, rumores, susurraban tantas cosas que parecían imposibles y aún así se las acreditaban a ellos, su tripulación no había cometido ninguno de los actos que se decían.

Escuche que ellos habian matado a más de 15 personas en un navío de pasajeros cuando no les dieron lo que quisieron.

"Eso es una mentira."

Yo escuche que el capitan mató a un conde, son unas bestias salvajes.

"No es verdad."

Se dice que su propio pueblo les dio la espalda, ni los mismos piratas, por sanguinarios.

"Eso también es mentira, robamos para sobrevivir, no herimos a nadie."

Jimin se mantenía con la boca cerrada, su vista había comenzado a nublarse debido a las lágrimas que estaban a punto de salir por sus hermosos ojos de color avellana, sin poder contenerlas más comenzaron a bajar, pasando por sus labios hasta recorrer su cuello y perderse en su camisa blanca que ahora se encontraba rasgada y sucia. Sin embargo, no le interesaba, no le importaba que su vestimenta estuviese rasgada, sucia y ensangrentada, eso era lo que menos importaba, después de todo era su fin, el final de su tripulación y de su vida, nadie iba a criticar la manera en el que se encontraba vestido cuando tenía cosas más importantes de que preocuparse. Porque ya no podia hacer nada, mientras su madre lloraba y su padre mantenía la cabeza gacha, él se despedía de todos su sueños, su fin había llegado en aquella tierra extraña, lo colgarían condenado a muerte.










~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~

¡Mis mochis! Hola

Les traigo dolor y desesperación (?)

:V

¡Los adoro! Y los amo mucho mucho mucho mucho.

Bye bye.

Bye bye

Rất tiếc! Hình ảnh này không tuân theo hướng dẫn nội dung. Để tiếp tục đăng tải, vui lòng xóa hoặc tải lên một hình ảnh khác.
Freedom on the Sea - kookminNơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ