Desearía Poder Odiarte ↠{Jimin y Tú}

{042}

Narra ____(T/N).

Temblé ante las palabras de Jimin.
¿Cómo una persona era capaz de doblegar mi razón con tan sólo una oración? Me dediqué a observar sus ojos oscuros, que reflejaban miedo y dulzura, una mezcla bastante extraña, pero aún así se hacía presente. Debía salir rápidamente de allí mismo, de lo contrario, lo poco de cordura y dignidad que me quedaba se desmoronaría por completo.

-Dejé el gas encendido -dije en un balbuceo-. Voy a la cocina. Tú intenta descansar.

Él no protestó como yo esperaba, ni siquiera hizo ademán de detenerme. Tan sólo me miró avanzar hacia la puerta y salir por esta, y claro que lo agradecí, después de todo, si él hubiera querido, me habría hecho olvidar absolutamente todo.

Narra Jimin.

Ver su silueta desaparecer por la puerta era doloroso, pero ¿Qué más podía hacer? Sabía que ella estaba herida y por supuesto que tenía razones para estarlo, aunque era injusto ya que claramente no tenía la intención de engañarla o algo por el estilo, sino que tan sólo ayudarla, pero las cartas se habían dado vuelta y ahora nos encontramos más distanciados que nunca.

Quería marcharme de este lugar, no me resultaba ser más que incómodo y estaba claro que para ella también lo era. Yo había prometido no volver a comprometerla conmigo, de alejarla, pero ¿Cómo lograría hacer que mis sentimientos no me traicionaran?
Es por eso mismo que quería alejarme lo más pronto posible, pero la cabeza me dolía y mi cuerpo estaba débil, no estaba en condiciones de salir ahora a la calle, cuando ni siquiera tenía una casa o al menos dinero. No me quedo más que hacer caso a ____(T/N) y quedarme, al menos esta noche para que pudiera recuperarme y tener la condición mínima para encontrar un empleo.

Me acomodé en su cama, que tenía su olor impregnado, eso sólo provocó un estremecimiento de mi parte y por más calor que me diera la fiebre me tapé por completo en las sábanas para sentirla más cerca de mí, cerré los ojos e intenté dormir, pero otra vez se me había hecho imposible, sería una muy larga noche al menos para mí, sin poder de dejar de pensar en ella y de lo inútil que yo había sido.

(...)

El sonido de la alarma de ____(T/N) me despertó, había dejado su celular en la habitación y por tanto ella aún no debía estar despierta. Eran las 6:30 y aún con somnolencia me levanté de la cama, pues no había logrado dormir mucho.
Supuse que ella estaba en la habitación de su mamá o en la habitación de invitados durmiendo y no quise despertarla. Me dirigí al baño con cuidado y saqué una de las toallas del mueble, me apresuré en asearme para luego ordenar la pieza y marcharme de su casa. No quería darle más problemas de los que ya tenía, así que en silencio me encaminé hacia la puerta, no sin antes mirar unas cuantas veces hacia atrás, dudando entre ir a donde se encontrase y pedirle perdón por todo con la esperanza de que volviéramos a ser "algo". Pero sabía que eso no haría más que complicar las cosas, así que con el corazón hecho un puño salí de la casa.

Narra ____(T/N)

Me di varias vueltas en la cama antes de reincorporarme, la luz ya se filtraba en las ventanas y aquello me provocaba una molestia terrible así que me escondía y acurrucaba más entre las sábanas. Y me hubiera quedado así si dos pensamientos no pasarán como un rayo por mi mente.
«Debes ir a la escuela y Jimin está en tu cama»
Entonces me paré de golpe de la cama de mi mamá, que por alguna razón seguía invitándome a dormir por más tiempo, pero no me quedo más que ignorar mis deseos y debí levantarme.
A grandes tropezones logré llegar a mi habitación y nada, la cama estaba perfectamente tendida y ordenada. Revisé en el baño y encontré todo limpio, tal y como lo había dejado ayer, de no ser por el leve vapor que aún había en el aire, entonces comprendí que ya se había marchado. Me sentí desolada por unos instantes, sin saber cómo reaccionar exactamente, pero no me quedo más que palmear mi cara para volver en mi misma y lo que "debía" resultarme más importante en ese momento y era la escuela. Me di un baño rápido y me vestí, entonces con algo de miedo miré la hora en mi celular; 10:15 a.m.
Salí disparada de casa, corriendo a toda velocidad con temor a llegar a la escuela y encontrarme con el mismo profesor que me había castigado la primera vez por llegar tarde, pero no sólo por eso se debía mi pavor, sino que por cierta parte también era causado por Jimin ¿Qué haría él sin un centavo en la calle? No tenía casa ni trabajo, dudaba firmemente que alguien le diera trabajo con la arrogante actitud que poseía, claro eso si no se volvía un gigoló y aquella idea no me agradaba ni en lo más mínimo.