Capítulo dos: Fuera de base.

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Pasó exactamente unas cuatro semanas desde que Yoongi se queda conmigo en mi apartamento y la verdad pareciese como si nos hubiéramos conocido desde antes. Fue algo de un chasquido, una conexión inmediata. Yo me moría por él y quería, no, deseaba que él también lo hiciera por mí.


Hoy era de nuevo un día lunes y eran apenas las cuatro de la tarde, extrañamente no sentía ni un poquitín de sueño luego del trabajo. Aunque hoy no hubiese sido mucho, claro, exceptuando que tuve un pequeñísimo percance con una engrapadora del demonio que no me dejaba hacer mi jodido trabajo. En fin, un día como cualquiera.


A no ser que tuviera a mi sexy inquilino predestinado como mi pareja paseándose por la casa sin una camiseta que le cubriera el torso. Ya de ésas confiancitas nos habíamos agarrados y la verdad no me molestaba para nada.


Ni un poco.


Y no sabía nada de él pero mi boca no se quería quedar ni un segundo más cerrada.

Sabía su edad, sabía su nombre y sabía de dónde provenía, pero de ahí a una información un poquillo más «crucial» nada de nada. Me encontraba más seco que África. Y eso ya era mucho decir.


Yo estaba en el sillón, respondiendo los mensajes de un pedido de Recursos Humanos cuando pesqué a Yoongi sentándose junto a mí. Claro, traía puesta una franela ésta vez y el color negro le sentaba de maravilla.


Mi teléfono pasó a segundo plano y yo también desde que el presentador de un programa de hip hop libre en el que Eminen era uno de los jueces, anunció que dicho sujeto daría una pequeña entrevista como una pequeña intervención al programa. El azabache a mi lado nos despegaba sus ojos de la pantalla y no me gustaba sentirme para nada ignorado.


En su regazo había un bol de vidrio repleto de cotufas acaramelas y la boca se me hizo agua.


—Yoongi, ¿me das palomitas? —pregunto empleando una voz inocente pero él sigue pasando de mí—. Estúpido alfa —gruño por lo bajo y me paro de mi asiento para irme a mi habitación y no salir hasta que dan las diez de la noche.


Mis ojos se abren de golpe y con molestia veo la hora en mi teléfono, exhalo aire bruscamente en un resoplido. No pudiendo conciliar ni un poco el sueño, salgo de mi cuarto hacia la cocina para hacer leche y calentarla cuando al pasar el interruptor de la luz, la figura alta -más que yo- y relajada de Yoongi apoyada en la encimera me hace dar un sobresalto de muerte.


—¡¿Estás demente?! —le grito exaltado y acelerado. Él se ríe en mi cara y yo no puedo evitar pensar que su risa, pese que a se está burlando de mí, se me parece muy sensual— No vuelvas a hacer eso jamás en la vida, por Dios —contrario a mis palabras enojadas, las comisuras de mis labios se se echan hacia atrás y se elevan en una sonrisa que trato inútilmente de amortiguar.


—Por eso me encantas, tus expresiones son muy graciosas. Siento que esto de vivir temporalemente contigo se va a volver una aventura si sigues haciendo esas caras.

—¿Debería pretender que eso es...? —alzo una ceja en su dirección.

—Un cumplido —dice así nomás.

Yo muevo mi cabeza de arriba hacia abajo ligeramente, asintiendo ante ello y voy a por el gabinete del medio para sacar la bolsa de leche y destaparla como a una bolsa de frituras.

—¿No puedes dormir? —me pregunta luego de unos segundos en tono de conversación.

—No, nada de nada. Me beberé un gran vaso de leche caliente, ¿también quieres uno?

—Sí, me gustaría tomar un poco, mientras más tibia mejor.


Y, oh, Dios, yo no puedo evitar ser un malpensado de lo peor al imaginarme una escena sumamente sucia con él, mi polla, su boca y la supuesta leche tibia. Pongo una cara de horror ante el hilo de mis pensamientos y para desviarme a mí mismo de esa maleficiosa mentalidad, aclaro mi garganta y me pongo en marcha. ¡A batir!


—¿De dónde eres, Jimin? —inquiere de la nada pero a mí no me molesta. Para hablar de mí soy todo un fácil.

—Soy de Vernon.

—Oh, ¿y tus padres sigue viviendo allá?

—Síp —respondí poniendo la hoya con leche a calentar—. No salen de ahí ni porque les diga que quedé embarazado.



—Creo que si los hombres pudieran quedar embarazados, créeme que mis padres me hubiesen matado a golpes el día que me cacharon haci... —lo miré paralizado, sintiendo algo apretarse en mi pecho. Yo tenía claro que antes de mí y de toparnos, Yoongi posiblemente haya tenido otras parejas y... probablemente haya tenido sexo con ellas, pero me mosqueaba un poco ese asunto y el que él fuera misterioso respecto a ello— Ejem —carraspeó cruzando sus brazos a la altura de su pecho. Como si su cuerpo me incitara a verlo, mis ojos se clavaron en los bíceps que dejaba ver su camisa de manga corta, el cómo se marcaban. Uff, de repente me entraba el calor con las vistas. Y aún no venía mi celo, aunque claro, estaba más que obvio que lo iba a pasar con el bombazo que me tocó como alfa —¿Y qué haces para pasar el tiempo fuera del departamento?


Solamente mío.

Volviendo al tema, no estaba demás decir que su cambio de tema me desconcertó, y sin embargo, no hice ni el amago de mencionarlo.



Pues nada, Jimin, no vayas de metiche a abrir la boca.


—Antes me gustaba cuidar las plantas en un invernadero que había aquí en Holchester, pero lo bueno no dura mucho y lo transfirieron a otra parte, en su lugar construyeron una casa cerca de ahí, justo al frente del lago. Doy gracias a que después de eso pude conseguir trabajo en una empresa de servicios especiales aeronáuticos. Y aunque algunos clientes son una mierda, me gusta trabajar allí y soy bueno en todo lo que hago.



—Eso suena excelente, quisiera probar algún día todo lo bueno que puedes hacer.

Con mis manos, con mi boca, con mi trasero, grr.

Solté una risa nerviosa y me giré hacia la cocina para ver la leche hirviendo y apagarla.

Con la voz un poco temblorosa, le pregunté:

—¿Con azúcar o sin azúcar?

—Con azúcar.

Caracoles, vivir con él me tenía un poco fuera de base.



***

*Vernon; es una ciudad de Canadá que queda en la región centro sur de La Columbia Británica (una de las tres entidades federales de dicho país)*


LOVERWOLF [YOONMIN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora