XI

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— Y-yo... Esto es demasiado difícil! — Yoosung suspiró, algo azorado. Seven se encontraba al otro lado de la línea, esperando a que el rubio cumpliese su promesa.

— Si te sirve de ayuda... Por qué no piensas que soy una chica? Quizás así te sea más fácil. — Seven rió suavemente, e inmediatamente comenzó a hablar con una voz mucho más aguda, la cuál intentaba sonar femenina. —Venga, Yoosung! Amorcito!

— Vale, vale, pero para con esa voz, es extraña y me da mal rollo. — Yoosung estaba teniendo bastantes dificultades al intentar sacar a Seven vestido de mujer de su cabeza, pero con lo que acababa de decir el pelirrojo esto se le hacía aún más difícil. De pronto, una gran idea se le cruzó por la cabeza. Claro, cómo no había pensado en ello antes? — Puedo usar otro nombre para referirme a ti?

— Como si quieres llamarme bote de ketchup.— El hacker meditó durante un par de segundos. — Ah, no, espera! Si me pones otro nombre no valdría!

— Entonces... No podría llamarte Lucy... Luciel, Luciel! No puedo llamarte Luciel? — El rubio se sonrojó al casi delatar sus intenciones de fingir que Seven seguía siendo Lucy, la amiga extrañamente alta de Zen y a la que le había otorgado su primer beso. Declararse a esa chica sería mucho más fácil que declararse a su mejor amigo, a pesar de que fuesen la misma persona. — Yo... Es decir... Te quiero, Luciel.

Seven se quedó en absoluto silencio. Que Yoosung le llamase por su nombre de bautismo se le hacía muy extraño, y oir aquellas dos sílabas con la voz del rubio le estaban dando demasiada risa. A pesar de la gracia que le hacía, no dijo nada, para dejar que su amigo continuase.

— Me enamoré de ti la primera vez que te vi, y desde entonces no he podido parar de pensar en tus ojos amarillos y tu amplia sonrisa cada vez que me tiraba helado encima. — Vale, esa última parte no había sonado demasiado romántica, pero era cierto. Bueno, cierto en el caso de que Seven fuese una chica, claro. A Yoosung siempre le habían gustado las mujeres, y nada podría cambiarlo, ni siquiera que su mejor amigo travestido fuese más atractivo que todas las chicas de la Universidad a la que iba. — Eres... Maravilloso.

Seven seguía sin decir nada, aunque ya no era por intentar no reírse, sino porque las palabras de Yoosung sonaban muy sinceras, aunque no pudiesen ser verdad. Las mejillas de Luciel estaban casi tan rojas como los mechones rizados de cabello que caían sobre su rostro. 

— Te quiero! Te quiero mucho, mucho, mucho! — Yoosung comenzó a gritar, como si estuviese intentando convencer al pelirrojo de lo que estaba diciendo. — Eres la persona a la que más quiero en este mundo!

— Yo también te quiero! — Seven chilló inconscientemente, y se cubrió la cara con las manos al darse cuenta de lo que acababa de hacer. — E-es decir... Sí, para añadir realismo al asunto... Sí? No?

El pelirrojo comenzó a murmurar cosas en lo que parecía ser alemán... O quizás era árabe? Ruso? Yoosung no tenía ni idea de qué idioma era, pero que su amigo dijese frases en otras lenguas cuando se ponía nervioso era algo usual. 

— Seven..? — El rubio preguntó con un hilo de voz. A lo mejor se había pasado con la cursilería... Sí, seguro que era eso. — Estás bien?

— Oh, sí, sí. Perfectamente. Sí, estoy muy bien. Mucho. Sí. — El muchacho de ojos dorados empezó a reírse de forma nerviosa, dando la sensación de que estaba bastante incómodo. — Y tú?

— Yo? Yo qué?

— Estás tú bien?

— Eh... Sí? Por qué me preguntas esto ahora, Seven? — Yoosung no entendía nada. 

— Por saberlo, simplemente. — El pelirrojo hizo una breve pausa, y procedió a cambiar, una vez más, de tema de conversación. —Por cierto, tu examen no es hoy, es mañana. Y es de matemáticas. Estaba en la página web oficial de SKY University.

— Qué? Eso podría haberlo mirado yo!! Tú ya sabías que estaba allí, verdad? 

— Quizás... — Seven se rió ruidosamente.

— Jo! Me has hecho hacer todo esto para nada! Te odio! — El muchacho de ojos violetas gritó, avergonzado. Había caído de nuevo en una de las bromas de Seven.

—No, Bizcochito, no me odias. Recuerda todo lo que acabas de decir. — Seven susurró con una voz extrañamente atractiva, y Yoosung notó como un escalofrío recorría su espalda al oírla. — Me quieres, tu mismo lo has dicho.

— No es justo! Sí, te quiero, pero eres muy cruel! Ahora voy a odiarte, vale? — Yoosung colgó el teléfono sin dejar que Seven respondiese a lo que acababa de decir. Estaba algo enfadado, aunque se le pasaría a la media hora, como siempre ocurría cuando el pelirrojo le gastaba bromas pesadas. La verdad es que no era fácil enfadarse con el hacker por mucho tiempo, a pesar de que a veces se pasase un poco metiéndose con la gente y riéndose de todo lo que hacían.

— Acaba... Acaba de decir que me quiere. Y ya no era parte de lo que le dije que hiciese, lo ha dicho él solo. — Seven susurró, aún con el móvil junto al rostro. Sus mejillas estaban más rojas que antes, y su respiración era agitada e irregular. — Seguro que no iba con "esa" intención, verdad? Es decir, Yoosung no es... No le gustan los chicos. No, no.

El pelirrojo se arrastró hacia su cama deshecha y llena de latas vacías de Doctor Pepper, y se dejó caer entre las sábanas mal colocadas mientras murmuraba.

— Joder, Luciel... Otra vez yendo a por chicos heterosexuales?

Shooting StarsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora