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Penúltimo.

Y con una gran resaca, ambos cuerpos juntos se encontraban bajo las Sábanas. El cálido ambiente, el olor a la mañana y el fresco aire que entraba por la ventana, la castaña se levantó poco a poco con un dolor de cabeza tremendo.

No era una chica a la que le gustase tomar mucho, sólo fue por esta ocasión.

Y De hecho, se había divertido tanto que se sentía tan agotada todavía.

Bueno, por eso y por otra cosa...

Ah, por supuesto que Adrien había dormido con ella anoche, todo su cuerpo pálido estaba desnudo, y cada lunar tanto en su espalda como en su pecho, habían sido contados por la castaña hasta que terminaran.

Las manos frías de Adrien se habían vuelto calidas con el tiempo. Y le gustó, le gustó tanto sus toques que se volvió loca.

Meses antes habían sido toques amistosos, pero ahora ya no lo parecían, eran con amor y pasión. De los que jamás se podrían olvidar, de los que siempre tendría por obsesión y desearía más y más.

¿Pero como? ¿Como alguien como Adrien le hacía sentir tan genial?

Amor.

Algo de lo que estaba segura que sentía por él. Lo amaba mucho, tanto hasta morir.

Besó la frente del rubio tiernamente y tocó el frío suelo con los dedos de sus pies. Recogió su ropa prenda por prenda y volvió a ponérsela.

Lo extraño, era que ya no estaban en casa de Kim. Bajó a la sala para confirmar que, sí... era su casa.

Rápidamente volvió a la habitación y despertó a Adrien, no quería que su madre los viera a ambos, y menos a Adrien en bolas.

—¿qué pasa? —preguntó Adrien adormilado. Se frotó los ojos y dio un gran bostezo.

—tienes que irte, mi madre despertará en cualquier segundo y no queremos que te encuentre así.

—buen punto, Dame un segundo.

La castaña salió de la habitación y esperó un rato mientras iba a la cocina por cereal. Al momento en que se sentó en el comedor Adrien ya estaba vestido y tomó asiento a su lado.

Compartieron el cereal.

Y con las mejillas rojas, ambos se acercaban entre momentos para besarse.

te amo.

Sus palabras eran como música para sus oídos. Desde ahora, comenzaría a amar esas palabras de su boca.

—yo igual.

—quiero estar contigo por siempre ___. Incluso cuando nadie más lo quiera así.

—¿que dirá tu padre?

—¡que se vaya a la mierda Él y todos! Nos iremos muy lejos... y viviremos felices sólo tú y yo.

—eso me agrada —sonrío.


•••

Para el día siguiente, ambos nos tomamos de la mano y caminamos juntos por los pasillos. Adrien terminó con Marinette, le explicó la situación y no sé si realmente entendió pero no se molestó en lo absoluto.

JABÓN ━ ADRIEN Y TÚ.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora