El estúpido show de Dayana continuaba alborotando a todos. Entrar o salir de la escuela era un caos.

—¡Miren! ¡Ella es casi tan linda como Dayana Lords! —gritó un niño de anteojos al que le quedaba poco tiempo en este mundo.

No había respuestas para eso. Así que lo tomé del cuello.

—Niño piojoso ¿Acaso tus padres no te han enseñado a reconocer la belleza o no puedes verla con estos anteojos de perdedor?

—¡Deja en paz a mi hijo! —Gritó la madre.

—¡Pues debería enseñarle modales a este gusano!

—¿Le faltaste el respeto a una mujer? —Preguntó la señora dirigiendo una mirada furtiva hacia el chico.

—No, mamá solo dije que era "casi tan linda como Dayana..." —se excusó.

—Precisamente, "casi" como esa imbécil de piel reseca...

Subí a mi camioneta y la puse en marcha. Me detuve en un semáforo y un hombre se me acercó.

—¿Quiere que le limpie el vidrio señora?

—Oye ¿no se te cansa la lengua al final del día? O ¿Con qué limpias? —Pregunté algo extrañada. El sujeto me arrojó agua con jabón en la cara, iba a bajar a golpearlo con un bate de beisbol que llevo siempre conmigo, pero justo la luz se puso en verde y los demás conductores de atrás comenzaron a sonar sus bocinas. Tuve que acelerar, pero lo miré fijo para recordar su rostro.

Las puertas del templo se abrieron. Aquí sí sabían cómo tratar a una reina como yo, era una modelo desfilando por su pasarela, con vendedoras que son verdaderas eruditas de la moda, científicas del buen gusto.

Sí, esta es mi religión... comprar... comprar y comprar... ¡¡no hay nada más lindo en el mundo!!

De pronto el mágico universo que me rodeaba se opacó cuando lo vi a Brandon, pasaba todo el tiempo que podía en el shopping, la regla era simple: las chicas más lindas estábamos ahí y él estaba allí de puro infeliz para molestarnos.

—Hola —me dijo ni bien me vio. Parecía desesperado por saludarme.

—Bien aquí estoy, te quedan dos deseos más... —le dije. «Vaya, a veces me sorprende lo rápida e inteligente que soy para responder con genialidades... mentira, no me sorprende... soy fantástica»

—Quiero tocarte una de esas... —dijo estirando su mano hacia mi pecho.

—Te oyes como alguien que quiere quedarse sin manos...

Brandon retiró su mano a mitad de camino.

—Ahora desaparece de mi vista. Estoy ocupada con algo importante.

—Supongo que tienes mucho trabajo que hacer —dijo el idiota apoyándose contra la baranda en pose de ganador— vengarte de Garret, de Dayana, de la Comisión Anti-Bullying, de Jessica, Anna y Julieta... suena a que necesitarás un socio ahora que el pobre indigente de Louis no está.

—Estás sugiriendo ser mi aliado. Bien ¿cuál es el truco? ¿Ahora me delatarás con el gobierno federal? Porque veo que ser sapos o traidores es la nueva moda en esta escuela de maricas. «Tenía razón mi padre».

—Solo déjame tocarte una y tendrás un aliado...

—¿Tocarme a mí? ¿Un gusano como tú? No, definitivamente no. Puedo darte todos los packs que quieras, pero no dejaría que un niño idiota me toque...

—Ya veo, ese es un privilegio que solo tiene el profesor David.

—Adiós infeliz...

—No, espera, acepto los packs...

La más odiada 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora