Sonríe, yo existo

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Dedicado a @ThePitifulWriter

La comisión del fracaso se había ido y yo estaba en estado de desesperación, hacía días que no les decía a los perdedores cuan perdedores eran, digo ¿cómo puede ocupar su lugar en el mundo una fea si nadie le dice lo fea que es? Es por lo que las chicas divinas como yo somos tan necesarias, sin mí los pobres comenzarían a sentirse ricos, las feas se creerían lindas y hasta los negros pensarían que son blancos...

Pasé por delante de todos en la fila y empujé a la primera de ellas.

—Fuera de mi camino, mugrosa.

Me dirigí al dueño del buffet.

—Escucha empleado pelador de cebollas, quiero, además de mi almuerzo super dietético de menos de 200 calorías, un "Combo burger extra quíntuple cardiac arrest" y dos tazas de café, una para mí y una para tirar...

Puse la hamburguesa en la bandeja a la gorda.

—Cómetela, ya no estás a tiempo de cuidar tu... de cuidar tu...

—¿Mi figura? —Preguntó al ver que no me salía la palabra.

—O eso que tienes en lugar de figura...

—Y tú, pordiosera, siéntate en el piso para comer... —le saqué la bandeja a Laura y la tiré al suelo.

Laura recogió la bandeja.

—Sophia... ¿eres consciente de que soy más rica que tú? Mi familia tiene diez veces más dinero que... bueno... que tu NO familia.

«Ouch... ese fue un golpe bajo, perra».

—¿Eres consciente de que por más dinero que tengas no podrás comprar este rostro increíble y que estos abdominales no se consiguen en Amazon?

Continué mi camino y me senté a comer.

—Ahhhh —suspiré. Al fin me sentía aliviada.

Gastón se sentó mirándome a los ojos. Parecía que la tranquilidad me iba a durar poco tiempo.

—Veo que se fue la comisión Anti-Bullying y volviste al ruedo... discriminaste, maltrataste, hiciste sentir mal a otras chicas... supongo que esta noche dormirás con la consciencia tranquila —me dijo incriminándome.

—¡Lárgate infeliz!

—Alguien ha creado un perfil falso en Facebook y ha publicado insultos y desafíos en el grupo de varones de la Low Botton College. Esta tarde tuve que correr durante cuatro cuadras perseguido por todos los pandilleros de esa escuela —acusó Gastón.

«Esa perra era diabólica» —pensé. Jessica era mi enemiga, pero no la delataría, eso sería romper un código de honor.

—Lo voy a repetir una vez más, lárgate infeliz... —dije.

—Sé que eres capaz de cualquier cosa, aunque ese no es tu estilo. Entonces solo me queda Jessica —dedujo.

—¿Por qué siempre tiene que ser una chica? Me parece más algo que haría uno de los idiotas de tus amigos de fútbol. Pero es sabido que siempre es más fácil culparnos a nosotras...

—¿Tú crees que fue un chico? —Preguntó esperando que yo me involucrara en su conversación.

—Yo no creo nada porque ni siquiera me importa.

—Algún día me pedirás perdón Sophia.

—"Algún día" no existe en ningún calendario... ahora lárgate.

Terminé mi almuerzo. Aquí no conseguiría la respuesta a cómo acabar con la estúpida comisión. Tendría que acudir una vez más al único lugar que siempre me había ayudado a resolver todos mis problemas: el shopping.

La más odiada 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora