22. La emboscada

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—¡Apresúrate! —instó Leo con sobresalto.

Leo llevaba a Brígid de la mano, pues nunca habían visto tantas personas y edificios juntos como en aquel lugar, y temían perderse. Ciertamente, la calle estaba abarrotada aquella tarde. Los habitantes de Karián eran sumamente diligentes, e iban de aquí para allá cargando desde víveres hasta materiales de construcción. A Brígid se le hizo muy seria la actitud de las personas, quienes, haciendo una excepción en cuanto a los niños, vestían ropas descuidadas y de colores opacos, y apenas se inmutaban con la presencia del resto de transeúntes. Los edificios también le resultaban simplones y muy austeros, muchos contaban con numerosas plantas ornamentales y estaban pintados con oscuros colores, además tenían techos de teja o pizarra en su mayoría. Eso sí, la inmensidad de la ciudad no pasaba desapercibida, e incluso con aquel aspecto tan escueto resultaba imposible no maravillarse con la populosa urbe.

Brígid y Leo estaban anonadados con la cantidad de soldados que veían en las calles de Karián. En todas las esquinas encontraban pequeñas patrullas, esto los indignó, pues ahora resultaba obvio que la descarada desidia con la que el rey trataba a los pueblos de A'gilá no se debía a la escasez de unidades.

—¿Estás seguro de que se trata de ella? —preguntó Brígid, haciendo detenerse a Leo.

Por la mañana, ambos escucharon rumores acerca de una bruja que fue capturada por uno de los Inmortales: Iris Karianer. Pero eso no era todo, pues hace apenas unas horas se originaron pequeñas manifestaciones y disturbios en distintos puntos de la ciudad.

—¿Quién más podría ser? —Leo no esperaba una respuesta—. Escuché que la llevarán a juicio mañana por la mañana, debemos cerciorarnos de que sea ella.

—Pensé que no te agradaba —dijo Brígid con extrañeza.

—Ella nos salvó la vida. Si puedo ayudarla sin que esto implique una muerte segura, lo haré. Por eso quiero ver el lugar donde la tienen, algo se nos podría ocurrir.

Brígid se tornó pensativa.

<<¿Qué le habrá ocurrido a Seth?>>

Se dirigían al norte de la ciudad, una amplia región denominada Kastiar habitada por la aristocracia, y donde se encontraban importantes construcciones como la prisión de Ánamo, el palacio real y otros lugares destacados.

—Escuché que el norte de la ciudad es intransitable desde la mañana. Quizás sea peligroso, Leo —reclamó la joven bastante timorata.

—¿Qué te ocurre? Eso jamás fue un obstáculo para ti —bromeó Leo.

Brígid comprendió a qué se refería el muchacho. En Nido solía disfrutar cualquier situación arriesgada, sin embargo, desde que salió de su pequeño hogar se había percatado de que muchas de las contrariedades del viaje la habían superado. Ya no se sentía tan segura de sus capacidades.


A Seth aún le costaba mantener el ritmo de Mórrigan y Dadne, en especial debido a que Nilo daba poco más de sí. Las muchachas apenas hablaban, probablemente debido a lo acontecido con su padre; desde el punto de vista de Seth, lo sobrellevaban sorprendentemente bien.

El camino ya había dejado de constituirse simplemente de tierra, ahora las monturas hollaban una calzada empedrada rodeada por inmensas llanuras menos coloridas que las que había visto Seth desde que comenzó su viaje.

—Karián está más cerca del desierto en el centro del continente, por lo que la tierra es más seca —explicó Dadne cuando Seth le preguntó sobre el tema.

El Origen de un InmortalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora