III

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LOUIS

—Rod Stewart—dice Harry mientras Louis mira vacíamente el interior de su refrigerador, el teléfono sostenido entre su oreja y su hombro. Momentos antes estaba parado allí intentando recordar hace cuánto compró ese queso, y entonces Harry llamó y efectivamente incautó toda su atención.

—Rod Stewart—repite Harry—. Era totalmente Rod Stewart, no Barry Manilow.

Louis se apoya contra la puerta de la heladera, intentando eliminar la repentina sonrisa que se formó en su rostro. —Dios, eso fue como hace dos semanas, Harold.

—Sí, pero acabo de recordar de googlearlo—repone Harry. Louis casi puede verlo encogerse de hombros, la mueca de suficiencia en su boca, y Louis está agradecido de que no pueda ver su propia sonrisa, que sigue ampliándose.

—Bueno, espero que estés complacido—dice Louis. Saca un frasco de cerezas del estante y cierra la puerta con su cadera, abriendo la tapa mientras se apoya contra la mesada de la cocina.

—Lo estoy—dice Harry. Luego baja la voz y la vuelve rasposa contra la línea. —If you want my booody, and you think i'm seeeexy, come on sugar let me know.

Louis cierra los ojos pero no se pierde ni un detalle. —¿Así que llamaste para darme una serenata de los suaves, seductores sonidos de No Barry Manilow?

—Básicamente, sí—dice Harry—. Y hay muchas canciones de No Barry Manilow, así que acomódate. Va a ser un largo show.

Louis deja el frasco sobre la mesada y se inclina contra ella. —¿En serio?—Duchess se sube a la mesada y Louis la acaricia distraídamente.

—Mhmm—dice Harry.

Louis no puede evitarlo. —¿Así que me mantendrás despierto toda la noche?—ronronea. Escucha una inspiración brusca de aire, que podría ser el comienzo de una risa, pero antes de poder saberlo, Duchess estira una pata y tira el frasco al piso.

Golpea el piso con un estallido y se rompe en una mezcla de vidrio, cerezas y jarabe que comienza a esparcirse alarmantemente rápido. —Mierda, mierda, mierda—Louis dice, saltando por la cocina en búsqueda de un trapo detrás de la pileta. Duchess solo lo mira, su cola moviéndose furiosamente.

—¿Lou?—La pequeña voz de Harry le recuerda que aún tiene el teléfono entre su oreja y su oído. —¿Estás bien? ¿Qué pasó?

Dios, ¿debería primero absorber el jarabe con el trapo o barrer el vidrio? —¡Jesús! Haz, tengo que cortar, mi gata acaba de tirar un frasco y hay mierda por todos lados.

—¿Tienes zapatos puestos?

—No. —¿Necesita un trapeador para esto? ¿Tiene un trapeador siquiera?

—¿Estás al menos usando medias?—pregunta Harry.

Louis hace una cara, mitad al pegajoso líquido en su piso, mitad a la pregunta. —¿Cuándo me viste usar medias?

Harry suspira del otro lado del teléfono. —¿Ves? ¡Por esto deberías usarlas!

—¿En serio? ¿Esto es por qué?—Se detiene un momento, la cabeza metida en el gabinete bajo la pileta de lavar, buscando una esponja. —¿Este tipo de cosas te pasan seguido?

—Solo ten cuidado—dice Harry, riendo ligeramente.

Saca una esponja y unos guantes de goma del gabinete. —Hazza, si me las arreglo para ser seriamente lastimado por un frasco roto esta noche, me mereceré lo que me pase. —Se pone los guantes de goma y comienza a levantar los pedazos más grandes de vidrio y tirarlos a la basura. —Pero podría lastimarme en serio si algo me distrae, así que tengo que irme.

These Inconvenient Fireworks [Traducción]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora