-Ocho-

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Capitulo 8: El hijo de Narusaku despertó.

Shinachiku abrió los ojos gracias al ruido que tanto inundo su mente en aquel momento. Se despertó algo confundido y preocupado, ¿en que lugar estaba?

--Oh, ya despertaste. --Lo recibió con esa típica sonrisa sincera la Hyuga. Quien estaba tocando con su mano derecha la cálida y gran frente del pequeño rubio. Shinachiku dejó todas sus preocupaciones y se relajó al ver a Hinata, una persona que consideraba completamente confiable y amable.

--Uhm, ¿donde estoy? --Preguntó curioso Shinachiku. El chico todavía estaba en la linea del sueño y de la realidad, sus ojos jade quería abrirse pero el cansancio, se lo impedía. Como recién se despertaba, no recordaba bien lo que había pasado horas antes, solo se acordaba de que su compañera Rikka estaba en peligro pero que al final, iba a salvarse.

--Estás en mi casa. --Contestó Hinata agarrando uno de los mechones rubios que el chico poseía. Shinachiku le recordaba mucho al Naruto del que se había enamorado de pequeña, la única diferencia que había entre Naruto de aquel entonces con Shinachiku, era que uno tenía los ojos jade mientras que el otro los ojos celeste. Cabe a destacar que Naruto tiene esas marcas tan peculiar de Kurama en sus cachetes, mientras que Shinachiku, solo posee la marca del arte prohibido de Tsunade y Sakura. El extraño parecido del Hokage con el pequeño niño de Sunagakure, le daba muchas sospechas a Hinata.

--Oh... ¿Y Genki? ¿Rikka?  --Preguntó, o mejor dicho interrogó el rubio de ojos jade preocupado por sus amigos. Y aunque su mayor preocupación estaba en su amiga, Genki también le preocupaba ya que después del destrozo en el hospital, no lo vio mas.

--Rikka está con Sakura-san, ella se está encargando de hacerle algunos tratamientos. --Comentó la Hyuga con una sonrisa que tranquilizaba al rubio-- Y Genki... ahí.

La Hyuga señaló con su dedo a un sillón que estaba al otro lado de la sala. Ahí se podía ver una pequeña cabellera blanca salir de un costado, Shinachiku formó una débil sonrisa en su rostro y como podía, se levantó para comprobar que ese era exclusivamente su amigo.

--Menos mal que estas bien, Genki. --Dice casi en un susurro el rubio. Su amigo de pelo blanco estaba ocupando todo el sillón con su cuerpo, su rostro estaba sucio con algo de tierra y se notaba levemente que había estado llorando. Shinachiku sonrió al verlo sano y salvo, ahora debía ir con su compañera Rikka a brindarle apoyo.

--¿No quieres tomar un té? --Preguntó la Hyuga cuando ve que Shinachiku se dirige a la puerta para irse. El rubio se voltea a mirarla y levemente mueve su cabeza para indicarle que no.

--Estaré con Rikka, quiero ver como se encuentra después de todo lo sucedido. --Dice él mientras con su mano derecha abre lentamente la puerta del lugar. Luego mira nuevamente a Hinata-- Cuando despierte Genki... ¿Me harías el favor de hacerle olvidar un poco las cosas? seguramente está mal y necesite despabilarse un poco...

Hinata asiente con la cabeza.

--Está bien --Sonríe la Hyuga dirigiendose ahora al pequeño rubio. Luego con su mano izquierda le toca el hombro y lo trae de vuelta para adentro del hogar-- Seguramente no sabes donde está Rikka, le diré a mi hijo Boruto que te guíe a donde está ella. Sin embargo, tendrás que sentarte a esperarlo ¿si?

Y aunque Shinachiku quería ir rápido, le daba la razón a la Hyuga. Él no sabía donde se encontraba su compañera por lo que rápidamente se perdería por toda Konoha. Ya era difícil recordar donde quedaba la posada Hyuga, imagínense otro lugar. El rubio se desplomó en un sillón al lado de Genki y esperó lentamente la llegada del famoso Boruto.


* * *

--¿Quien es ella y por qué está en nuestra casa? --Preguntó Sarada queriendo una respuesta rápida de parte de su madre, quien estaba cuidando a otra chica de mas o menos su edad en su mismo hogar. La pequeña Uchiha se sentía celosa de que su madre le preste tanta atención a alguien ademas de ella. 

--Sarada hija, ella está muy herida y como ahora ya no hay hospital, la cuidaré aquí ¿si? --Habló Sakura después de tantas preguntas de parte de su hija. Estaba cuidando delicadamente a la pequeña de nombre Rikka, quien de todos los que estuvieron del hospital, ella fue la mas afectada. Naruto le dijo bien lo que había hecho con esa niña, que le había implantado un monstruo y que gracias a dios, no murió en el intento.

Sakura estaba preocupada por la chica extranjera, tanto por sus daños y más, por la criatura que tenía en el interior. Nadie sabia bien que era ese monstruo que se presentó ahí, ni el mismo Kurama confesó de verlo en todos sus años de vida, por lo que la vida de la chica estaba completamente en peligro al no saber nada sobre lo que tiene en su interior.

--Mamá, ¿cuanto tiempo de quedará? --Preguntó Sarada interrumpiendo los pensamientos de su madre. Sakura suspiró y amablemente, le pidió a su hija que se vaya de la habitación y que la dejara hacer su trabajo. Sarada negó con la cabeza y siguió allí soltando malos aires.

Rikka estaba tendida inconsciente en una cama, tenía todas las ropas destruidas y un sello desconocido se mostraba en su estómago. Aquel sello largaba veneno, pero gracias a un jutsu que le hizo Shizune al recuperar su chakra, logró que ya no soltará mas. Sakura miró detalladamente el cuerpo de la chica y su rostro. Rikka era completamente linda y por lo que escuchó de otras personas, era totalmente amable y buena, era una lástima que posea el bijuu.

Sarada notó la mirada perdida de su madre en aquella chica. La pequeña Uchiha recordó que a ella la había conocido y conversado en el hospital antes de aquel desastre, del que no se acuerda nada.

--¿Sabes su nombre? --Preguntó Sakura-- Te vi hablando con ella antes.

--Si, creo que se llamaba Rikka. --Contestó Sarada moviendo sus lentes.

--Um, Rikka... --Dijo casi en un susurro la pelirrosa repitiendo su nombre-- ¿Sabes donde están sus compañeros?

--¿Te refieres al rubio parecido a Boruto y al de pelo blanco? --Dudó Sarada.

--Si, esos mismos.

--Escuché a papá decir que estaban en casa de Hinata-san. --Comentó la pequeña Uchiha. 

--Ya veo, iré a verlos. --Dijo Sakura largando un pequeño bostezo de sus labios-- Te dejaré a cargo de Rikka. Si se despierta dile que está siendo hospitalizada y que...

--Que no se mueva, que se hará daño si lo hace, bla bla bla. --Interrumpe Sarada rodeando sus ojos en forma de molestia. Ese recado no le parecía justo y no le interesaba en lo mas mínimo-- Está bien, ve con esos chicos y no tardes.

Ya no se quien es la que manda de las dos.

--Si, gracias Sarada. --Sakura sonríe y le plantó un beso en la frente a su hija, de la que estaba orgullosa haber criado junto a su esposo Sasuke. Si hubiese criado de la misma manera a Shinachiku, seguramente todo sería tan distinto a lo que es ahora... Sakura está completamente arrepentida de haberlo abandonado y siempre se repite la culpa internamente.

Por otra parte, Sarada aprovecharía el momento en el que no está su madre para hacer una cosa de la que estuvo pendiente hace un día; el secreto. Ni tanto su madre se iba, la pequeña iba a indagar el cajón de la mesa que está al lado de la cama matrimonial de sus padres e iba a fijarse que estaba ocultando su madre. Sarada sabía que ahí se encontraba el diario personal de su mamá pero nunca se interesó en espiarlo, no tanto como ahora.

Sakura se preparó, se despidió de su hija y salió del lugar.

Manos a la obra, Sarada.



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⏰ Last updated: Sep 09, 2017 ⏰

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El hijo perdido de NarusakuWhere stories live. Discover now