También me gusta un chico.

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Tal vez, alguno de ustedes se sintió avergonzado o mal al decir que alguien le gustaba, sí, yo también soy cercana a ese sentimiento, obviamente nunca confesé mis sentimientos por falta de seguridad en mi misma y porque no estaba dispuesta a recibir un "no" indirecto por respuesta, así que sólo aguanté y me pacté a mi misma dejar de comer como gata en celo, pero de nuevo las papas fritas o los nachos con queso me derribaron y me sentaron frente a la tv.

Eso suele suceder, suele suceder que tu dices "el próximo lunes salgo a trotar" pero ese lunes no llega y lo único que haces es ganar y ganar, claro ganar más peso y perder más libertad y esa será la que nos haga falta en un futuro, supongo, eso aún no lo sé.

Para los que me preguntan, tal vez ninguno pero les respondo, lastimosamente me sigue gustando el mismo chico que me gustó cuando estaba en grado noveno y si por casualidad preguntan, no, no salimos, nunca lo hicimos porque no le gustan las chicas como yo, triste pero real y hay veces lo que necesitamos es que una amiga te agarre de los pezones y te despierte, te saque de ese lugar y te acompañe mientras vuelves a nacer, un poco más vieja, con bello púbico y con tu corazón ultrajado, pero vuelves a nacer, no por los demás, si no por ti.

Porque a medida que creces todo se torna más complicado, las prendas de vestir vienen hasta talla 8 y tu eres talla 22, las sandalias vienen angostas y tu pie es bastante ancho y para comprar ropa con la que te sientas cómoda, necesitas, tal vez dos o tres veces más dinero que si fueses unas 10 tallas menos, créeme, te habla alguien que fue obesa por 9 años de su vida. 


Venciendo la obesidad.Where stories live. Discover now