~Capitulo 5~ Inanición

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Corrió por las calles buscando a su hermanito. Quería averiguar que le pasaba y descubrir si él tenía algo que ver con la dichosa chica de las cartas.

Porque nadie lo evitaría si no tuviera algo que esconder.

Las calles estaban muy transitadas, a esta hora a gente ya estaría yendo devuelta a su casa.

El calor del verano le rozaba el rostro, el aroma de la comida casera recién preparada le hacía sentir una sensación de vacío, hambre tal vez, ignoró esto último al pensar que, si él tenía hambre, su hermanito estaría muriendo de inanición.

¿Por qué? Porque ni siquiera se había presentado a almorzar en la azotea con el resto de sus hermanos como hacia siempre.

¿Eso acaso no era una señal de que lo estaba evitando? Aunque no específicamente a él, puede que se lo haga a cualquiera de los chicos.

Pero... ¿Cómo sabía que todo esto se refería a su persona?

Sencillo, hace un mes, más o menos, había ocurrido lo mismo. El cuarto Matsuno comenzó a dejar de frecuentar los lugares por donde sabía debía estar Karamatsu. Llegaba muy tarde en la noche cuando todos dormían y se iba muy temprano en la mañana sin dirigirle la palabra a nadie. ¿El motivo? Nunca lo supo.

Metió sus manos en los bolsillos de su saco, ya empezaba a anochecer y aún no lo había encontrado. No quería rendirse, pero el rugir de su estómago les ganaba a sus esfuerzos.

Se dirigió a su casa pensando en eso.

De lo frustrado que se estaba pateó una lata que se interpuso en su camino mandándola a un callejón de por ahí, escuchó una queja en un tono de voz que se le hizo conocido.

Y ahí estaba el chico en el cual pensaba sobándose la cabeza de seguro por haber recibido el golpe.

Se aclaró la garganta llamando así su atención.

Por un momento sus miradas se conectaron, Ichimatsu se mostró sorprendido. ¿Y Karamatsu? Él sólo pasó a observar los mininos que se restregaban en las piernas de su hermanito pidiendo algo de atención de su parte.

No dijo nada y se sentó a su lado.

El menor se notaba incomodo con la situación, no hablaban, simplemente estaban sentados a escasos centímetros el uno del otro. Karamatsu parecía más entretenido jugando con los gatos que con su presencia.

—Por favor... No me evites— en su tono de voz podía sentirse un eje de molestia, no quería sonar así, pero este jueguito ya le estaba cansando— Sí algo te molesta, dímelo. Aunque no es necesario si no quieres—

—Todavía no es tiempo de que te enteres—dirigió su vista a sus tan preciados animales, le gustaba que estos apreciaran a Karamatsu.

—Está bien—susurró, si él no quería decirle no importaba. Después de todo ya tenía un indicio.

Él estaba involucrado con la chica.

—Vamos a casa— pidió el azul ofreciéndole su mano, la noche ya estaba cayendo y no quería que alguno de los dos se enfermara. El menor asintió y, aceptando su oferta, se levantó con su ayuda.

Emprendieron un silencioso camino a casa. Ya que no tenían nada de qué hablar.

Mientras tanto estaban fervientemente intentando callar esa inanición que sus cuerpos demostraban.

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¿Saben? El internet no es mi amigo ahora mismo.

Solo dejaré el capítulo aquí y me iré (No vaya a ser que se vuelva a poner bipolar)

Sayonara babys

Cartas a Karamatsu [KaraIchi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora