Decimoquinto.

812 41 15
                                    

"No hay nada que puedas decir que pudiese asustarme. Yo también tengo una historia y nunca es demasiado tarde para compartir un secreto. Te corresponderé, cariño, te tengo. Así que sufre conmigo, yo sufriré contigo. Cariño, sabes que podemos sufrir juntos." -We Can Hurt Together, Sia.

Es muy entrada la noche luego del partido, y la última que podrán dormir en el hotel. Louis no sabe exactamente por qué, o qué es lo que hace Harry para que decida privarse de la fiesta del equipo en el club del centro, pero ellos deciden quedarse encerrados en el cuarto.

Harry es solo un montón de espuma sobre su cabello corto, resbalándose por sus hombros y está masajeando sus pies del otro lado de la bañera, su talón presionando sobre el traje de baño que lleva lo que, en cierto punto, es ridículo porque ya se han bañado desnudos. Tiene sus ojos aleteando de sueño, pero están brillantes como fuegos artificiales y sus pestañas están rizadas hacia el cielo cuando lo mira con una sonrisa.

Clifford está recostado en la puerta, dormido desde que llegaron y Harry no ha preguntado por el pato de hule que tiene entre sus patas ni cómo Cliff solo había correteado alrededor de sus pies cuando Louis le había levantado el juguete sobre su cabeza, solo para probar el punto de que su perro estaba enamorado de un pato de plástico.

Harry solo se había encogido de hombros, en realidad, y Louis estaba enamorado de él.

Él, por otra parte, siente todos sus músculos adoloridos y está demasiado dormido como para moverse más de lo que Harry lo obliga a hacer cuando le hace masajes. Tiene sus ojos cerrados sobre el mármol de la bañera y, en realidad, su cabeza está en un ángulo casi doloroso, pero él se mantiene muy quieto porque Harry se ve precioso desde el borde del agua.

Han ignorado veinte minutos de golpes y gritos repetitivos desde la puerta, obligándolos a ir de fiesta, hasta que ellos creen que solo se han ido lejos. El hotel parecía casi fantasmal, sin ellos, y eso que ni siquiera habían salido del cuarto.

—Estás quedándote dormido. —dice Harry, y Louis suelta un gruñido del fondo de su garganta cuando siente sus dedos detenerse en su tobillo.

Las manos de Harry eran algo así como gloriosas, estelares, mágicas y sus masajes eran lo mejor del mundo. Louis quiere patrocinarlo como su masajista profesional solo porque puede, porque tiene sueño y porque todavía puede que esté soñando.

—No lo estoy haciendo. —susurra, su boca pastosa y somnolienta, aleteando sus ojos hacia la sonrisa perezosa que le larga Harry. Está acariciando el borde de su pie ahora, y las cosquillas hace que se mueva bruscamente, el agua de la bañera cayendo sobre el suelo pulido de mármol con un sonido hueco.

—Mhm. —tararea Harry, elevando un poco sus dedos para masajear sus pantorrillas. Louis se desintegra en el agua como si fuera una pompa de jabón y lanza un suspiro, cerrando sus ojos hacia atrás ante sus músculos acalambrados. Amaba jugar, pero odiaba todo lo que tenga que ver con el dolor físico, y Harry calmándolo era como estar tocando el cielo con la punta de sus dedos. —Hay algo que tengo girando en mi cabeza hace un tiempo.

Louis está muy relajado para alterarse, por lo que se centra en los masajes y en todo lo que Harry es y no tiene planes para enloquecer pronto. Él está bien.

—Suéltalo.

— ¿Cómo nos conocimos? —suelta, bajito, y no es como todas esas veces donde ellos solo soltaban preguntas de recuerdos. Ahora es más suave, y más privado, y las palabras desbordan un cariño que Louis quiere tomar en sus manos para cubrirse con él o guardarlo en alguna parte. Quiere proteger el cariño que Harry tiene en él para siempre.

Walking in the Wind.Where stories live. Discover now