—Córtala, madre—le dijo simplemente y Rachel la vio sorprendida—. Hablas como salida de una página de Wikipedia.

Rachel ignoró el tono de voz irónico de su hija menor entrelazó sus manos sobre el hermoso vestido floral de algodón que utilizaba ese día. Camila supo que acababa de venir de arreglar su jardín debido a las pequeñas manchas de lodo en el borde de su vestido. Los rosales de su madre era otra forma de poder sentir el sol, algo que ella y su madre disfrutaban mucho.

—Me alegra que recuerdes que tienes una casa, Dinah Lucretia—Camila se giró para ver el rostro de Dinah furioso al escuchar su nombre completo—. ¿Puedo preguntar dónde estuviste...—volvió a ser interrumpida.

—No, madre—dijo secamente—. No puedes preguntar dónde estuve porque no te importa—Camila negó con desaprobación al escuchar el tono de su hermana menor al dirigirse a su madre. Dinah por otra parte empezó a quitarse su chaqueta y subir las escaleras—. Voy a comer en mi habitación. Espero que el ratón de biblioteca y tú disfruten de su comida.

Dinah desapareció rápidamente por las escaleras dejando a Camila y a Rachel solas a la entrada de la enorme casa, que tenía su propio nombre, que era Midnight Hall. Su nueva casa.

—Gracias por encontrar a tu hermana, Isabella—le dijo con cariño y Camila vio los ojos marrones de su madre, los ojos iguales a los suyos.

—Creo que eso no es del todo correcto, madre—Rachel la vio fijamente—. Pero eso podría contártelo durante el desayuno—le sonrió tomando su mano y Rachel, su madre, sintió la mano fría contra la suya.

—¿Por qué tienes tu mano tan fría? —Camila la vio con una sonrisa triste y apenada—. ¿Estuviste bajo el sol?

—Solo un poco antes de que Dinah me encontrara—Rachel negó tomando la mano de su hija y dirigiéndose con ella hacia el invernadero fuera de la casa. Camila la siguió mientras en su mano libre sostenía su libro favorito fuertemente.

—Ayer no quisiste alimentarte, hija mía. El sol te debilita y estás a punto de dormir de debilidad—Camila bajó la mirada mientras sentía el olor a rosas y su mirada se encontraba con los bellos colores de cada una. Eran rosas hermosamente cultivadas de diferentes especies, cada una diferente a la otra. Cada rosa con características diferentes, pero siendo una hermosa obra de la naturaleza.

—Tengo mucho trabajo en la librería—murmuró Camila—. Incluso creo que tengo que volver—su madre negó.

—No sin antes desayunar apropiadamente—Camila rio con tristeza al ver como su madre tomaba una llave que estaba ubicada en el centro de una columna color verde y abría una puerta de color de madera que era el camuflaje perfecto contra la estructura que las rodeaba.

Camila sintió la fría brisa golpearla de los tres aires acondicionados que trabajaban a la temperatura más baja posible y vio el enorme refrigerador de última generación frente a ella.

—Pensé que el desayuno consistía en huevos florentino y tostadas acompañadas con la jalea de frutos silvestres que tú preparas—Rachel se giró para ver a su hija y le acarició la mejilla con dulzura.

—Mi dulce e inocente Camila—la vio con dolor pero ocultó su tristeza a los ojos de su hija para girarse y tomar una pequeña copa de vidrio donde vertió el líquido rojo que tanto conocía Camila. La reserva de los Strafford estaba casi vacía a estas alturas. Lo que quería decir que esa noche tendrían que ir a cazar, tal como Dinah lo había dicho. Camila odiaba la caza, odiaba tener que matar a otros para su propio beneficio.

—Tenemos lo suficiente para que te sirvas tres copas—explicó su madre—. Luego tomaremos una más antes de irnos a cazar. Dinah ya tomó sus raciones aunque creo que ella no las necesita. Tu padre también las tomó antes de ir a trabajar.

The Midnight Chronicles TrilogyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora