Desperté enredada entre las sabanas, y entre las piernas de Justin.
Mi cabeza dolía horrores debido a la cantidad elevada e innecesaria de alcohol que tome anoche, en la fiesta de cumpleaños de Sara. Pero, a pesar del dolor de cabeza, la noche solo me traía recuerdos buenos, porque realmente lo pase bien. Hacia tiempo que no iba a una fiesta, y esta había sido una buena fiesta. Excluyendo, sin lugar a duda, a la chica esa: Sí, Chantel.
Pasó gran parte del tiempo cerca de Lil Za, lo cual la dejaba cerca de Justin. Hablaron durante un buen rato y finalmente, cuando decidí marcharme a dormir, cerca de las cinco de la mañana, Justin me acompañó. Así que no supimos más de toda la gente.
Saqué de mi pequeña mochila un conjunto de ropa que había preparado para el día de hoy y me lo coloqué sobre el cuerpo: Una blusa de color crema, una falda corta de vuelo marrón, unas medias del mismo color, pero algo trasparentes y unas botas medianas con algo de tacón.
Deje a Justin durmiendo en la cama y pase a su baño. Allí lave mi cara y me hice una coleta alta.
Salí del baño y busqué mi bolso por la habitación.
Justin se removió en la cama, y se inclino levemente para mirarme. Su cara era tan jodidamente sexy: Ojos entrecerrados, labios húmedos y el pelo despeinado.
Dios mio.
-Rubia, ¿Te vas? –cuestiono-. Es sábado, quédate. –rogó.
Una vez encontré mi bolso me acerqué a la cama y hinqué mis rodillas en ella.
Me acerque a la cara de Justin y di un suave beso en su cuello, seguido de otro en su mandíbula, en su nariz y finalmente di un pequeño beso en sus labios. Él sonrió.
-Sí sigues así no pienso dejar que te vayas. -pasó su mano por mi cintura.
-Estaré aquí por la tarde o antes. Prometido. –dije.
-¿Donde vas? –preguntó, tirándome encima de la cama junto a él.
Me reí.
-Tengo que hacer unas compras y comprarle un regalo de cumpleaños a mi madre, para enviárselo por correo.
-Hm, ¿Y eso te llevará toda la mañana y parte de la tarde? –frunció el ceño.
-Hm, sí. –dudé por un segundo-. Bueno es que aparte he quedado con Carter por que me ha llamado para ir a comer y eso. –intente quitarle importancia, porque sabía que no le iba a hacer gracia.
Frunció el ceño y suspiro.
Mordió su labio inferior fuertemente.
-Justin...
-¿Qué? –dijo con una brusquedad indiferente.
-No sé, di algo.
-Algo. –rodé los ojos-. ¿Que quieres que diga? –cogió aire-. En fin, pásalo muy bien Melissa. Muy bien. –recalcó, con ironía.
Puse, mis codos sobre su pecho, y mi cara justo enfrente de la sula. Mis manos sujetaban mi rostro y le miraba fijamente con un gran puchero en mis labios. Él, básicamente me ignoraba.
-¿Me das un beso? –musité con voz de niña.
Sabía que estaba enfadado.
No contesto.
-Bien, te lo doy yo. –junte sus labios con los míos, pero ni siquiera los movió-. Soso. –le dije.
Me levante de encima de él, y acomodé bien mi falda. Cogí de nuevo mi bolso y me dirigí a la puerta.
